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“El baile de las locas”, de Copi, apuesta a un sistema de clasificaciones que atraviesan la cuestión del sujeto múltiple desde la perspectiva sexual. Dando parte a un despliegue de travestismo y hasta de un nuevo lenguaje que se pone en juego dentro de la novela (al final del relato el autor agrega un diccionario sucinto para el lector no entendido, donde incorpora términos conformes a la jerga del ambiente que frecuenta el narrador-personaje, que es el mismo escritor). Copi parte de lo homosexual como dado, a través de la injuria: todos los homosexuales son “locas”, allí donde la injuria es lo “PRE-existente”. A través de la escritura instala un sistema de subjetividades basadas en categorías de la sexualidad. También impone a la subjetividad homosexual un carácter inferior, un estatuto de persona negado por la representación dominante. Dice:
“uno se harta de estar todo el día oyendo indirectas, en la calle, en los lugares públicos”
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Natalia Tangona
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Marea de gente. Marea de libros. Al navegar el mar de la literatura under encallé en peñascos habitados por producciones que nos dan un pantallazo de la diversidad que nutre a la Feria del Libro Independiente. Aquí, en unas pocas líneas, el rescate de algunas voces, con toda la intención de salpicarlos desde la rompiente bulliciosa del arte alternativo.

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/jugando con la estética poética prevertiana/

Un tren en la vía
un vagón vacío
un asiento sucio
una ventana abierta
un viento templado
un paisaje que se pierde
un árbol que se va
una hoja que cae
una hormiga que trabaja
un pie asesino
una nena corriendo
una plaza con juegos
un nene que tropieza
un grito de dolor
una madre que corre
una mano que acaricia
un beso que calma
un caserón antiguo
una vieja solitaria
una lágrima fría
una sonrisa piadosa
un recuerdo lejano
un tren en la vía.
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Cuando Otra vez aburrimiento, la película por la mitad y el final ya sabido.
La leche olvidada afuera de la heladera. De nuevo la leche se corta.
Cuando apatía hacía los objetos
y la tele encendida, anclado el fuego de la soledad en el pecho,
Salí a la calle. La calle es encuentro,
un lugar menos hostil.
Aunque el noticiero diga al revés.
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“Yo no quiero ninguna máscara, ningún simulacro. Vivo al borde de mi fragilidad…”
Mariano Quiroga; Vida, calles, hospital. Ed Milena Caserola y El Asunto, 2009.

Vida, Calles, Hospital es el nuevo libro de Mariano Quiroga. Hace una semana Mariano presentó su libro en el Centro cultural Pachamama (“El pacha” para los amigos). Del evento participaron Ioshua, Klaudia con K, Sebastián Kirzner, Mónica Torres, Ezequiel Romero, Crau Hertt y la música, que tampoco faltó, estuvo a cargo de “Suaves dedos finos”.
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¿A alguien puede realmente interesarle lo que piense este viejo indecente? Yo tengo mis serias dudas al respecto, pero de todos modos aquí ofrecemos esta larga e interesante entrevista a Hank realizada por Fernanda Pivano (muy recomendable también la introducción).




muestra gratis:

