Sistemática en su primer EP traza un mapa de bits y violas eléctricas
que derrumba viejos edificios ideológicos.
Por Joel Vargas
Zeus,
Alá, Jehová, Júpiter, Ra, Buda son algunos de los nombres con los que la
humanidad llamó a sus dioses. Con la secularización de la sociedad, y el
triunfo de la razón instrumental, la ciencia se agregó a esa lista. “Producción”, Planificación” y “Tecnología” son los dioses de hoy en día. Sistemática, banda
oriunda del oeste del Conurbano bonaerense, en su primer EP homónimo desmenuza y
cuestiona a lo largo de seis canciones el papel de la religión, el poder de la
razón, la tecnocrácia y el entramado de la técnica. Un claro ejemplo es el
comienzo del álbum con “En el Jueves”, relato de un desencuentro, un mapa de bits
y violas que dialogan de manera intermitente. Una ruptura metafísica observada
por un “santo”. “Acompáñame abajo a ver/
como contaminamos” canta Nicolás Deluchi con un dejo de misantropía.
Sistemática
es un híbrido una banda ancestral anclada en el futuro. Hija directa del nuevo
rock argentino y militante del rock de guitarras que hace ya más de una década los
críticos etiquetaron como post-punk revival, aunque otros prefirieron llamarlo
retrorock. En fin, nomenclaturas para tratar de clasificar un puñado de bandas
influenciadas por la atmosfera de Velvet Underground, los arreglos de viola de
Television y las bases bien marcadas de Joy Division. Sistemática está en la
frontera, coquetea con los noventa en “Lacrimógena”, donde capas sónicas se
adueñan de la canción y una peligrosa melodía gorriona te chupa la sangre, y
baila al ritmo de las guitarras del tiempo moderno en “19 de vuelta”. La
síntesis de esta simbiosis se percibe en la balada psicológica “Luz de
despertar”:“déjame encontrar la forma
perdida/ sombra que tal vez me haga recordar esa antigua medida” y en el trip de “Dimensión Tercera”:“una
idea vieja / Me invita a la salida nocturna/(…)Escuchen”.
El leiv motiv del disco se hace todavía más
evidente en “Ansioso corre el tiempo”. La rebelión en la granja “con los cerdos rompiendo el corral”
desencadena en una road movie
contaminada de referencias surrealistas, orwellianas y borgeanas. Al escucharla
se nos viene a la cabeza la famosa pintura de Salvador Dali: “La persistencia
de la memoria”; relojes derritiéndose en un desierto árido y el tiempo
escurriéndose a cuenta gotas como si fueran pequeñas partículas de arena. El highlight de la canción llega en un
momento morrisoneano: ¿Se acuerdan
cuando el rey lagarto recitaba/improvisaba poemas en medio de las canciones y
se prendía fuego con su saliva? En el clímax de “Ansioso” pasa algo similar,
todo se quiebra en el puente, el tempo baja y Deluchi susurra: "afuera entre rayos y raíces corre el
tiempo", después grita y el tempo aumenta. Su voz muta a la de un
vagabundo apocalíptico. Ahí está el rock.
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