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no imagino una noche de ochenta años
ni un día de veintitrés

tal vez en un futuro extraño
deje de enredarme en destinos imbéciles
y me encierre en quimeras insulsamente pasajeras
figurando que nada me duele que nada siento que nada soy
solo una pieza de hielo que se pierde en cuartos oscuros

pidiendo a gritos que alguien la escuche
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1 comentarios:

uno más dijo...

El libro de nuestro destino nos prepara páginas de diferentes colores.
Es recomendable fortalecer el trazo de la pluma que cuenta tu historia en las páginas más oscuras.

Yo también te agradezco que nos compartas tus palabras.

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