voy a romper el poema que escribí
porque dice de la niña
que era una estatua y no una niña

en el poema 
la mano abierta de su madre
cae seca
sobre los cachetes de la estatua 

dice estatua
porque se quedó quieta
pero la palabra era niña
nunca estatua
dice estatua 
porque no supe qué decir
sobre su quietud 
pero era blanda

un ser vivo
capaz de absorber golpes
sin ofrecer resistencia 

y ahora dice 
que era una niña
pero creo 
que no le estaba permitido 
ser niña 
ni romper el poema

que se redujo al punto
de lo que pide ser nombrado
pero no tiene un nombre justo


Cuarenta gotas diluidas en dos dedos de agua

Puede parecer un gesto demasiado obediente
tomar la medicación a pesar de las circunstancias:
cuarenta gotas diluidas en dos dedos de agua
sin importar que llueva, que te hayas visto 
las manos 
congeladas en la luz de un relámpago.  
Y lo es. Pero no desprecies el gesto ni el remedio
es tu forma de profesar alguna fe. 
Contá las gotas que caigan 
en un susurro que suene a rezo. 
Apretá la goma rosada del gotero
como si le acariciaras los pezones 
a una santa ¿cómo la tocarías  
a la Virgencita de Guadalupe
si se abriera el manto 
sobre tu cama, hoy que llueve 
y el cielo te alumbró
así
las manos?


La sanjuanina

Ema descansa en su reposera
deshilachada
sobre la calle Ipiranga.
Tiene las manos enrojecidas
de agua fría y jabón en polvo.
Al rayo del sol su piel
es tierra pálida, rajada
la carne de los pies
desborda las chancletas
con el mismo gesto brutal
que tiene la naturaleza cuando crece
sobre edificios abandonados.

Ahora chumba un perro y la despierta
abre los ojos, dos semillas doradas de chañar
se desentierran


La plaza Socaire

los perros se echan
sobre la sombra flaca
de la iglesia
que no alcanza 
para cubrir las patas

las pocas perras
andan
lentas
con las caderas a cuestas
y el cuerpo
cubierto de una tierra fina
que las hace ver difusas

la tierra se les hizo costra 
en la nariz, los labios

sus ojos lagañosos
que son lo único que brilla

entre el polvo


| sobre la autora |

Olivia Milberg, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 1992.  
Algunos de sus poemas fueron publicados en LADO TIERRA (no es como una rubia en el avión, 2018), en la antología de poetas jóvenes Celofán 2 (La carretilla roja, 2019) y en la revista Hablar de Poesía #39 (Audisea, 2019). Fue premiada por La Bienal de arte joven de Buenos Aires por Chile, que formará parte de la Antología de poesía de La Bienal (Gog&Magog, 2019).  En noviembre de este año publicará Lobo de mar (Añosluz, 2019).
Desde el 2017 coordina y realiza el diseño editorial de NO ES COMO UNA RUBIA EN EL AVIÓN, editorial, ciclo de lecturas y videoteca de autores contemporáneos.
Estudia Artes de la Escritura en UNA.


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