Jacinta fue siempre un misterio, pero a la vez, la sola imagen de su presencia —bajo la luz claroscura del umbral— logró despertar intriga entre los transeúntes urbanos, amantes del teatro, entre otros lectores y navegantes de este mundo. Gracias a la buena acogida que tuvo durante su estreno en Setiembre de 2016, la obra del dramaturgo Arístides Vargas vuelve por segunda temporada a los escenarios del CELCIT. Un encuentro exquisito para rescatarnos del olvido.
por Luis Federico Cisneros
(Artesanos del Espacio)
foto: Soledad Ianni |
Una gama muy variada de historias se entrelazan en
el transcurso de estos 65 minutos. Como piezas inequívocas de un mismo
laberinto, transportándonos a otras épocas con atmósferas que giran y cambian
de color, de aromas y de voces, pero que mantienen vivo el suspenso por los
relatos de una abuela narradora que profundiza en los secretos que aún habitan
en su memoria. Desde esos territorios familiares irán emergiendo personajes
despojados que se enfrentan al dolor del abandono, a la vida sin sentido cuando
no hacemos más que resignarnos a la infelicidad, o a vivir bajo la sombra de
las cosas que callamos para siempre.
foto: Soledad Ianni |
A través de pasajes reinventados, los viajes imaginarios
entre el presente y el pasado suceden constantemente en la imaginación de una anciana
que convive con su nieta y los fragmentos sobrevivientes de los años. Son
justamente esos recuerdos los que iluminan sus miradas; pasajes surrealistas
que dan vida a los relatos, inmersos en asuntos de familias resquebrajadas,
relaciones humanas que en algún instante se acabaron —ante la partida y las
ausencias— o que inevitablemente se perdieron en el humo de la distancia. La
soledad, las injusticias de la vida o de la época, los roles, las jerarquías,
los sentimientos reprimidos, las palabras que se fueron porque nadie las
nombró, todo se fusiona en el universo de lo narrado.
Las metáforas del fluir con los procesos de la
vida, los personajes fronterizos, afantasmados, reaparecen o se reinventan
desde la ficción para volver a esos momentos que se escaparon de sus manos, para
recorrer los escenarios de los libros usados, las memorias de Lázaro, las
fiestas de los hombres militares y todos esos otros pequeños acontecimientos
que enriquecen las tramas y revelan las herencias. Una telaraña enlazadora de
mundos que se comenzó a tejer desde los reinos internos de la dramaturgia de
Arístides Vargas.
foto: Soledad Ianni |
Poco a poco las miradas, los bailes, las
situaciones de pobreza, los golpes del mal tiempo, las peleas, la desolación y
las risas de los corazones exiliados irán fabricando profundas reflexiones en
la conciencia de los presentes. Y será ahí, en esos momentos de magia y de
silencio, donde la memoria vuelva a cobrar vida para enfrentar las cosas que
jamás se hicieron, y nombrar los nombres y los sentimientos, y revivir las
voces —o los gestos— de aquellos que alguna vez se amaron en secreto.
| FUNCIONES |
Sábados, 20hs. (hasta el 08/07/17)
CELCIT - Moreno 431
Entrada: $ 200 / $ 100
Reservas: 4342-1026
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