Liz Clements



a media tarde
el calor aún persiste
imposible no ser
otra mancha en la pared



Hay días en los que
no escribo. Días
sumidos en una completa
contemplación. Días
en los que la vida
se vive, activo en ella.
Días donde los recuerdos,
los inmediatos recuerdos
estallan en la brillante
tranquila luz de una sonrisa
que te despide tras el quicio
de la puerta.

Días que se bastan solos.



conocer a una mujer 
follar con ella
dos jueves
dos domingos y
un miércoles
pensar mil poemas para ella
no escribir nada 
ella es el poema yo el lector
no hay más secretos
que lo que queda entre líneas
algo que sólo se descubre
al final del poema
cuando ya se dijo
el último adiós
ese es 
el Anatema escrito en el pórtico
del altar
una cama cubierta de
sangre
fluidos seminales y
sudor
el calor de dos cuerpos deshaciéndose
en abrazos y besos
la pequeña muerte
de la que no podemos ni sabemos
escapar
condenados a perecer por ser
entrelazando los brazos entorno a otro
cuerpo otro nombre

que también es nosotros


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