cuidado:
las avaricias del tiempo
sus trampas tan bien puestas
esos instantes exactos
te acechan
en las esquinas mal alumbradas
de tu extraviarse trasnochado
cuidado:
mirar en cada pliegue de las voces
guardarse de creer una sonrisa
hacer la cruz a cuatro vientos
no te será suficiente
estás a merced
estás acechada desde adentro
pequeña: ya te encruzijaste
ya te emboscaste con maestría

cuidado:
tu irte es cacería
ese no querer cerraduras
es tu jaula irrevocable
es abolir tus manos
salándote los ojos
ofrendada a la niebla
todavía ni ánima ni recuerdo ni piedra ni silencio
te vas cayendo dentro tuyo
hecha polvo, hecha sed, hecha otoño
por eso cuidado, pequeña:
muy oxidada de tanto no morir
te vas quedando sin orilla
por esperar ese otro lado
que no está allá dónde mirás
sino acá
donde no querés ver




[ extraído arbitrariamente de Última sequía, El Péndulo ediciones, 2008 ]

0 comentarios:

Publicar un comentario