Me preparé para este juicio

como para un robo,

imaginé las preguntas y las respuestas

acostada en el catre duro:


— Diga su verdadero nombre.

— Sofía Bluwstein.


—¿Puede jurar sobre la Biblia?

— No, señor juez, soy judía.


—¿Acepta tener un abogado?

— Una mujer puede defender su honor sola.


— Diga su edad.

— Eso no se le pregunta a una dama.


—¿Admite que en San Petersburgo intentó formar

una organización clandestina de ladrones?

— Lo hice. Y la organización existirá mientras exista Rusia.


Damas y caballeros,

soy hija, soy huérfana,

soy mujer, soy viuda,

y aunque me obliguen a decir

el nombre que me dieron al nacer,

moriré como Soñka, manos de oro.


¿Pero quién es este hombre que me indaga

desde atrás de una mesa

mientras yo, como una asesina,

estoy con las manos esposadas

y tras las rejas?


Díganme, señoras y señores,

¿ante qué ley debo arrodillarme

si todas fueron escritas por los hombres?


...


Damas y caballeros,

mis padres me llamaron Sofía

pero ustedes me conocieron

como Soñka, manos de oro.


No es por la elegancia

de mis dedos

ni por la manera

en que toco el piano,

como mi madre difunta,

sino porque soy virtuosa

en el arte de robar.


La música es hermosa

y acompaña muy bien

la hora del té,

pero yo elegí

quitarles la porcelana

a los ricos,

esa porción de sus herencias

ya no irá para sus hijos.


Ellos no saben

lo que es ganarse la vida

con esfuerzo.


...


Quiero contarles

mi primer recuerdo:

mi niñera inclinada

sobre la cuna

me limpiaba la boca

y peinaba mis bucles.

Yo no miraba los pechos

sino ese broche de perlas

prendido del escote,

un resplandor

por el que se me caía

la baba.


...


Podría haber sido

monja, esposa,

vendedora de flores,

nodriza o cocinera.

Pero siempre me gustó el esplendor,

las mansiones, la ópera,

los tenedores de oro,

los bailes imperiales,

las cortinas de terciopelo,

las joyerías de Odesa.

Lo que se guarda bajo llave

en las residencias

de la aristocracia.


...


Dicen que me aprovechaba de mi belleza,

que era una bruja, un diablo con falda.

Miren los diarios, los tengo acá, ¡lean!

 

Ofrecían recompensa por mi captura,

intentaban retratarme, pero no podían,

me maquillaba antes de cada robo 

hasta volverme irreconocible.

 

Me llamaban ladrona de guante blanco,

cuando leía eso, ¡en mi cabeza 

sonaba una orquesta y tenía ganas de bailar!

 

Mi nombre estaba en todas partes,

yo era una leyenda en vida.

Los hombres que perdían su sueldo en las apuestas,

regresaban llorando y les decían 

a las ingenuas de sus esposas:

 

¡Soñka, manos de oro, ella me robó!



| Sobre el libro !


“Natalia Litvinova indaga en el oscuro linaje femenino, deconstruye y reconstruye una Matria. Busca en sí misma lo maldito que se imaginó en la estirpe y la fuerza secreta en que ello ha sido o puede ser convertido. Como la Poesía. Aunque siempre teniendo en claro que estirpe no es una serie de matrioshkas iguales. Es parte de ese recorrido y de ese propio mundo poético que tome ahora un personaje mítico, que como todo mito tuvo algo de base real. Y que construya una tercera figura que no es el personaje ya fijado colectivamente ni la persona biográfica que fue sino una nueva interpretación. Desde una nueva mirada sobre las mujeres y sobre el Bien y el Mal. Un personaje que podría haber sido una gran concertista de piano pero su madrastra necesitaba casarla, seguramente necesitaba un yerno, un hombre en la familia. Así es que Soñka da a sus manos de oro otro destino. Lo que puede elegir es entre el triste Mal convencional y un Mal liberador. Lo vive con el desafío de lo excepcional. Y aunque ha tomado algo del padre, lo transforma casi en una revancha desde su no lugar. Esto es en el fondo la estirpe de las brujas, a la que Natalia Litvinova adscribe y asocia su mal-dición de poeta”. 

 

Susana Villalba



| Sobre la autora |


Natalia Litvinova es poeta, editora y traductora de poesía rusa. Nació en Bielorrusia en 1986 y vive en Buenos Aires. Publicó varios libros de poesía, entre ellos: Todo ajenoSiguiente vitalidadCesto de trenzas, La nostalgia es un sello ardiente y Soñka, manos de oro. Su obra ha sido publicada en Alemania, Francia, España, Chile, Brasil, Colombia y Estados Unidos.



| Más de la editorial |

web | ig

0 comentarios:

Publicar un comentario