“Organizar
la rabia, defender la alegría” es la consigna que reúne a artistas, profesores
y amigos de la Sala Alberdi
para hacerle frente al desalojo encubierto y a la privatización integral del Centro
Cultural General San Martín. Tras 19 días de encierro en el 6° piso del Centro
Cultural y acampe en la Plaza Seca ,
la Sala Alberdi
resiste.
Por Nadia Sol Caramella
ph: verte verme |
La sala: el teatro de la autogestión
Sarmiento
1551, 6º piso, Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Puertas cerradas. Atrás
de las puertas el telón
abierto de par en par: un
escenario obsceno, aniquilado ante el espectador que no es otra cosa que un eco
anclado en el silencio de la sala apenas iluminada. Las butacas vacías. Algunas
sombras se pierden en la oscuridad del fondo. Olor a madera noble, sabía. Buena madera. La pareja de pianos
es una foto melancólica apostada en el escenario. Demasiada ausencia para un
teatro. Las voces se hacen escuchar desde afuera: “….la Sala Alberdi resiste,
resiste”, y esas palabras son el látigo que los despabila, un poco. Murmullos:
unos cuantos tejen el plan de esa resistencia. Otros, ajenos, desfilan por los
pasillos: ruido de cascos y bastones. Cuerpos alquilados por el Estado para
vigilar y castigar.
Allá por el 2010, talleristas, alumnos y amigos de la Sala decidieron tomar el
espacio para salvarlo del vaciamiento y la privatización integral del Centro
Cultural San Martín que desde hace tiempo viene realizando el macrismo: “Hace un par de años, el Banco
Interamericano de Desarrollo bajó 97 millones de dólares para las
remodelaciones del Centro Cultural. Obviamente se los comieron, las remodelaciones no se terminaron. Hay
mucha plata de fondo, mucho negociado: la privatización encubierta del Centro Cultural. Ellos alquilan las salas a empresas
privadas, dan concesiones. Aumentan los aranceles de cursos, talleres y las
entradas de los espectáculos. Vacían
tanto el contenido como la cantidad: del 2011 a la fecha bajaron un 80% los talleres del
centro, de 400 espectáculos al año pasaron a 100. El edificio se cae a pedazos,
no tiene gas, no tiene agua potable, las instalaciones eléctricas están en mal
estado”.
Frente a esto, artistas y trabajadores de la Sala Alberdi ,
organizados en asambleas y comisiones de trabajo, lograron mantener una
abultada programación de ciclos, espectáculos semanales y talleres a la gorra.
Con el correr de los días este espacio de autogestión se convirtió en “el
teatro de los que no tienen teatro” y en un ejemplo de trabajo colectivo y
organización sin jerarquías ni patrones.
Los de arriba: presos culturales
Lo de ellos fue de improvisto. Están encerrados hace 19
días.
Foto: un pibe saca una bandera blanca por la ventana
del 6° piso, sobre la tela dos palabras: SIN AGUA. Negro sobre fondo blanco, las
letras son incisivas, aniquilan cualquier duda.
Así resisten la toma, encerrados, sin agua, sin comida, sin
baños. Sus compañeros tienen que proveerles mediante vías alternativas agua,
comida y medicamentos. Pero no faltó la vez en que una mano cobarde cortó la
soga que les haría llegar una canasta con provisiones.
Estos pibes son presos de una cultura en venta. Resisten el
desalojo con el cuerpo, exponiéndose a lo inhumano, a la represión del gobierno
de turno. Ahí pegaditos, oliéndoles los pasos, el “ejercito” de la
metropolitana y unos cuantos patovicas sin identificación hacen el trabajo
sucio: vigilar y hostigar. Los de abajo todos los días intentan negociar para
llevarles a sus compañeros lo necesario por vías “oficiales”, pero no hay
acuerdo. La metropolitana se propone como filtro, quieren ser ellos y no otros,
los que alcancen la comida. ¿Acaso alguien tomaría o comería de esa mano que
los encierra y los trata como delincuentes?
Rewind: 2 de
enero. La dirección del Centro Cultural General San Martín (CCGSM) niega el ingreso a la
Sala Alberdi , argumentando que el Centro estará cerrado por
vacaciones. Pero la Sala
Alberdi no depende de la dirección del CCGSM, sino de la Dirección General
de Enseñanza Artística (DGEArt), por lo que tienen derecho a acceder libremente
al edificio, al igual que aquellos que concurren a espacios de otras
dependencias (la radio y la televisión, por ejemplo) que siguen funcionando con
normalidad.