Bukowski: Bueno, dejemos a Hemingway. Estilo... Probablemente quería decir estilo de escribir, estilo de vivir, se haga lo que se haga.
Pivano: Probablemente estilo de vivir, porque habla­bas de ello en relación con la verdad.
Bukowski: Bueno, la verdad tiene su manera de cam­biar cada día, cada segundo. Permanecemos pegados al estilo propio y la verdad cambia a nuestro alrededor. Si tienes estilo tienes tu método, que sigue mientras todas las cosas cambian. ¿Me sigues?
Pivano: Sí.
Bukowski: Y eso es todo. Es muy sencillo.
Pivano: Pero ¿y el estilo de vida? ¿También cambia?
Bukowski: El mío no cambia gran cosa. Me limito a beber cosas diferentes.
Pivano: Pero uno debe pensar en el Estilo de Vida. ¿Tú identificas tu estilo de vida con el beber?
Bukowski: Oh, sí, forma parte de él.
Pivano: ¿Así que bebes por decisión propia?
Bukowski: En su mayor parte.
Pivano: Como elección de un modo de vida.
Bukowski: Bueno, cago por decisión propia.
Pivano: Pero no puedes prescindir de cagar mientras puedes prescindir de...
Bukowski: Tampoco puedo prescindir de beber. Mo­riría si dejara de hacer alguna de las dos cosas, ¿sabes? De una manera u otra moriría. ¿Bebo cuando escribo o escribo cuando bebo? ¿Entiendes?
Pivano: Sí.
Bukowski: Y escribir es el noventa por ciento de mi mismo. El otro diez por ciento es esperar a escribir. ¿Entendido?
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Comienzo a escuchar los gemidos. Van en aumento.

* * *

Todavía recostado en mi cama intentando descansar, intentando dormir para mañana; sin conseguirlo de ningún modo, es casi imposible. A falta de sueño agudizo mis sentidos; las ropas comienzan a molestarme, me raspan, me molestan y casi pensaría que me está lastimando.Pruebo sacarme los pantalones, tal vez dormir en ropa interior me alivie. Intento de nuevo, pero no consigo conciliar el sueño. Cambio de posición y pruebo boca abajo, pero la cena de esa noche me da vueltas en el estomago porque no había conseguido hacer la digestión antes de acostarme. Vuelvo a probar de costado, pero ahora con la cabeza debajo de la almohada. Cruzo las piernas. Pero todo parece inútil para conseguir dormir solo unas horas.
La vigilia parece empeñada en seguir reteniéndome y ya no se como resistirme.
Mis sentidos están más sensibles. Y ahora es cuando comienzo a escuchar los gemidos que vienen de la otra habitación. Van en aumento. Parecen una respiración dual que va en continuo uno con el otro; pero en un momento adecuado comienzan a disminuir. Mi morbosidad se empeña por agudizar mas y mas los oídos para poder retener el sonido, los gemidos van el un aumento prolongado y luego, en un momento adecuado; disminuyen al unísono y vuelven a comenzar con mayor intensidad. Los latidos de mi corazón crecen sin ninguna razón; la presión arterial aumento y por ende me acaloro. Al principio creí que era un viento amplio que venia de afuera, pero mi conciencia racional no permitió que me siguiera mintiendo. Venían de la otra habitación sin ninguna duda.
Ahora no solo eran los gemidos, sino el golpe del respaldo contra la pared tan bien pintada y delicada, tal cual la recuerdo en ese momento. Escucho el golpe, los gemidos, el descenso y el aumento nuevamente con mayor pasión morbosa. No paro de escuchar y de imaginar lo inmundo que es ese amor. Esa pasión asquerosa. Y yo ahí, recostado, intentando dormir. Yo también lo había hecho, pero no así. No de ese modo tan inmundo; no de ese modo que termina pareciendo de película.
Arriba, abajo, de costado, en cuatro. Mi imaginación más que morbosa no para de acaudalar esos sonidos para reproducirlos a mi cuidado. Yo no quisiera oírlos, pero están ahí, se escuchan. No tengo modo de evitarlo, salvo que salga corriendo y gritando para que cesen. Pero de ese modo se darían cuenta de que sabia lo que estaba pasando y esa no era la intención. Hasta pensé en levantarme a vomitar y así tratar de despistarlos, pero no me anime. Sigo declinando mis oídos para que se vuelvan más sensibles y puedan penetrarse mejor los sonidos.
La transpiración la siento en mi cuerpo; no la mía, la de ellos. Soy yo el que se siente sucio por ellos. El sudor de los dos pegándose a los cuerpos y siendo yo el tercero quien recibe la mugre y el residuo por los oídos que contaminan todo mi cuerpo hasta llegar a mi cabeza. Además de los gemidos y del ruido ahora se suma el crujir de la cama por el cambio de posición. Entonces son los gemidos, el golpe del respaldo contra la pared y aquel ultimo elemento nuevo; todos juntos. Y yo, recibiendo la suciedad de esos cuerpos. El éxtasis de ellos parece infinito. En ese momento no recordé que alguna vez a mi me haya durado tanto. Lo había hecho, si, pero no así. Me había cuidado de que nadie me escuchara.
Yo ahí, tendido en esa cama, intentando dormir y recibiendo esos sonidos de lo que mas puede parecerse al placer; es absurdo que este ahí pero tenia que estar por lo menos por esa noche y lograr dormir algunas horas.

