por Ariel Fernández
La
colección de la Editorial Nulú Bonsai
en su colección ATAQUE EMOCIONAL AL SISTEMA CAPITALISTA tiene una gran virtud:
No defrauda a las expectativas que el nombre despierta. En este sentido hay dos
ejemplos que es indispensable mencionar. Por un lado Flores El intento de Sebastián Goyeneche y por otro Suena el afilador de cuchillos de Walter
Lezcano.
En
Flores El intento, Sebastián Goyeneche despliega una escritura que se ve
atravesada por todas aquellas variables que atraviesan la vida de cualquier ser
humano, desde el cuestionamiento de la existencia, la constitución subjetiva y
las conductas que de ellas se derivan, la diferencia de clases, la locura, el
amor y la soledad, lo cual crea una obra que nos interpela y nos lleva a pensar
en nuestro propio lugar en la sociedad y el lugar de la sociedad sometida a las
reglas se un sistema capitalista cada vez más perverso y hostil.
Más
allá de la diversidad que caracteriza al enfoque existencialista de las
situaciones de la vida humana, esta concepción se singulariza también por la
sensibilidad para con todos los problemas de la existencia individual, así como
por la confianza en las fuerzas creadoras personales. Los temas sobre los que
reflexiona el existencialista se mueven alrededor del hombre y de la realidad
humana (hombre, libertad, realidad individual, existencia cotidiana). En esta
obra la angustia en una categoría decisiva de la existencia en cuanto remite al
“yo” concreto; la angustia se relaciona con el problema de la autenticidad de
la existencia y su posible enajenación: “La superpoblación de signos/no nos
permite frenar doce segundos/o quedarnos quietos/ni para ver el espectáculo de
un semáforo/en su hábitat natural” nos dice el autor. De esta manera se ponen
en evidencia las perversiones y la ruptura con la sociedad que se produce sin
reparar en las consecuencias, destruyendo todo tipo de lazo social.
Así, la locura aparece como ruptura de lo
posible. Estar loco es cruzar el límite, es escapar del infierno de la vida
cotidiana. De alguna manera la locura es una forma utópica de la salvación
popular, que de una manera ilusoria muchas veces aparece ligada al amor aunque
la soledad aparece como lo irremediable, como el desenlace de nuestras más
genuinas esperanzas por eso uno de los versos del libro lo define de manera
bella: “sentado, acá/veo la imagen/más repetida de toda la historia: una mujer
de espaldas/que se va”. Sebastián nos pone en evidencia con la soledad, con
nosotros, y con lo más cruel del mundo.
Sobre
Walter Lezcano es necesario aclarar que es muy probable que solamente sus
cercanos podrán hablar de su persona de manera concreta, aunque entre sus
letras se cuela la compleja sencillez de
quienes andan a pie sin temores ajenos, pero nunca meramente individuales.
Su
poesía es terrestre e incómoda para aquellos que viven en el confort de lo
conocido. Su vida rebalsa vida y eso no es frecuento de una virtualidad
exacerbada. “Grité apenas/y no se acercó nadie” escribe Walter con gran
sensibilidad.
Como
cualquiera de los mortales la poesía de Walter se enfrenta a las pérdidas y los
duelos con prudencia, y nunca abandona la estima por lo que nace de nosotros,
eso que podemos llamar deseo.
El
libro funciona como una pequeña bomba emocional que estalla en el corazón del
lector, en una identificación que es inevitable a medida que avanzan las
palabras.
Terry
Eagleton, planteó que la literatura ha ocupado un lugar esencial y privilegiado
a la hora de dar cuenta de los discursos sociales que nos atraviesan, y Walter
Lezcano se para de manos con sus poesías y sus reflexiones que con audacia y
desparpajo se resisten y desmontan el discurso dominante, represivo y
excluyente. En esta dimensión la obra Suena el afilador de cuchillos muestra y
evidencia la opresión ejercida sobre quienes viven a contramano de sus
deseos, a la vez que da cuenta de la
persecución y ocultamiento que sufrieron (y sufren) todos aquellos que deciden
romper con el superyó perverso de una sociedad sin apertura.
Nulú
Bonsai hace de esta manera un aporte fundamental para la literatura argentina,
para el lenguaje poético, para el goce de los lectores, y principalmente a la
esperanza de que alguna vez el mundo no sea como es.
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