“Hoy”, una postal joven de la transición entre lo que fuimos y lo
que tenemos que ser.
Por Victoria Caracoche
“Hoy” es una película sencilla. No hay un entramado de conflictos
freudianos ni de personajes complejos: es una radiografía de un momento de
nuestra vida pre adulta.
Cuenta la vida de Gastón, que trabaja por la noche haciendo de todo
en una estación de servicio; un trabajo aburrido, chato. Y sus amigos, quizás
también aburridos, se instalan en el bar del lugar mientras él vende cigarrillos,
limpia los baños, hace cuentas.
Así transcurren las horas, las madrugadas, hay una rutina grupal
para combatir ese no saber qué hacer, como una manera de eternizar la unión de
estudiantina de quinto año. Esa noche, sin embargo, tiene algo especial: llegó
Celeste, esa compañera que se fue hace mucho pero volvió, y flechó a Gastón con
su frescura y su sonrisa.
Todo un retrato de un período crítico de nuestras vidas: ese momento
donde no sabemos para qué lado dirigirnos. Cuando abrimos y cerramos con ganas
las puertas de la adultez, a medio camino entre estudiar y trabajar, a veces
sin muchas opciones para elegir, bailando entre el desinterés y la presión del
afuera, sin ganas de que nadie nos apure a decidir.
El director, Luis Díaz, sabe estampar esa sensación con simpleza cotidiana y los intercala con bellos cuadros de cómic,
sutilmente sumados a la historia: porque Gastón puede estar avasallado por su inseguridad,
o puede no saber muchas cosas, pero sí sabe dibujar, y transfiere todo su
imaginario y sus deseos a su lápiz, que maneja con soltura. En ese marco le
falta a Gastón el empuje o la esperanza de darle a su talento la importancia
que realmente tiene, y que lo hace recurrir –como postal simbólica de esta
generación- a un trabajo sin futuro y con un jefe odioso.
Sus amigos van y vienen, pueden estudiar, quizás trabajar, no
importa, porque quizás ni a ellos mismos les importe. Pero sí les vale estar
juntos, como una forma de sostener un círculo de contención o de diversión que
saben que algún día se va a terminar o a transformar en otra cosa. Y así es que
dentro de ese círculo, el amor (o cualquiera de esos sentimientos relacionados)
está presente, por supuesto. La pareja que se alimenta de sus vaivenes, los
consolidados como novios, y el histeriqueo fuerte entre Gastón y Celeste, formulan
los centros de conflicto de cada uno de los personajes, revisitando cada una de
las formas de relacionarse que ponemos en práctica.
“Hoy” también puede ser ayer
o mañana, no tiene gran importancia, porque todos los días son iguales. Hasta
que uno de los protagonistas diga basta y tome las riendas de su vida. Tal como
nosotros mismos hemos tenido que hacerlo (o al menos lo intentamos).
[Ficha técnica]
DIRECCIÓN Luis
Díaz
CON Roman Tanoni y
Mercedes Candegabe.
PAÍS Argentina,
2011
DURACIÓN 75 min.
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