La vida es eso que te pasa cuando dejas de hacer zapping, todo aquello que queda por fuera del campo de la visión del marco de la tv, Mariano Rapetti el director de Paraíso, refleja en su obra cómo la cultura de la televisión todavía hoy sigue influyendo en nuestra cotidianidad. Una novedosa propuesta escénica basada en el poema "El Paraíso, El Espacio Exterior", del poeta Mariano Blatt, que busca recobrar esos espacios abiertos que a veces olvidamos frente a una pantalla.
por Jorge Carballo
Al terminar de subir las
escaleras de La Casona Iluminada: una habitación a oscuras, con una iluminación rosada que deja ver una cama, una chica sobre esa cama, ropa tirada,
revistas sin leer, juguetes, adornos, un estante con libros, un enorme peluche
de un perro, una oscura cortina al fondo, y al frente de la cama, uno
de los ombligos de la obra, un televisor encendido que Ana mira sin mucho
entusiasmo.
La habitación,
que a la vez es la sala, alcanza su máxima capacidad. Ana toma un juguete, le
da cuerda, lo hace andar. Dos burbujas estallan formando una sola: la
sala-habitación. La corta distancia
entre los zapatos de los espectadores y el espacio donde los actores andan,
anima a vivir esta aventura irracional que Mariano Rapetti propone. Una historia cuyo protagonista parece cambiar
de lugar constantemente entre Ana, el televisor y nosotros.
La
voz del conductor televisivo resuena entre las paredes como si su mundo hubiese
dejado de ser la televisión para ahora serlo todo. Seguidamente, esa voz cobra forma humana y
con un micrófono en la mano conversa con Ana mientras constantemente pide las
palmas del público, y a la vez, comunica una trágica noticia nacional: una
frustrada cruzada espacial de la Argentina acaba en tragedia.
Aquí
nada parece ajeno, huele a nuevo o sabe raro.
La educación que brinda la TV argentina nos da una mano para que la
magia sea total. ¿Hasta dónde se mete la
tele en nuestra casa, en nuestra vida, en nuestra forma de ser y sentir?
¿Adónde está el límite de la burbuja? ¿Será que ya estalló y no nos dimos
cuenta? ¿Será que esta burbuja que se forma al iniciar la obra, no se deshace
más al salir por la puerta de la sala-habitación? ¿Será que Rapetti nos quiere mostrar
cómo esas pequeñas burbujas de momentos puros y propios, secretos y sensibles,
artesanales y simples, estallan dentro de una burbuja enorme que se traga a las
demás sin que nos demos cuenta?
El
programa avanza y la vida de Ana comienza a desnudarse y a entrelazarse
“mágicamente” con el espectáculo de la pantalla chica. Una vida privada, un amor que aún duele y un
accidente espacial que de a poco se transforma en suceso glorioso, son un solo
néctar: entretenimiento que no respeta límites de ningún tipo.
Una
fina mezcla de drama, crítica y fino humor envuelve todo el relato. El sentimentalismo de Ana es identificable
con cualquier chica descorazonada que queda en su habitación con muchas preguntas
y ninguna respuesta, y para colmo, con la única compañía de su televisor porque
el perro que tenía con su pareja, Pucho, se ha ido con él.
Un
perro, un hombre (ausentes y presentes a la vez, en un ingenioso juego de
disfraz que con un poco de imaginación es una delicia), un presentador de
televisión que consulta a su personal de producción todo el tiempo, y Ana en su
habitación desordenada por tanto golpe de amor y recuerdos viciados. Así crece esta historia que busca un Paraíso
tan personal que nos hace recordar una vez más las pequeñas cosas que dejamos ir
con la corriente de la vida y nos hacen de pronto tan felices.
Cuando
la obra acaba, quedan aún preguntas que quizá tengamos que responder nosotros,
unas cuantas mejillas surcadas por un par lágrimas o más, y miradas perdidas que ya no le prestan atención a Ana, que termina tirada en la cama con sus pantuflas
de monstruo y ruido de lluvia en el televisor.
Paraíso
es un reflejo de lo cotidiano que difumina las barreras del espacio; como si
estar aquí y allá fuera indiferente, al igual que lo que llevamos por dentro y
nos hace humanos, y lo que hoy se vende por televisión a variados precios pesar
de que mucho antes y muchas veces fue nuestro, muy nuestro y ahora ya no nos
damos cuenta. Tal vez todo fue siempre
una gran burbuja.
| Funciones |
Sábados
21hs
La
Casona Iluminada (Corrientes 1979)
Reservas:
49534232
Entrada
General: $60
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