Alegría y nostalgia tras el reestreno de Locos ReCuerdos, la obra de Hugo Midón y Carlos Gianni. 


Por Lucía Cholakian


En 1995 Hugo Midón presentó por primera vez en la sala del Teatro San Martín la obra Locos ReCuerdos, una compilación de números de sus exitosas creaciones previas: “Vivitos y Coleando” 1, 2 y 3. Su partida en marzo del año pasado dejó un vacío enorme en la escena teatral infantil, y en especial, entre en sus colegas y alumnos de la escuela “Río Plateado”.

Después de un año de ausencia, Locos ReCuerdos se reestrenó en el Teatro Nacional Cervantes. La obra está colmada de magia, produce alegría y nostalgia. Se ofrece para todos, grandes y chicos, y se expresa de manera enérgica en todos los planos, palabras y movimientos.

Son siete los payasos reunidos para brindar, con una gran carga de belleza, una obra que aborda temáticas tanto del mundo fantástico como del real, en la que se incluyen alusiones (y críticas) a la sociedad de consumo, metáforas sobre el amor, la amistad y el sentido de lo colectivo por sobre el individualismo presente en la vida cotidiana.

“Locos Recuerdos me vienen a la memoria, surtiditas emociones, de aquellas que no se borran” entonan los protagonistas en el número principal. Le siguen las conocidas escenas de Locos por la Limpieza (hilarante número en el que cuatro payasos desquiciados expresan su pasión por la higiene y el orden) y, se destaca entre otros, el número de la Cenicienta que busca nuevos amores. El final de la obra llega con una de las canciones más bellas del universo midoniano, La Historia Interminable: “Vaya usted a donde vaya, estará siempre acá”, con esta frase de alguna manera se mantiene vivo el espíritu del maestro Midón. La puesta en escena es una forma de continuar con su historia y sus enseñanzas. Un “cierre” impecable, porque las obras de Midón nunca culminan en el último número, sino que continúan fuera de la sala, a partir de la reflexión y el diálogo de los chicos con sus acompañantes.

La belleza y el encanto de la  payasa Karina K, el carisma de Osqui Guzmán y la imponente presencia de Omar Calicchio (acompañados por Marcelo Albamonte, Denise Cotton, Mariela Kantor, Jorge Maselli y Pilar Menendez) sostienen en escena la estética del autor, como si los personajes hubieran sido creados para ellos. No puede dejar de mencionarse la impecable labor de la directora Lala Mendía y todo su equipo técnico. Está clarísimo que el objetivo principal de esta obra fue de mantener y respetar la forma de hacer teatro de Hugo Midón y, nadie, excepto ellos podría haberlo hecho con tanta perfección.

El teatro infantil hoy en día, al menos en ámbito comercial, está colmado (si no contaminado) por obras vacías de contenido, espectáculos que no confían en la capacidad fantástica de los chicos de entender, aprehender, aceptar y abordar los mundos que se les presentan. Midón creó una escuela teatral que desafía ese preconcepto, porque los chicos tienen una capacidad exclusiva para ver lo increíble en el mundo. Esto se ve reflejado en el público. Dos generaciones, padres e hijos, redescubriendo su infancia. Se produce un encuentro interior, que se hace visible en los gestos y en las caras. El rito se comparte, un verdadero regalo para estos días. 


[Ficha técnico-artística] 

Autor: Hugo Midón
Dirección: Lala Mendia
Con: Omar Calicchio, Karina K, Osqui Guzmán, Marcelo Albamonte, Denise Cotton, Mariela Kantor, Jorge Maselli Y Pilar Menéndez
Música: Carlos Gianni
Coreografía:Diego BROS
Vestuario: Mónica Toschi
Escenografía: René Diviu
Iluminación: Leandra Rodríguez

 [Funciones]

Sala: Teatro Cervantes, Libertad 815
Funciones: sábados y domingos, a las 15.
Entrada de $15 a $40

1 comentarios:

Manuf94 dijo...

Locos recuerdos me vienen a la memoria! Increíble la obra... La puesta, el vestuario todo hace recordar a aquellas obras de midón! Muy buen resumen!

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