La obra Amor de mis amores, de Cristóbal Jodorowsky, se estrenó el domingo pasado en el Treatro Sha. La puesta en escena es el resultado de una búsqueda experimental que enlaza el psicochamanismo, la psicomagia y la expresión teatral.

Por Nadia Sol Caramella

Desbordarse. La puesta comienza con un acto de psicomagia, un hombre se enfrenta a su genealogía familiar, rompe las cadenas simbólicas que lo unen a su pasado, intentando así, con la puesta en acto, demoler sus traumas, la herencia anclada en la oscuridad de su propio inconsciente. La genética como memoria. La obra teatral como rito.

Exorcizar. Amor de mis amores experimenta sobre las bases dramáticas aprendidas en las escuelas de Stanislavski y Grotowski. Si en estas escuelas existe un alto grado de compromiso del actor con su cuerpo, sus emociones y su público, esta obra pretende encontrar en la unión de las emociones surgidas de las vivencias reales de cada actor, materia de expresión, que sea capaz de atravesar el escenario y convoque al público, desde lo emotivo. Lo racional queda de lado. La puesta pareciera operar en el inconsciente,  apela a lo instintivo.

El lenguaje de los sueños. Lo onírico, la palabra ausente, porque el teatro comienza donde la palabra es insuficiente: yuxtaposición de imágenes, pequeños núcleos dramáticos que van de un extremo a otro, de un registro a otro, de la comicidad al drama. De una falsa paz sublime al caos enérgico de las relaciones humanas. Con este lenguaje surrealista y esotérico la puesta avanza a un ritmo voraz, se produce una alianza profunda entre los dieciocho actores en escena y los espectadores. Los actores encarnan los arquetipos del amor pero también son los chamanes encargados de romper los moldes tranquilizadores del mundo en que vivimos.    

En acto. La estética es la del melodrama pero atomizada por las técnicas del teatro de variedades. La hipérbole como figura que opera en la discursividad de la obra. Lo lúdico y lo circense como motor de reflexividad. El drama como lenguaje orgánico que le habla a los cuerpos. Lo corporal como emisor y receptor de esas vivencias. La mente olvida pero el cuerpo resiste. Lo simbólico de cada acto opera infatigablemente sobre el inconsciente  Porque son las imágenes las que revelan nuestra estructura emocional, así funciona el inconsciente y el lenguaje. Por eso, la psicomagia, técnica desarrollada por Alejandro Jodorowsky, -padre de Cristóbal-, apela a la escenificación de lo simbólico para erradicar los traumas de ser humano, buscando su transformación positiva.

Transformar. Buscar en el acto colectivo frente al espectador una práctica profunda de sanación, al menos eso es lo que afirma el director cuando se refiere a la finalidad de su creación. La banda sonora de Amor de mis amores es la encargada de enfatizar los matices de esa sanación. Todo muta bajo la reglas de lo efímero, incluso los objetos de deseo, así como también los roles en la pareja, que es concebida en un sentido amplio y diverso.

Un oso rojo para tu soledad. La búsqueda de un amor ideal. Un coro de personajes van de un lado a otro aferrados a sus ositos rojos, objetos fetichistas que simbolizan la falta de un amor edulcorado. Interpelados por un imaginario romanticista, corriente estética y política de finales del siglo XVIII que todavía nos atraviesa, estos personajes van dejando su vida en pos de un ideal. Pero, la puesta pretende romper con esos esquemas del amor idílico. En el transcurrir, hay una toma de conciencia de la irrealidad de esa búsqueda. Se produce una mutación donde el amor se presenta como acto individual y colectivo, simple, concreto, cotidiano y sin ornamentaciones melodramáticas. Los osos rojos son dejados a un costado. Algo nuevo emerge: el “yo” como saldo de esos encuentros y desencuentros. El amor propio, que no es otra cosa que amor a la humanidad, como promesa y enseñanza última.


Si “el amor enferma alguna vez” habrá que curarlo de simulacros. Solo la emoción genuina busca en el amor su fundamento, y este se traduce en silencios, el silencio cósmico: un corazón lo mismo que una piedra pide amor. La imaginación se expande cuando encuentra en el silencio una respuesta. Amor de mis amores invita al silencio y, encuentra en él, la transformación.

[Funciones]

Amor de mis amores  se presenta por cuatro únicas funciones: domingos 8, 15, 22 y 29 de Septiembre a las 20.30 hs, en el Teatro Sha -Sarmiento 2255 C.A.B.A-. Entradas $100

1 comentarios:

Marcos David dijo...

Excelente texto. Una visión muy lúcida e inteligente sobre la obra y las intenciones de Jodorowsky. Vi la obra y estoy de acuerdo con todo lo dicho en este escrito.

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