by Flavio Greco Paglia |
Poema que fracasa en el intento de emular el estilo de R. B. nº 1
para
omar, un poema povera
Bajo los
plátanos consumidos por el otoño.
Mercurio y
aceites en tu espalda, alguien que
Te habla en una
lengua destrozada
Pero todavía
comprensible
E inútil. Querés
dibujar la palabra-sin-forma
Sobre una hoja apenas
tocada por el sol.
El invierno: la
esperanza.
Policías,
merodeadores, estatuas truncas, escombros. Ojos
Como pantallas
partidas. Interferencia.
(llegar a ese
lugar donde nadie guarda memoria de la luz)
Plátanos
sobrevivientes. Rocío. El vapor
De la orina
fermentando en las estaciones. De noche todos se vuelven un
Poco
peligrosos. Fantasmas, ansiolíticos, mensajitos de texto, vidriecitos en la retina.
(años atrás la
descomposición se transformó en una alternativa viable)
Tus vértebras tan
súbitamente invadidas por el óxido. Escribir. Escribir
Como si
tuvieras
Algo más que
Tu idiotez y tu
lirismo. Soy
En la vana noche
El que cuenta las sílabas.
Bajo los
plátanos, dibujando la palabra-sin-forma.
..
Poema que fracasa en el intento de
emular el estilo de R. B. nº 2
para nadia
Baila la noche
y los
árboles aman al
pájaro que calma su
sed en los espejos
¿Hablás o es el frío
haciendo crías
en tu garganta? Una mano rota
palpa cigarrillos
papeles viejos hambre cositas
sin nombre sin
belleza busca tu
cara o
cualquier cara o piel o tibieza encuentra nomás charcos
heladas ramitas
vidrio nomás rejas arañas iridiscentes (Visiones
de un cuerpo
recostado en la cama como un
cuchillo) Dijiste: “Ese virus
impecable” Dijiste: “Esa ceniza”
(Hablábamos
como si
nuestras palabras fueran relámpagos) Borrachos
pérdidos en
calles demasiado conocidas En las esquinas
los fantasmas
encienden pequeñas fogatas Lo que aún no
tiene
forma
me protegerá Deambulamos tras las amnesias de la
ciudad: una mujer
quemándose en
cámara lenta
párpados
flotando en la
lluvia amarilla perros
incompletos y
mustios
entran en la
nieblina ¿Hablás?
¿Es
sólo un río que
se seca? La noche
baila su última canción en tu boca
llena
de brasas
..
Poema que fracasa en el intento de
emular el estilo de R. B. nº 3
En el núcleo luminoso e invulnerable de
toda estética
Hay apenas inepcia, resignación,
resentimiento, dice el
filósofo-perro.
Beben con
desconfianza
Un vino tibio y
agrio. Él
Babea y sonríe y
ladra y bebe
Su vino
Con avidez. Hay que trabajar
Con lo insignificante y lo desechado y hacerse
Invisibles, les dice, y el viento golpea las ventanas con los olores calientes de la
cacería.
Con los ruidos mugrientos
de la carnicería el viento
Rasguña los
vidrios. Están sucios y cansados, tienen
Frío, hambre,
pero el filósofo-perro
Habla
Y vinieron desde
muy lejos a escuchar
Esa palabra.
Las velas tiemblan y sus sombras tiemblan
Sobre las
maderas podridas de la casilla. En el piso
Encuentran su
alimento insectos inexplicables
Y meticulosos. Afuera
La noche encendida
se relame. Hay que escribir en las ruinas
contra las ruinas, pero callar,
No agregar otra voz al pálido griterío. Habla el filósofo-perro. Ladra. Babea. Apenas
el vino
Deje de
alimentar su palabra, volverán al viento, a la carnicería. Lento,
Hostil, como
una peste tibia, va a llegar el sol. Y desandarán
En silencio
—saciados, acaso invisibles— el camino.
[sobre el autor]
Cristian Franco: escritor, editor, experto en maquinitas. A veces hace cosas en escrituras.indie. Vive hace una bocha en Mariano Acosta, provincia de Buenos Aires.
El sábado 17/05 leerá junto a otros poetas en el ciclo Amalgama.
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