* * *

El orgasmo parece haber golpeado esos cuerpos para dar final a tan terrible estallido. Pero mi cuerpo término siendo el depósito de todo ese sudor salado, mezclado con los fluidos de ambos cuerpos; que ahora se dan vuelta para seguir cada uno con su basura.
Por fin me levanto a vomitar toda esa roña que se había acumulado dentro de mi cuerpo. Pero los sonidos ya habían terminado.
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Esta noche, Los indies y muchos más los esperamos en lo de "Tito y su ciclomotor"




SAB 22/08, 22HS.GRATIS! en Avellada 2177



IOSHUA

JUAN XIET

LUVI TORRESLOS

TRILLADOS

ESCRITURAS INDIE

IVÁN ENQUIN

PATRICIO MIGUEL FEDERICO


Llega, de la mano de los creadores de ciclos como “el dulce de leche es un gran postre si se lo sabe combinar” o “pasame un fernet, Cacho” una nueva entrega de calidad en ciclos…Haciendo willi (quiroga) de la mano de zanella, el ciclo motor de Tito arremete contra el haburrisiónamiento y en ésta, su primera edición; nos da elementos poéticos para ser felices, música para bailar y teatro para reir a carcajadas….No, no vamos a adelantarte quiénes son los que estarán sobre las tablas, preferimos que te sumerjas en el misterio, que te dejes llevar de la mano compañera del capitán de fragata Tito Azúcar hacia la plena libertad de lo desconocido, y que sigas su lema de campaña: “ven a vivir esta fragilidad peligrosa de corromperse”; famosa frase del Dr. Tito Azúcar, con la que desafió a duelo a un vendedor de choripanes que no quiso darle una dosis extra de salsa criolla. “Ven, ven, y te corromperé la cara” agregó. Mas, en este ciclo, apreciamos la no violencia y la confraternidad que caracterizaron a Tito al salir de su adicción a la salsa criolla.Nos veremos, entonces, este sábado, a las 10pm, en Avellaneda 2177. La van a pasar tan bomba como cuando Tito bailaba merengue en los cuarteles de invierno del ejército rojo.
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En el manto de un camastro plano…
Me levanto del día con la agonía de un vampiro.
Suspendido de sueños en los sueños del despertar.
Con el hambre derrotado por las ganas de comer.
El despeinado de lo que ignore un espejo.
La rabia de correr siempre atrás.
El agujero que no quiere ser tumba, y una pala que tiene miedo de cavar.
El idioma de las miradas.
Escribir para que el olvido pase tu escoba sobre mí.
Soplar para todos los que vean el horizonte.
Llevar la pluma que suelta el ave.
Esconderme en el agujero que se negaba a ser tumba… y no escribir jamás.
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¡La FLIA explotó: dos días, 300 puestos y más de 10 mil personas!



Entre amigos, charlas, libros y más, el mapa Independiente se pobló de buenas energías y gente con una necesidad en común: difundir arte accesible para todo el mundo.

Con la consigna: “por la recuperación del espacio púbico”, la FLIA cumplió su cometido: más de 300 puestos coparon desde la mañana el tercer piso del Impa. Escritores, editoriales independientes, realizadores de fanzines y revistas, fotógrafos, pintores, músicos y distintos colectivos culturales mostraron su material.
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Foto: Sonia Basch

Afuera the sun it´s up, the sky is blue y los espacios son púbicos.

