| Sobre la autora

Romina Guarda es fotógrafa. Nació y vive en Buenos Aires, Argentina. Tiene 34 años. Su pasión por la observación nació luego de vivir unos años en la provincia de San Luis, Argentina. Comenzó de forma instintiva y amateur a tomar fotografías en la intimidad de su casa en el año 2006 y luego siguió especializándose profesionalmente.
Trabaja exclusivamente con soporte analógico 120mm y 35mm. Revela artesanalmente sus fotos, se ha interesado por técnicas de copiado del siglo XIX como impresión al papel salado, Cianotipia, Goma bicromatada, Van dyke.
Su obra ha sido expuesta en Argentina y España, recibió una premiación en España en el X Certamen de Fotografía de la Fundación ASISA- ASISAFoto 2018 por la serie “EL tercer Cuerpo”
Fue finalista del Premio Pampa Energía 2019, actualmente una foto de la serie “El tercer Cuerpo” esta expuesta en FOLA hasta el 22 de octubre del corriente año.
Actualmente coordina el Taller "Aire, luz, tiempo y espacio”

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| Sobre esta serie |

El tercer Cuerpo 
2016-2019

"(...) estamos vivos en lo fugaz, unos segundos, cuando las almas realmente hablan, realmente encuentran, realmente ven."
Jonas Mekas

Hace unos años, con la intención de que las digitalice, mi papá me dio unas fotos de mis abuelos. Me impresionaron mucho: eran casi idéntiques. Su semblante, pasivo pero vibrante, iguales el uno al otro, me dejaron tan desconcertada que nunca quise volver a verlas.
El mismo año en Ostende conocí a Milagros y Carmela, que son hermanas y mellizas. El impacto de verlas por primera vez fue misterioso, místico.
El viento las envolvía en una manta: cabellos flotaban sobre su aura.
Unos meses más tarde empecé a fotografiarlas. Y sigo haciéndolo: fui (sigo) encontrando, esporádica pero constantemente, similitudes entre las fotos que les hice (que les sigo haciendo) y esas fotos que me dio mi papá.
Sólo que a ellas, sí quiero verlas.
De algunas -muy pocas- caras, puedo registrar una expresión tan neutra como la de la vida. Es como si ni la cámara ni yo estuviéramos ahí.
Me gusta pensar que en esa neutralidad expresiva que se impregna en la foto, en esa ausencia íntima, nos hacemos presentes, de algún modo, todes: Milagros, Carmela, mis abuelos, mi padre.
Yo.

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