En la mini-editorial independiente Rescatá la tanga, cada fanzine es encuadernado por su autora y editora, Maru Salemi. Parte de habitar sus obras consta en tocarlas, tenerlas cerca como manuales de herramientas o cuadernos para anotar deseos. Quizás te cruces con un afiche, por las calles de algún barrio, que te diga: “seguro tu piel / seguro la mía / de lejos se gritan / cosas lindas”.  

por Sofía Helena Fontana




“Desde el primer fanzine no tenía computadora, lo escribí todo a mano, y después seguí así. Hay algo de eso que me gusta.” Maru Salemi nos cuenta que, si bien los procesos artesanales y autogestivos pueden llevar tiempo (“es todo pasito a pasito hasta llegar a algo”), y en general tienen tiradas reducidas, ella decide producir artesanalmente por varias razones: le apasiona hacerlo, disfruta de “que cada ejemplar sea único, que cada tapa sea distinta”. Además, sabe usar los papeles y las técnicas manuales desde el principio, le son cercanos. En 2014, Maru Salemi lanza su primera autopublicación Rescatá la tanga, que surge en un taller de actuación integrado por mujeres; Salemi comenta que “en el fanzine había poemas, como un diario íntimo sobre qué era para mí ser mujer, qué sentía con eso”. Sin saber en qué consistía armar un fanzine de escritos, ni estar inmersa en el mundo de las ferias editoriales independientes, se lanza a autopublicarse. Meses más tarde, ese fanzine aterriza como el puntapié del proyecto editorial homónimo: Rescatá la tanga.

    Elige papeles rosa flúor, azul y violeta por la atracción que siente la mano de la artista. Cuando va a buscar papeles, a veces encuentra unos que, aunque no sepa para qué los va a usar, los lleva porque le atraen y sabe que algo va a hacer con ellos. Ese mismo deseo y placer es el que la impulsa a mantener funcionando la mini editorial artesanal e independiente desde hace ya siete años.

Las huellas de lo artesanal, como marcas en los papeles, dobleces u hojas más grandes que otras, no molestan. Al contrario, forman parte de las obras. El caos, la entrega, y la escucha de une misme las caracteriza: el cuerpo queda involucrado de lleno, tanto en la producción como en la recepción y experiencia de la obra. Cada ejemplar es distinto, como cada orgasmo. No impolutes y asimétriques también somos nosotres. 





    Maru nos cuenta que, al momento de crear el fanzine Herramientas hasta que vuelva el calor, se preguntó “¿Qué necesitamos ante este mundo que muchas veces es tan aterrador?”

    En esa, como en otras publicaciones de Rescatá la tanga, hay un erotismo latente y explícito, una conexión y escucha con los sentimientos, los sentidos, el calor. Esa presencia cotidiana de lo erótico es desarrollada por Audre Lorde, escritora afro-norteamericana, lesbiana y activista feminista, en su ensayo “Lo erótico como poder” (1995). Ella escribe sobre “la carga eléctrica de lo erótico” como una fuente de poder que genera energía para el cambio “frente a una sociedad racista, patriarcal y anti-erótica”. Habla de lo erótico no solo posible en “la cama”, sino en todo ámbito y acción de la vida, sobre todo al compartir el goce con otres. Lorde plantea que lo erótico tiene en este sentido efectos autoafirmativos de la capacidad de goce, de manera abierta y audaz.

La autopublicación, animarse a buscar y a encontrar formatos en los que une se siente cómode mostrando lo que hace, es un acto de resistencia frente a mercados hegemónicos y automatizados, y una forma de hacer crecer la cultura y la pluralidad de voces. Se trata de trabajar en lo propio, para lanzarse e ir viendo por dónde se sigue.




    Maru Salemi dice: “El año pasado me pregunté: ¿qué estoy escribiendo? Fueron un montón de meses de pensar qué es lo que ya me representa [y a Rescatá la tanga] y qué no, qué siento y qué ya no siento. (…) El proyecto va cambiando conmigo.” Así también muta con el contexto, con los materiales que se consiguen y el cuerpo de quien lo produce. Agrega: “Buscando materiales y herramientas para seguir haciendo cosas nuevas, el año pasado me hicieron conocer las letraset”. Con ellas hace las tapas y hasta algunos fanzines enteros, que luego reproduce fotocopiándolos. La letraset consisten en placas con letras, abecedarios, símbolos y dibujos. Las placas se posan sobre el papel y se raspa el símbolo elegido hasta que la tinta se traspasa a la hoja; cada letra se usa una sola vez. Esta técnica se usó sobre todo en los setenta y ochenta, es difícil de encontrar en la actualidad, y son inesperadas las tipografías que aparecerán.

    Antes del escenario pandémico, Rescatá la tanga vendía sobre todo en ferias, eventos y marchas. Pero ahora las redes sociales tomaron el protagonismo. Para adaptarse a esta nueva modalidad, Maru Salemi nos comparte que fue fundamental ayudarse entre les colegas feriantes, y apoyarse mutuamente entre amigues y trabajadores de la cultura.

    En el próximo tiempo, la artista está trabajando para publicar un fanzine con poemas reunidos y tarjetas enmarcadas con sus versos en letraset originales. Además, está trabajando en publicaciones impulsadas a partir de entrevistas a grupos de mujeres latinoamericanas, entre ellos al grupo boliviano Las Cholitas Escaladoras (@cholitasescaladoras).


| Más sobre la editorial |

Instagram: @rescatalatanga


| Sobre la autora |

Maru Salemi nace en Buenos Aires en 1992. Escribe y actúa. Es estudiante de la carrera de Crítica de Artes en la Universidad Nacional de las Artes (UNA). En 2014 lanza el fanzine Rescatá la Tanga, que se convierte en un proyecto editorial independiente. Durante 2019 cura el ciclo de lecturas de poesía y narrativa Lecturas Sucias. Actualmente trabaja como redactora freelance y escribe su primera obra teatral.

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