“La explicación del pecado de Adán, por ende, a la vez la explicación del
pecado original ; querer explicar aquél sin éste o
ése sin aquél carece de todo sentido y valor. La razón más profunda de
este fenómeno reside en la determinación esencial de la existencia
humana: ser el hombre un individuo y como tal, a la vez él mismo
y la especie entera de tal suerte que la especie entera
participa en el individuo y el individuo en la especie entera”.

SOREN KIERKEGAARD


Es un hecho esencial que en las obras de Samuel Beckett tienda a predominar un cierto paralelismo con la corriente del pensamiento existencialista. Su esencia más profunda es ¿Qué es el hombre? Y ¿ Cómo debe enfrentarse con la condición humana? Como un reconocimiento de que las raíces de nuestra existencia se encuentran en la nada, en el vacío. Esto se presenta como absurdo, una paradoja de la existencia humana. La corriente del absurdo surge de los más profundos estados de la mente explorando ese vacío, esa nada que genera la condición humana en una búsqueda de respuestas tan básicas: ¿Quién soy yo? ó ¿ Qué hago en el mundo? Son interrogantes válidos dentro del pensamiento existencialista del siglo XX, que viene acompañado de pensadores como SARTRE, SCHOPENHAUER, HEIDEGGER y KIERKEERGAR, aunque este último pueda pensarse como preexistencialista. Además, las incógnitas sobre la existencia humana y sobre la condición humana de la existencia se reflejan en la obra teatral de Beckett siguiendo la tradición del absurdo, queriendo mostrar la paradoja de la existencia. Pretende representar a un individuo hundido en ese vacío en esa nada que engendra la propia angustia como reflexión de la condición humana. Con esto llega al punto en el que se hace claramente visible la separación de la literatura realista de la literatura de vanguardia en las piezas de teatro de Beckett.

El individuo histórico-social con todas las categorías que implica, es separable de lo que Hegel llama “su realidad efectiva”, su modo ontológico esencial. La singularidad profundamente esencial del individuo esta inseparablemente unida a las circunstancias históricos-sociales de su propia existencia.
El teatro de Beckett adopta una visión completamente opuesta; muestra al hombre ontológicamente independiente de toda relación humana y de toda relación social que lo define como sujeto histórico.
Varias de aquellas características definen al teatro de Beckett, pero minuciosamente puede percibirse mejor en Final de partida, obra de un solo acto donde el mundo ha perdido su carácter de mundo y solo existe una realidad del sujeto como vehículo de una reacción de angustia, creando una nada trascendente y con un carácter algo fantasmagórico generado por los mismo personajes solitarios, enfermos o carenciados de alguna facultad físico y mental (como son las figuras de Nagg, Nell y Hamm) que les dificulta percibir la realidad del mundo. Los padres de Hamm encuentran como único punto sólido en que apoyarse ese vacío carente de sentido que los hace existir hundidos en lo más profundo y desechable de la condición humana. Lo mismo, para Hamm, postrado y ciego.

