En la tardanza de los ojos de los dos se mueve
rápido la nieve que cava, el acorde
rotoso de una luna que no. Fuimos
de pie en la intermitencia
una misma canción en colchones errados
de tiempo: ayer o pasado, nunca acá: lejos
al unísono. Capás las escaleras se tuercen
para tocar la tarde que nos anduvo
arañando el miedo, la nuca: sus garras
que saben del hambre en las cuevas frías,
del agua arrinconada que no supimos cruzar.

(qué se le va ser
si estamos mal dormidos
en la ciudad de las navajas indecisas, este invierno
hecho un nudo en la garganta)

1 comentarios:

la prometida del rey de los locos dijo...

Y si... qué se le va a ser, yo también ando mal dormida, es el texto que buscaba en estos días. Te quiero mucho, gracias por el resquicio de siempre.

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