Esta vez retratamos a Barb Pistoia leyendo “Guerrilleros”, un poema
sobre pronunciamientos sutiles, que se encuentra a sí mismo en un lista de indicaciones
para liberarse de un otro que eligió y elige partes del cuerpo ajeno para alojarse,
como memoria efectiva aunque pixelada y deforme por los mensajes de una pantalla
que aletarga el deseo. Todo amor es un poco una batalla, pero también todo
desamor es un atentado a lo propio, este poema logra hacerse isla tratando de
desalentar las armas del otro, el recuerdo siempre es letal, como ver las fotos
viejas de una relación, cada verso va forjando un collage y las imágenes van
sometiendo al lector a ese desencuentro entre dos que se parecen y no. Ventanas
irresueltas que no saben hacerse puertas o aberturas por donde dejar ir, pero una imagen final da forma al círculo, dejándolo abierto en una promesa de paz: “somos
cajitas musicales abiertas/ que viajan por las constelaciones desnudos/ desvaneciendo
la violencia”.
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