Docentes y artistas deciden quedarse a resistir en el 6º
piso para frenar el intento de desalojo encubierto. Unos cuantos patovicas y la
metropolitana impiden el ingreso y apuestan al desgaste de los que permanecen
arriba.
4 de enero. Tras una decisión en asamblea, artistas,
profesores y alumnos de la Sala
realizan un festival. Mientras se desarrolla la jornada cultural padecen
reiterados actos de violencia por parte de los patovicas de Hernán Lombardi.
Por esta razón deciden destrabar la reja y montar un acampe sobre la Plaza Seca para exigir
la desmilitarización del Centro y el libre acceso a la Sala.
Los de abajo: el Acampe Cultural
El edificio se alza imponente bajo el cielo de enero. El sol
evidencia los años de abandono y desinversión: un gigante herido. A un costado,
sobre la Plaza Seca ,
60 carpas velan por el bienestar de los de arriba. Los pibes saben muy bien que
su estadía en ese acampe incómodo no es sólo una forma de resistencia, sino
también una garantía de la integridad física de sus compañeros.
Porque el arte resiste desde el arte, todos los días se
realizan talleres de tango, teatro,
defensa personal, stencil, guitarra, malabares, charlas-debate, proyecciones y
festivales permanentes con escenarios improvisados, algunos en el acampe, otros
sobre las calles Corrientes y Callao. La cartelera de la Sala Alberdi no tiene
nada que envidiarle a la revista porteña. Ya han pasado muchos artistas
independientes (poetas, actores, cantautores)
y también artistas reconocidos de la talla de Bruno Arias, Javier
Calamaro y Vox Dei. Cada día de acampe se vive en un ambiente de alegría, pero
también de compromiso y de lucha. Se renuevan las propuestas y los debates. Las
asambleas diarias y abiertas permiten que se decidan los pasos a seguir, de
manera horizontal y colectiva, como debe ser al momento de crear una nueva
lógica para un arte anti-mercantilista.
“Organizar la rabia, defender la alegría” reza un mural
colorido en la entrada del Acampe Cultural. Ellos se organizan y de manera
pacífica siguen adelante. Pero no faltan las persecuciones, la vigilancia constante
de la fuerza pública, ni las agresiones
en manos de grupos parapoliciales.
Durante la jornada cultural del domingo 13 de enero, una de
las asambleístas del acampe fue perseguida durante dos horas por la
metropolitana, y a las 22 hs. del mismo día, integrantes de la Agrupación Horizonte
de Libertad, que vienen solidarizándose activamente con el acampe, fueron
agredidos en la esquina de Montevideo y Perón por diez matones armados con
palos. El 17 de enero, a las 14 hs., uno de los artistas de la Sala fue interceptado por un
auto con vidrios polarizados; los ocupantes del auto, vestidos de civil, se
identificaron como policías. Lo metieron adentro para una supuesta averiguación
de antecedentes. Luego lo llevaron a la sede central de la Policía Federal , a
tres cuadras del CCGSM, donde lo privaron de su libertad durante tres horas.
Juegan al juego del miedo sólo como ellos saben.
Los responsables: el buen neoliberal
Mauricio Macri: (nacido
en 1959) político, empresario, dirigente deportivo e ingeniero civil, líder del
PRO (Propuesta Republicana). Actual Jefe
de Gobierno de la Ciudad.
Alguna vez anunció que el CCGSM seria el nuevo ícono de la Ciudad. Ahora no
sabe, no contesta, no aparece.
Hernán Lombardi: (nacido
en 1960) ingeniero civil, empresario y político. Con un grado en Ingeniería y
posgrados en manejo de marketing y en economía. Actual ministro de Cultura de
GCBA.
Habló. Pero fue necesario ir a buscarlo a su trabajo. El 10
de enero a las 18.30, tras una convocante marcha al ministerio de Cultura,
Lombardi recibe a los pibes de la
Sala. ¿Y qué pasó? Este funcionario público dio muestras
claras de que al gobierno de la ciudad no le interesa el dialogo Ni reconoce el
trabajo autogestivo de la
Sala Alberdi , rechazando y deslegitimando a la cultura
popular, con dichos como: “si le pasa algo a los que están en la sala es culpa
de ustedes. Yo a lo sumo tengo responsabilidad política y no me importa”; “Si
sus compañeros quieren baños, que salgan de la Sala ”.