Si un individuo pudiera separarse de su especie, su separación significaría a la vez una modificación de la especie. Eso es la fuente de tensión dramática en Final de partida ¿ Tendrá Clov fuerza para dejar a Hamm ? Si Clov pudiera abandonarlo lo más probable es que los tres mueran (por Nagg, Nell y Hamm) porque es Clov el que proporciona los necesario para que los tres puedan seguir vivos, como es por ejemplo, los medicamentos de Hamm. Teniendo en cuenta que el individuo es él mismo y la especie, la elección de Clov implicaría un cambio en la especie que lo rodea; llevaría a Hamm y a sus padres al estadio de la muerte. Ninguno de los tres puede moverse, Hamm porque es inválido y está ciego, ni sus padres quiénes viven dentro de un tacho de basura con las extremidades mutiladas. Los tres actúan como las partes de un todo. Ellos independientemente de Clov actúan con un sistema de percepción frustrada, enfermiza, que no solo reorganiza el cuerpo sino también cambia la manera de percibir el mundo.
Dentro de aquella habitación hay reposo de los cuerpos. Pero al mismo tiempo al no haber agitación, es decir, al no haber interacción con la realidad social, que se encuentra fuera de la habitación no hay nada. Y la nada genera la angustia a la que Clov está sujeto. Como diría Kierkergaard, él es inocente por no dejar a su amo, pero esa inocencia lo enfrenta ante sí con la desesperación por no ser capaz de encontrarle un significado a su existencia encerrado en esa habitación. A la vez, la inocencia trae consigo la ignorancia por no conocer lo que hay del otro lado de ambas ventanas: el mundo exterior. En términos alegóricos en el caso de que Clov se fuera de aquella habitación y conociera la realidad histórico-social que se desarrolla en el mundo exterior, el personaje sería partícipe de un salto cualitativo que lo llevaría de lo particular a lo universal también podría pensarse al escenario de la obra como un espacio extremadamente privado del desarrollo, y al mundo exterior como el espacio público donde interacciona.
Aquel espacio es el que Hamm rechaza y cree acabado por una misteriosa catástrofe. Los conceptos de ignorancia e inocencia propios de Kierkergaard me parecieron la forma más inédita para entender el cruce y pasaje de la ignorancia al conocimiento del mundo exterior. De la realidad social que seguro se desarrolla fuera de esa habitación.
Si Clov hubiera tomado la decisión de abandonar a Hamm habría dado lugar a un salto cualitativo en términos de superioridad, porque seguramente el mundo exterior no esta tan muerto como aparece en la visión de Hamm. Clov es un personaje que se muestra en un plano de decisión por el adentro o el afuera. En palabras de Kierkergaard: por la inocencia que a la vez trae consigo a la ignorancia o por la culpa que a la vez trae consigo el conocimiento. Tengo que aclarar que la angustia existe en la inocencia, que enfrenta a la nada y en ese estadio no hay culpabilidad porque no hay conocimiento. Clov sería culpable si hubiera salido de la habitación para abandonar a Hamm y conocer lo que hay afuera. Ese extremo del plano de decisión podría dar cuenta del salto de un estadio en el que el personaje participaría como sujeto de la especie, que existe en el exterior de la habitación, y así poder consolidar su propia historia con la historia de su especie.

En un momento de la obra pareciera que finalmente Clov tiene un motivo importante para dejar a Hamm y es la presencia del muchacho que ve del otro lado de la ventana:
Clov (sigue mirando): ¡Tomate! ¡Ya te darán! ¡Alguien! ¡Se trata de alguien!
(…)
Hamm: ¿Sexo?
Clov: ¿Qué importa? (…) Parece un chico (2 pág. 78)

La presencia de otro sujeto de la misma especie es un símbolo de continuidad de la vida, da cuenta de que no todo estaba tan muerto como Hamm creía.
Continúa:
Hamm: No vale la pena.
(Clov se detiene)
Clov: ¿No vale la pena? ¿Un procreador en potencia? (3 pág.)
“Un procreador en potencia”, es lo que significa el muchacho. Una continuidad de la especie, una continuidad de la vida.
Ese era el momento de la decisión final. Hamm sabe que llegó el final. Llego el final de partida:
Hamm: Se acabó Clov, hemos terminado. Ya no te necesito.
Clov: ¡Qué bien ! (5)
Ha tenido lugar el reconocimiento y aceptación de una realidad superior y exterior que da cuenta de la continuidad de la especie. Pero Clov no se va, el telón baja y él se queda ahí. Prefiere quedarse en el vació de su propia angustia contemplando la nada de su propia existencia. El interés que presenta Clov por unos momentos en la obra puede entenderse solo como una intuición de su condición humana de existencia, que permitió la curiosidad de pensar en que es lo que había afuera. O hasta una razón para poder continuar con la vida, con la historia del individuo y de su especie. Finalmente no se retira; se queda hundido en su propio vacío que lo convierte en un sujeto: AISLADO Y AHISTORICO.

1 comentarios:

_die dijo...

QUIERO ver esa obra...

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