Nos acercamos a la ventanita que mira fuera de nuestros egos, del otro lado encontramos a varios personajes saltando y levantado las manos entre la multitud de la calle. Por lo que dejan ver, tienen algo que decir o mostrar. Veo sonreír a algunos, a otros una lagrimita les recorre la cara. Igual, voy a salir. ¿Salimos?
Entonces me acerco, salto la ventana y del otro lado está él: Sebastián Bruzzese, escritor, editor y diseñador de la editorial independiente “En el aura del sauce”; salta contento cerca de la ventana de un lado a otro, le tuve que decir que pare un poco porque me marean sus líneas tiritando en la vereda.

Nos encontramos la mañana del 16 de julio, desayunamos y parloteamos en su casa. Luego nos adentramos en esta entrevista más que interesante, ya no hablo de “parloteo”, sino de una charla seria entre colegas y amigos.
Vamos a construir con el testimonio de Sebastián, y mis intervenciones, un bosquejo o primera aproximación a la movida del arte y las editoriales independientes… Acerquémonos de a poco, queridos indios, que hay mucho para conocer de este fenómeno Independiente que se las trae.

-Contanos, ¿cómo es el laburo de las editoriales independientes?
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En el último momento que compartieron, él miraba Rocky por la televisión. Desde ese entonces creo que piensan que Stallone es una buena persona.
Cuántas cosas pueden suceder en lo que dura el sueño de un bebé. Y cuántas cosas deseaba ella que no sucedieran: no pegaba un ojo hasta oírlo llegar, cada fin de semana. El 14 de mayo de 1988 se acabaron los fines de semana. Los cumpleaños. Los días del padre y de la madre. Las navidades. Los años nuevos. El tiempo. Sólo quedaron los 14 de mayo.

“Disculpen, nos equivocamos, su hijo está muerto.”

El resultado de tantas mudanzas anteriores fue topárselo en cada rincón de La Matanza, así que huyeron al pueblo de los recuerdos infantiles. Años después, allí fui a vivir yo que también me había fugado de La Matanza. Así volvieron las fechas. En ella, esa alegría matutina de eterna madre primeriza al enviarme a la escuela primaria en la que él se educó.
En las reuniones, al finalizar el despliegue de memorias que acompaña a los cafés de sobremesa, descolgaban el cuadro de la pared y lo presentaban a las visitas.

“En la última foto que se sacó tenía bigote, pero cuando se afeitaba parecía un bebé.”

Ante su ausencia, la estimación hacia mí se incrementaba junto con el peso de la responsabilidad que eso conlleva. Temía herirlos. Imposible no hacerlo cuando me impedían despertar a mitad de la noche, pese a mi esmero en echar la niñez a pedradas. Sobre todo él, a quien sólo entendí cuando vislumbré porqué, siendo una nena, me llamaba con afecto “abuelo” o “papito”. Por un lado, su conciencia de ser mi palabra favorita tras el 14 de mayo. Por el otro, el hallar en mí los recuerdos de papá que no dolían (de allí lo paradójico de las tardes de películas de Stallone) Hoy en día me hace feliz que continúe llamándome de las dos formas.

“Si él volviera, preguntaría: ¿dónde está la bebita que yo dejé?”