Gabriela Ricardes:
Amplia formación teatral (Escuela Municipal de Arte Dramático, Escuela de
Formación Escénica de Buenos Aires) y coreográfica (Nikolais and Louis Dance
School, Alvin Aley School, Leslie Dance Studio). Actual directora del CCGSM.
Igual que Macri, no sabe, no contesta, no aparece. Según
cuenta Nico, uno de los asambleístas de la Sala Alberdi : “Desde
que Gabriela Ricades asumió, se nos vino con los tapones de punta. Empezó con
amenazas de desalojo, a sugerirnos que tengamos cuidado porque estábamos en un
lugar con muchas maderas y que era peligroso. Cerró las rejas de la entrada a
las ocho de la noche para obstaculizar nuestras actividades. Puso cámaras de
seguridad, un mecanismo de control que viola la privacidad en tu espacio de
trabajo”.
Fabián Carrizo:
jefe de seguridad de los patovas, emisario de Lombardi y compañía. No habla, pero tiene buen manejo de expresión
corporal. Mete miedo. Hace bien su trabajo. Empleado del mes.
Los otros:
policía metropolitana, policía federal, infantería y el resto de los patovicas
(no identificados).
La resistencia: Abrazando la oscuridad
Foto: Las clavas de malabares apuntan al cielo,
parecen balas de colores. “El arte es un arma cargada de futuro”. Empieza a
caer la noche sobre calle Corrientes, el obelisco asoma de fondo como una
mentira obvia. El asfalto está caliente. “Tu no tienes la culpa mi amor de que
el mundo sea tan feo”. El escenario ya está armado en la entrada al Teatro San
Martín. Bruno Arias se cuelga la guitarra y le regala unos carnavalitos a la
resistencia. La calle colmada, son todos y cualquiera a la vez, muchos se
enteran ahí mismo de lo que está pasando. Conmovidos, se quedan, bailan y
firman el petitorio para que se reconozca la autonomía de la Sala. El carnavalito
termina por explotar la emoción de muchos, todos de pie, un trencito de
personas baila y cruza la calle. La noche se aferra a ese ritmo con alegría.
Foto: Marcha al Ministerio de Cultura. Calle
Corrientes a la altura del Teatro San Martín. Un sol recalcitrante quema los
cuerpos. Esos pibes son pura presencia, tienen amor en las venas, en cada
músculo, pero no es un amor abultado, pomposo y anticuado, es un amor simple,
es ese amor que habla de la libertad. Por eso combaten desde donde saben. El arte se muestra como la única alternativa
posible. Una performance sobre el asfalto. Pibas y pibes vestidos de negro, uno
de ellos se distingue por una gorra de policía y un tipo de traje con una
máscara de mono comienza su acto demagógico. Los de negro arremeten contra los
manifestantes -logran reproducir esa relación hostil que mantienen con el
gobierno de la ciudad-. Ruido de tiros, los manifestantes caen al piso, parecen
estar muertos, atrás una carpa azul vigila la escena. Cuando por fin los
villanos se sienten realizados por este acto cruel, deciden desentenderse de
esos cuerpos. Pero como en una película de muertos vivos, los pibes se ponen de
pie, van por venganza y con la mirada puesta en el futuro, cantan y bailan el
haka de la Sala : “….la Sala Alberdi resiste, resiste”.
Foto: De regreso al acampe, luego de marchar al
Ministerio de Cultura, una columna de
pibes y pibas con narices de payaso saludan desde la vereda al gigante
herido. Entre las sombras de la noche, el gigante escupe brazos y manos: los de
arriba saludan a sus compañeros. Desde la vereda uno voz grita “¡los amamos!”.
Los de abajo apuntan al cielo y en la mímica de un abrazo quiebran la
distancia. ¿Qué sabrán Macri, Lombardi y Ricardes de esos abrazos en la
oscuridad?
2 comentarios:
genia Nadia! me encantó! una de las mejores notas que leí al respecto hasta ahora.
Nico estuvo en el programa, un genio y super explicativo. Te dejo el link por si te interesa http://bev2011final.podomatic.com/entry/2013-01-17T12_13_17-08_00
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