Osvaldo Baigorria escarba en los 80, una década ambivalente de amor new wave y sordidez post dictadura.  Esta compilación de artículos, publicados en las míticas revistas Cerdos y Peces y El porteño, editada por Blatt & Ríos es un bosquejo con mucho nervio outsider y la versión de los ochenta que más nos interesa: la contracultural.

por Alejo Vivacqua

cerdos y porteñosEn la introducción está casi todo lo que uno pueda decir sobre Cerdos & Porteños. En ella Baigorria explica que las notas que forman parte de este libro fueron escritas en el período que abarca de 1984 a 1987, en la Argentina de la pos dictadura y en los años en los que volvía al país luego de su exilio en una comunidad rural de Canadá. Cuenta que el escritor Néstor Perlongher, que estaba radicado en Brasil, fue quien primero le mencionó por carta el nombre del director de un suplemento que estaba dirigido “a los minoritarios (gays, feministas, presos, etc.)”, y quien, decía Perlongher, era un tipo muy interesante, un tipo bárbaro que resistía las denuncias de cierre contra su revista. Cerdos y Peces entraría en la vida de Baigorria en el mismo momento en que se acercaba a la redacción de la calle Cochabamba y preguntaba por Enrique Symns, el hombre en el que quedaría representada gran parte de la contracultura argentina de los últimos tiempos, el outsider sobre el que puede explicarse el contexto de un momento de nuestro país.

Las doce notas que conforman este libro sirven como espejo en el que mirarse como argentinos, un retrato de época segmentado en los temas que más parecían preocupar a mucha gente que estaba en movimiento y que no sólo tenía que ganarse la vida, porque como bien explica el autor en una de las anotaciones, “había también que ganar la calle, la cultura, la transición hacia una libertad que merecía que no se diera un sólo paso atrás”.

Desde un perfil de la movida pospunk o del verano del amor hippie en San Francisco, pasando por una crónica del carnaval de Río de Janeiro hasta un ensayo corto sobre el feminismo y la pornografía, Baigorria no deja asunto sin retratar, para confluir, y siempre con el fantasma del sida rondando, en una entrevista con su amigo Perlongher en la que ambos debaten sobre la homosexualidad, la militancia y la represión.

Decir que la Cerdos & Peces era contestaría sería una obviedad, pero decir que la mayoría de sus artículos e investigaciones provocarían hoy, treinta años después, el mismo escándalo en la opinión pública obliga a plantearse muchas cosas. El rol del periodismo es una constante preocupación en Baigorria, del que se ocupa en el prólogo y sirve a modo de reflexión final y tajante:  “Estas notas que me dieron alimento hace casi treinta años, escritas en una máquina Olivetti a las apuradas para llegar al cierre y pasar la factura antes de que la inflación me devorase el importe a cobrar, tienen todo el descuido de la actualidad, aunque no de cualquier actualidad, sino de una en la cual podía practicarse, dentro de un par de pequeñas pero influyentes publicaciones, un periodismo bastante independiente de los grandes medios y el Estado, y donde incluso un humilde colaborador free-lance podía escribir con alto grado de autonomía ante el patrón, director o editor en jefe”.

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