Sofía Vilá nos presenta Lo poco que me importa de Sofía López Fleming, publicado por Gerania Editora. Dos poemarios que funcionan como una bitácora sobre el retorno, cuando lo que llamamos casa es tan grande como el mundo. 

Por Sofía Vilá 


      


Para escribir esto, junto retazos. Sofía es una cazadora de momentos. Captura epidérmicamente y luego escribe. Después vengo yo, que voy levantando esas instantáneas. Algo de nunca acabar, menos mal. 

      Pero comencemos por el principio. A finales del 2020, Gerania Editora saca a la luz el libro de poemas Lo poco que me importa de Sofía López Fleming. Este libro reúne dos poemarios, de dos momentos distintos, que se retroalimentan. Con una escritura barroca, precisa y desprolija, Sofía López Fleming nos entrega este libro-mapa o libro-bitácora. Mapa porque, mientras lo leemos, vamos caminando por las cicatrices, manchas, arrugas de la autora. Bitácora, porque no deja de ser un diario de viaje, del viaje que es retornar, cuando la casa es tan grande como el mundo.  

       El primer poemario del libro se llama “Algo más tiene que haber” y son los poemas/sentidos de una mujer, millennial y neurótica, viajando sola por el mundo: “Súbito terror me advierte / no ser bienvenida en territorios de lo profundo / Dos brazadas para huir / Y las olas se encargan de devolverme / al borde al que pertenezco” (extracto del poema “Iurop”). Se trata del viaje exterior, de la aventura que nos ofrecen los lugares desconocidos. La desfachatez, los nervios, las drogas, el sexo “El efecto súper ocho en la ventanilla / El flúor del botón de la puerta / El cielo haciéndose mar / El rosa que se volvió violeta / La ansiedad que se evapora; / todos en mi pecho se acuestan” (extracto del poema “Lecce-Bari”). También es el exilio, la soledad y aquellos talismanes que nos recuerdan de dónde venimos, a pesar de que el futuro sea incierto: “Yo sonrío mientras busco mi lugar / y reconozco el gesto que me ha salvado de tantas como ésta / Una simpatía inexplicable para con mi propia torpeza / No podrán con esta alegría” (extracto del poema “Granada- Madrid”).

     El segundo poemario, que lleva el mismo nombre que el libro, es el viaje interior. Las instantáneas de este poemario surgen de la procesión por la intimidad de la poeta. Reflexiones, canciones para sí misma, recuerdos de su infancia en una ciudad conservadora y beata, de la cual ella nunca pudo escaparse. Como una Santa Teresita de Jesús, Sofía López Fleming nos muestra una religión epidérmica y no le escapa, como nuestrxs ancestrxs, a la eterna pregunta de “¿Dónde está Dios?”: “Quiero encontrar a Dios / Cogérmelo / Y escapar con sus trajes” (poema sin nombre). Su lenguaje es más solemne, como si se tratara de un rezo: “Nos preparamos espiritualmente para la gran batalla / Sabemos que juntas somos más fuertes / Cuando cruzamos la puerta quien cruza es: / El ejército soberbio del amor / Marchamos hacia el abismo / En cada uno de esos pasos se enciende y se quema / Un mundo posible” (extracto del poema Salir). Pero también está el descaro, la simplicidad de lo placentero, la angustia de lo cotidiano: “La vida no está tan mal / Habría que admitirlo / El sol se cuela suavecito entre los árboles y mis gafas de flor / No necesito pensar / Puedo estar bien así / Cantando la música de mi cabeza mientras camino / No voy a ningún lado / Gusto de mí otra vez / Algo me abraza con su mirada de pan / Respiro” (poema “Masomenosbien”). 

   En su desorden, Lo poco que me importa es una galería infinita de todas las sensaciones que atraviesan a esta poeta. Es una invitación también a que, mientras nos miremos al espejo, nos animemos a hacernos todas las preguntas que, sabemos, no tienen respuestas. Tal como en un bucle temporal, lo debe estar haciendo Sofía López Fleming y el reflejo siempre le devuelve una respuesta distinta.  


| Dos poemas


Va manejando

el sol asoma por atrás de su perfil y eso me hace muy feliz

pienso: la vida es esto

este camino de mi casa al colegio

con mi abuelo manejando y el sol naciendo de su perfil

debe ser esto porque de seguro no es llegar al colegio

no es formar fila. Ni nada de lo que le sigue

todo eso es más bien una tela entre la vida y yo

una tela que agujereamos a risas con mis compañeras

pero todavía estamos en el auto

y yo ya siento nostalgia de ese momento antes de que el momento acabe

antes de que entremos a la ciudad y el sol 

deje de nacerle del perfil

hoy no vamos al colegio. Lo acompaño al médico

saca brevemente los ojos de la ruta para mirarme 

me siento viejo dice

tengo miedo

dice el silencio que le sigue

es el mismo sol 15 años después 

brillando con la misma intensidad

pienso: la vida es esto 


...



Un balcón a la vida partida por el medio en toda su tibieza

abierta a la mirada geométrica que la aplana

bajo la tapa limpia lisísima de cielo

y se calla, la mirada,

en los movimientos brasileros de la ropa que cuelga minúscula

se calla en el girar tonto de esas cosas

que desconocen su nombre y su para qué

se calla en el girar tonto de esas cosas

que desconocen su nombre y su para qué

se calla en la ternura del aire a las hojas

una mujer corriente en complicidad con el cemento

todas respetan su lugar salvo el pájaro de líneas incapturables

que resbala una bailanta en la mesa

acá adentro

tan cerca

que da miedo se me venga encima 

todos respetan su lugar salvo el pájaro y lo invisible

ellos resisten ser meros testimonios 




| Sobre la autora |


Sofía López Fleming es psicóloga, autora y performer. Fue parte de Blick, compañía cordobesa de danza contemporánea. Dirigió y bailó en Habitar, junto a Leticia Martínez. Creó y perfomateó el collage escénico Si te viera tu padre. Fue publicada en la antología Narrativa salteña del Bicentenario (2014, Cámara de Diputados de Salta). Actualmente vive en Salta y es parte de escándalo, secuencia de acciones para no morir. 


| Más de la autora |

https://escandalo.guiso.com.ar/somosescandalo/


| Contacto de la editorial |

@geraniaeditora

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Sofia sacude fuertemente lo más íntimo del ser.

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