Es bueno que ellos aún vean a la chiquita, porque yo no la conozco. Y no es negación, tan sólo no encuentro el puente. Mientras ellos la observen sabré que no se ha ido, que tengo posibilidad de hallarla. Así, aunque papá no vuelva, podré decirle dónde está.
Perdón viejo, se me pasó el 14 de mayo. El año que viene tendremos más en común. Espero anunciarte, aliviada, que no perdí lo único que dejaste.
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[torrente cesado
relajo de la descarga]
medio muertos
revividos
aún sellados
aplastados
sostenidos
dormitados, en silencio

respiramos

agitados, en descenso
refugiados
consagrados
no arrancados
asesinados
recién nacidos
[pasividad tras la cúspide
fuente hidratada]

a esos momentos del nosotros
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Después de todo, miré donde no quería. En vano, quizás.
En vos, lo vivenciado allí estaba percudido. Eran libros viejos.
Supongo que te dirás errante por llegar inútilmente temprano a ese lugar no destinado a ningún momento.
Un pequeño momento, para decir.
Un oportuno momento, donde jugarlo todo tuviera sentido, sin importar los resultados.
Supongo que te habrás dicho errante, pasado el efecto del alcohol, al no haber contenido aquello atrofiado por una posibilidad truncada.
Estúpido no. Poeta arriesgado.
Reivindicado en tu impronta, ya nada te arrepiente.
Releo, releo, y por fin… miro, donde querías.
Ahora te miro.
De tus percudidos pensamientos, mis páginas con olor a nuevo.
Comprensible el tiempo de las escrituras.
Burlón el tiempo nuestro.
Sospecho con temor, que quien ha errado, en realidad, fui yo.
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Subí al andén. Hacia mucho calor y Salí de trabajar, manchado de helado de chocolate y dulce de leche. Además de eso tenia hambre, pero no quería lamerme las manos manchadas de rico helado entre tantas personas porque me daba vergüenza. No quería que nadie me viera chupándome los diez dedos de las manos manchados. Mejor esperar a llegar al baño de la facultad.
Mientras esperaba el tren varias gotas de sudor recorrían mi rostro, pensaba en como seria el día en el que pudiera decidir verdaderamente suicidarme ¿Seria rápido? ¿El impacto del transporte acabaría con la vida de mierda que llevo? Lo que frenaba mi suicidio era el temor a que el ser no terminara ahí, si no, que encima continuara la otra vida.

* * *

Una mujer se acerca al andén con su hija. La pequeña parecía asustada por tener que subir al monstruoso transporte público. El tren llega ¿Por qué no ahorrarle a la criatura tanto temor? Me parece que es mejor tirarla a las ruedas del andén; que sea directo y así le ahorrarían tanta angustia existencial, que de por si dura años. O para toda la vida. Que desgracias interminable e insufrible. Es lo que estaba pensando mientras observaba. De verdad, nadie se imagina los inconvenientes que le ahorrarían a la pobrecita.
En esas cosas pensaba; esas eran mis fabulaciones de viaje. Parece que hoy es sobre el tren y la mujer. Ahora, la mujer es completamente perversa y encuentra su goce máximo denigrando tetricamente a su hija. Golpea a la pobre porque le pide un helado. Y pensar que yo tengo mis manos manchadas de helado de chocolate y dulce de leche. Que felicidad portaría la pequeña si le pudiera dar solo uno de mis dedos manchados para que lo lamiera. Me dejo de tentar y me meto un dedo en la boca disimuladamente. No me había dado cuanta de que vos me estabas mirando; te juro que no te estaba provocando. Solo me estaba lamiendo los dedos porque tenia hambre; no había almorzado ese día ¿Entiendes? Ahora puedo explicártelo bien. Pero vos pensaste en otra cuestión y yo me deje persuadir, seguí con el juego de los deditos en la boca, todos manchados; los diez dedos.
Creíste que era un juego de seducción. Mira en lo que termino. Acá estas, espero que sepas encontrarte como yo supe buscarte ese día en el tren. Y como yo también supe construirte dentro de este corto relato.
Muchas gracias.

