El punto se transformó en golpe seco,
las líneas no.
Hasta detenernos las líneas blancas del costado de la ruta
fueron suaves cintas deslizándose.
¿Qué iluminaron las luces esa noche?
Las hice titilar
para espantar lo que veía,
te desperté, por si el punto era mi imaginación
y no ese perro mirándonos de frente.
Me agarraste la mano para no esquivarlo.
De dormir pasaste a ese movimiento
a esa invasión sobre el volante.
En la estación de servicio dijiste “era el perro o”.
Yo no pude responder
y mientras el agua caía sobre el parabrisas
al señor le dijiste “sí,
en la ruta había niebla”.
..
Cuando llegamos estaba de pie y todavía temblaba
Cuando llegamos estaba de pie y todavía temblaba.
Ese día me contaste que un caballo
nace recién al apoyar las patas,
que hasta que no logra eso
en un haras no festejan.
Tu mamá estaba alegre aunque miraba el techo.
Yo visitaba la que había sido tu casa.
Tu papá en el pueblo
y ella contra el silencio decía “qué viento
no saben,
volaron árboles hojas ramas”.
La yegua y el recién nacido se acercaron
y tu mamá no supo si seguir hablando
del nacimiento o del tornado.
En eso llegó tu papá y apenas me miró
sin ver la marca que me habías dejado en el cuello
se quitó los anteojos de sol
y dijo “listo,
traje vacunas y materiales para la obra”.
..
¿Qué veíamos en los perros?
¿Qué veíamos en los perros?
La agilidad de los galgos no alcanzaba
y los hombres necesitaban
meter sustancias en sus cuerpos.
Con tu cámara filmaste
cómo sostenían el muslo de un perro
y lo acariciaban hasta aflojarlo,
hasta clavarle una aguja.
Fue raro que tomaras esa imagen
porque el documental no iba a ser de denuncia.
Yo corrí la mirada y vi que estaban listos
seis de los perros en las gateras.
Desde el otro extremo de la pista
alguien arrastraba por la tierra
un cadáver de conejo.
A los galgos los ojos se les salían.
Cuando volvíamos dijiste que lo difícil
no era ver todas esas cosas
sino hacer algo con ellas.
..
Él pasaba después del mediodía
Él pasaba después del mediodía
mi mamá me entregaba prolija
y yo salía con sopor.
En ese tiempo mi papá era inteligente
y viéndome así
no tardaba en alzarme en sus hombros.
Inteligente, porque lo bueno no llegaba como premio
sino al principio de las cosas.
Cómo contarte lo que sentía
cuando subía las escaleras del puente,
el sonido que hacían sus zapatos
sobre el metal oxidado,
lo que era cruzar el puente arriba suyo
y si pasaba el tren
ver que los techos de los vagones formaban
una línea de colores difusos.
¿Era un vértigo parecido al que sentías vos
cuando cruzabas nadando el río?
Contame de nuevo cómo era eso
de ir con el botecito de tu papá al lado
por si algo fallaba. Podría escucharlo mil veces.
..
Lo rápido que pasaban las vacas y el campo
Lo rápido que pasaban las vacas y el campo.
Tuve que subirme a la parte de atrás de la moto
para descubrir eso
que a la velocidad del movimiento la íbamos inventando.
Salimos con el sol a la altura del horizonte.
Cada tanto soltabas el manubrio para señalar los carteles
las letras blancas sobre el fondo verde de los pueblos vecinos.
Mis dedos se entrelazaban entre sí y entre tu ropa.
A más de cien kilómetros por hora
los mosquitos comenzaron a ser agujas.
El sol permanecía a pesar de lo demás
que iba, en cambio, convirtiéndose en manchas.
Y como esas cámaras que logran captar el movimiento,
pude notar que el árbol era también una línea,
que la vaca era también una línea,
que cada cosa era mucho más que esa cosa
y que nosotras también iríamos dejando un rastro.
[ sobre la autora ]
Verónica Yattah nació el 1º de febrero de
1987 en la Ciudad
de Buenos Aires. En 2009 publicó Ella
salta la espuma de las olas (Ediciones Del Dock) y en 2013 Allá es mañana (Editorial Funesiana).
Participó en la antología de cuentos del concurso del FNA en 2008, y en la Antología 2013 El Rayo Verde. En abril de 2014 se
publicará su tercer libro: Los perros
también se van (Viajero Insomne Editora).
Desde 2012 realiza entrevistas sobre los
procesos creativos para su blog Sigamos Tramando (sigamostramando.blogspot.com.ar).
En abril de este año comenzará a dar talleres
de escritura y proceso creativo con Natalia Romero (romeroyattah@gmail.com).
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