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por Nadia Sol Caramella
Como todos los 31 de octubre, hoy se festeja Halloween. Se cree que el origen de esta celebración se remonta a los festivales agrícolas de países de habla celta con costumbres paganas, otras teorías sugieren que el origen pudo haber sido el resultado del sincretismo entre el paganismo irlandés y el cristianismo. Más allá de lo incierto de su génesis, esta es una noche cargada de misticismo, ideal para tirar del hilo del misterio.
Halloween, noche de los muertos o noche de brujas son algunos de los nombres con los que conocemos la festividad. Si algo nos queda claro gracias a la influencia del cine y series norteamericanas es que los no vivos, lo paranormal y el terror son algunos de los highlights en la noche del trick-or-treat.
Por eso, queremos revisitar el género de terror y recomendarte tres obras escalofriantes para que no duermas en la noche de los muertos.
¡Ahí vamos!
Carmilla (Irlanda, 1872)
Carmilla es una nouvelle escrita en 1872 por el irlandés Sheridan Le Fanu (1814 - 1873). Es considerada la antecesora de Drácula de Bram Stoker y la primera obra literaria sobre vampiros con protagonistas femeninas.
Con una estética gótica, un lenguaje típico de la época pero de fluidez actual y una estructura argumental simple aunque eficaz, el autor logra darle vida a Carmilla: la primera vampiresa de la literatura.
Se cuenta que esta novela está basada en la biografía de la condesa húngara Elizabeth Bathory. ¿Te suena? Claro, hablamos de la mismísima Condesa sangrienta, la que, con una vida de crímenes y misterios, cautivó las letras de Pizarnik.
Le Fanu creó la alquimia justa entre misterio, terror y erotismo lésbico en escenarios góticos, de bosques oscuros y habitaciones lúgubres.
El libro se lee de una sentada y mantiene la tensión hasta la última oración. Esto no se debe a su extensión sino a la belleza de un relato embriagador que hace de Carmilla una cita obligada para la noche de brujas.
Un fragmento o encantamiento para que no dejes de leerla:
"Querida, sé que tu corazón se siente herido. No me juzgues cruel: me limito a obedecer una ley ineludible que constituye mi fuerza y mi debilidad. Si tu corazón está herido, el mío sangra con el tuyo. En medio de mi gran tristeza, vivo de tu exuberante vida, y tú morirás, morirás dulcemente por la mía. Es algo inevitable. Y así como yo me acerco a ti, tú, a tu vez, te acercarás a otros y aprenderás el éxtasis de la crueldad, que es una forma del amor. No intentes saber nada más de mí ni de mi vida, pero ten confianza con todo tu amor".
Historias para no dormir (1966 - 1982, España)
Se trata de una serie de la televisión española creada, dirigida y presentada por Chicho Ibañez Serrador, que adaptó obras maestras del terror y la ciencia ficción de autores como Edgar Allan Poe, Ray Bradbury, Robert Bloch y Fredric Brown, entre otros.
En esta ocasión te recomendamos la primera etapa que fue emitida entre 1966 y 1968. De esta época se destaca el formato blanco y negro, rodado con cámaras de cine en 16 mm, lo que le da una textura y un encanto un tanto nostálgico. Hoy en día se podría pensar el uso del blanco y negro como un recurso escénico que le otorga profundidad dramática a los rostros de los personajes y a sus escenarios que se alejan de la realidad para dar lugar al terror clásico y sus misterios en un tiempo otro, en una dimensión ajena y espeluznante.
Si todavía no viste la serie, no te pierdas La espera o El tonel, adaptaciones de los cuentos de Poe. Y si te gustaron, no dejes de ver otros capítulos memorables como El muñeco, un terrorífico relato de Robert Bloch sobre una niña con habilidades inquietantes y El cumpleaños, episodio basado en Pesadilla en amarillo, un microrrelato de Fredric Brown con un final para valientes.
Párrafo aparte para Narcizo Ibañez Menta, padre del director y realizador Chicho Ibañez Serrador, quien participó en varios episodios protagonizando personajes icónicos de la serie. Te preguntarás entonces, ¿por qué párrafo aparte para este señor? La respuesta es que se trató de uno de los actores y dramaturgos más importantes del género. Basta con que le des play a alguno de los episodios en los que aparece (El asfalto, por ejemplo) o ver Obras maestras del terror (Argentina, 1960), una película imperdible para amantes del terror, para que entiendas de que hablamos cuando hablamos de Narcizo Ibañez Menta.
A modo de truco, un episodio.
El patio del vecino (Las cosas que perdimos en el fuego, Argentina, 2016)
En este relato Mariana Enriquez traza con maestría la arquitectura de una casa en apariencia ordinaria que será el escenario de un encuentro macabro.
Como lectores asistimos a la mudanza de una pareja, y conforme suceden los acontecimientos vamos adentrándonos en la vida personal de Paula, la protagonista. Sus conflictos laborales, las reflexiones en torno a un matrimonio en crisis y el estado de su salud mental son algunos de los datos que van brotando, a cuenta gotas, del relato.
Antes de mencionar algo de la trama, es necesario echar luz sobre algunas cuestiones que hacen de este cuento, una pieza fundamental del terror contemporáneo. Para empezar, las descripciones del espacio, los recortes de los lugares que se dejan ver desde la terraza. La narradora menciona que solo puede ver un cuadrado de cinco baldosas del patio del vecino, ese pequeño encuadre oculta y devela más de lo que debería. Vemos a través de los ojos de la protagonista, lo que sus ojos pueden ver, el resto queda a criterio de lxs lectorxs. Esta estrategia instala la duda como pilar y motor de la narración.
El argumento se podría describir con la famosa frase: “la curiosidad mató al gato”. A veces, es mejor no saber quienes son nuestrxs vecinxs ya que la intromisión en la vida ajena puede terminar en una pesadilla.
El maltrato infantil, la desigualdad y la salud mental son los conflictos sociales que aparecen solapados en el cuento. El patio del vecino da miedo porque refleja un terror cercano a la realidad. Lo que asusta hasta los huesos es pensar que algo de todo eso es posible, quizás porque sabemos de lo que es capaz la humanidad.
Y el desenlace, qué decir, es perturbador al punto tal que es probable que necesites un tiempo para recuperarte antes de volver a leer otro cuento de terror.
Compartimos una versión digital, leé si te animas…
Si llegaste hasta acá, ¡feliz noche de brujas!
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