Sofía Vilá nos presenta “un claro en el monte”, publicado por Pan Comido Poesía. Poemario que nos empuja al monte, donde no hace falta vendarte los ojos para no ver o aprender a observar. 



Editorial Pan Comido Poesía es un colectivo nacido en la Ciudad de Córdoba que difunde poesía desde el año 1998. En esta oportunidad, dentro de su colección “El juego en el que andamos”, publicaron el libro de poemas “un claro en el monte” de Laura López Morales. 

La poeta, en una entrevista que le realizaron desde La Tinta, nos cuenta que el monte está al lado de su patio y es desde ese lugar de donde partiremos para hablar de este poemario. Sabemos, porque la historia y la ciencia nos lo dicen, que venimos del primate, que hemos “evolucionado”, que nos retiramos del mundo silvestre, de la dureza del campo para tener una mejor vida en la ciudad, pero paradójicamente, en la actualidad, estamos ¿retornando? A aquella vida abandonada. La pregunta entonces es ¿se retorna cuando nunca se estuvo en ese lugar? Werner Herzog estuvo siete meses viviendo y filmando en la selva. En el documental “Burne of dreams” de Les Blank, podemos ver las situaciones extremas en las que viven lxs habitantes de la selva y a las cuales Herzog se somete sin ser éste su territorio. Herzog nos dice, que constantemente, la selva quiere expulsarlo, pero sin embargo él se siente cada vez más inmantado a ella. Lo que le sucede a Herzog, me recuerda a lo que escribe Laura López Morales. 

No conocemos personalmente a la poeta, pero entendemos (o queremos entender, generamos esa ficción) de que migró al monte “vine a este claro para imaginar la casa/ los días/ en que solo una palabra podrá erigirla/ de tan abierto “(extracto de poema vine a este claro para imaginar la casa). Antes de mudarse, de pretender habitar un espacio desconocido, lo visita y en una de estas visitas se encuentra con aquel lugar donde construirá su hogar que ella llama “un claro en el monte”. Este claro funciona como un faro entre tanta inmensidad impenetrable, pero este refugio no sólo es habitado por la poeta, ya que detrás de cada murmullo y silencio hay algo que respira. Laura se mueve después de que la naturaleza hace su movimiento. Acecha, espera y escucha, como un ciervo “la tensión es una en todo el cuerpo/ miro al animal que no me ve/ se pasea entre los árboles/sin dejar de estar alerta/atrás el monte es una boca de espinas/por la que volver/ lo que tan a resguardo ha soltado…” (extracto del poema respiro apenas). Laura López Morales se pierde y se encuentra a sí misma en este claro, tal como le sucede Herzog. El claro la invita a habitarlo, pero ella deberá someterse a este territorio, a cambio de ¿descubrirse? “entre tanto bullicio de pájaro hay algo/ como una respiración que se alarga/ y que va a cortarse/ para volver a empezar y llevarte a lo más hondo…” (extracto del poema escucho el sonido). 

Tal vez son demasiadas preguntas… Este libro desde el principio parece empujarte al monte, donde no hace falta vendarte los ojos para no ver o aprender a observar. Es un laboratorio de sentidos, plagado de olores, rasguños dolorosos, fruta fresca, pasos y calma. Laura López Morales dice que en estos poemas hay fe, incertidumbre, dolor, desamor. A mí me llama la atención que mucho de ellos terminen con la palabra “amor” y “corazón”. No hay mucho que rumiar frente a palabras tan fuertes y claras. Por eso es que esta poeta nos lanza así, pálidxs de ciudad y desnudxs, porque finalmente el monte nos cantará, nos escuchará y abrazará para siempre. 


| Sobre la autora |

Laura López Morales nació en Villa Dolores, Córdoba en 1976. Publicó los libros de poesía “También afuera es todo esto” (Llanto de Mudo, 2014), “Las desperdigadas minucias” (Barnacle, 2015), “La medusa” (Borde Perdido, 2016) este obtuvo la mención premio provincial de poesía de Córdoba. Además, coorganiza hace tres años el Espacio Poesía de la Feria del Libro de la Ciudad de Córdoba. 

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