El desierto es un sentido de lo que somos
despertar en una cama extraña
una mirada en el espejo que recuerda
pequeños insectos que comen de la mano
hasta la piel
araña en medio del estómago
si tan solo pudieramos desaparecer
por tres días, cinco meses, un año y
no acordarse, simplemente unirse a nada
y volver como se vuelve a un río, un árbol, una seña

...

hay todavía llamas en los escombros
todavía llamas a la madrugada
plumas que arranco
de este pájaro
para que no vuele aún
sabía, me lo dijeron
(cuidado, cuidado)
con qué pregunto
pero sabiendo que si dejo
que se corroa y se inunde
de tu mar salvaje
ya no seré
una mirada bestial
crece dientes
al revés de la tarde
donde hablar de la lluvia
es hacerla
lo que te queda del humo
qué es?
Sabremos de esta caída
cuando no haya más agujero
de este imperio cuando no haya
más piedras para levantarlo.

...

Dice que marzo está tarde
que el desierto vive de él
dice que ciego
el caballo de su mentira
se aproxima
pienso en esos pequeños gestos de sus manos
una forma de abrir o cerrar los ojos a la siesta
una forma de tocarme el centro justo
la calma justa
la memoria es un pájaro que me sobrevuela y en un momento
cierra sus alas y baja en picada a mi cabeza
todavía
hoy
estoy debajo de este techo de esta casa
que aún no siento
pero es de día y el sol tal vez empiece
a secar las cajas de libros que no me animo a desarmar
es de día y llevo en el cuerpo
un ojo de tigre que espera

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