* * *

El tren llega a su estación de destino.
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Amigxs Indixs:


Escrituras indie tiene el agrado de invitarlxs a leer nuestra colección de libros escrituras indie. Contamos con siete autores que editaron sus libros bajo esta edición colectiva. Los títulos son:

Ápices de Natalia tangona
Y mañana quién sabe de Lautaro Menú
Toilette de Leandro Rossi
Vindicación De La Locura de Martín De Vita Fernandez
Pendientes de Lucas Garcia
En la punta de la lengua de Xoana Vélez
Óxidos e impurezas de C.J. Franco

La colección fue diseñada por Sebastián Bruzzese. Estuvo al cuidado de los que hacemos este espacio Indie. Y fue editada por la editorial independiente En el aura del sause.

Invitamos a todxs lxs que quieran sumarse con sus textos o visuales, a unirsenos. Aplaudimos con amor y de pie al arte independiente y sobre todo al hecho de compartir lo que moviliza nuestros corazones y porque no, otras partes también, a lugares insospechados y altísimos.

ARTE Y VIDA

Lxs esperamxs en la 11va Feria del Libro Independiente. Ahí estaremos, tendremos nuestro stand y compartiremos EL EVENTO del arte independiente junto a muchisimos artistas más. Si quieren pasear, comprar libros y saber que esto de ser un artista indie, la Flia es buen lugar. Habrá de todo y de todas la diciplinas, charlas y mucha alegría.


Domingo 16 y Lunes 17 (feriado) de Agosto
en el IMPA (fábrica recuperada por sus trabajadorxs) -Querandíes 4290 (esq. Pringles), Caballito. -De 12 a 22hs

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agua silenciosa
transcurriendo en el espejo
borra tu nombre
tu cara
tu memoria
la mancha abrupta de tu voz

dejándote ahí

sola en el frío

desafiando la triste transparencia



(aprox. 07/2004)
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Ellas miraban desde arriba. Iba pensando en que es en lo que ellas pensaras, mientras viajábamos.
Ellas, blancas como en algodón, impuestas en la altura mirando que es lo que pasa abajo; en el campo y más allá. Hasta casi llegar a la cuidad alborotada.
Viajábamos por una ruta desagradable. Y yo estaba en la parte de atrás, casi embobado en mis ensoñaciones ridículas. Sobre nubes que me confunden en el espacio unidireccional.
Las nubes con forma de cara lo veían todo. Ellas elegían el instante del cambio de los viajantes. Conversaban, estoy casi seguro de eso.
Fracturo mi ensoñación por un gran impacto, que no tuve tiempo de terminar de percibir. Yo era el acompañante y ahora no se donde estoy.
En algún lugar me están comiendo los gusanos; los siento a todos ellos comiendo mi carne, degustándola con delicia.
Y las caras en el cielo siguen con su conversación definitiva.
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Es natural. Mirame.
Es cultural que nos guarden.
La primera palabra que escuche fue no
y tuve tiempos
verdaderos tiempos pánicos.
Inmóvil, observándolo.
Actuándolo,
hasta reventar.
Un reviente justo y precioso.
Salpique las paredes de la casa familiar
que no eran persisamente blancas.
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En un quinto piso,
alguien se crucifica al abrir de par en par
una ventana. (Oliverio Girondo)



Entre la grela de la mañana
y un café tibio de hace días,
varias colillas retorcidas
juegan dominó en el cenicero
y un par de botellas
repasan anécdotas inciertas

la vajilla está amontonada
y en el borde de algunos vasos
una mancha de rouge

corto el café
le doy el golpe final a una tostada
y forcejeo con el frasco de dulce

te veo abrazando el respaldo de la silla
en el suéter que olvidaste
y hasta la radio ironiza y te trae
con esa canción que cantabas sólo en la ducha

me pierdo en el remolino de la taza
soy mal anfitrión de esta resaca de hace días
mi sonrisa no es siquiera una mueca
mis ojos siguen la rutina como en un libro de instrucciones

apuro el resto del café
miro el reloj

y ya el apuro
de otro día.
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¿Han sentido ustedes tal libertad como la de no tener que dar respuesta al propio silencio?
¿Han sentido ustedes la necesidad de contestar a esta pregunta?
Esta es la respuesta.