Hace unos días atrás la galería Honeycomb abrió sus puertas para la inauguración de “Fuerza”, la nueva muestra del artista Christian Riffel, un espacio para la indagación, donde paisajes elementales encuentran en la forma, su costado más vertiginoso. 

Por Nadia Sol Caramella


La línea recta persigue a la curva y se erotiza en el roce de combinaciones exóticas, entre colores caprichosos y sensaciones angulosas. Un juego de geometrías que penetra profundo. La intimidad se ve interpelada. Algo adentro busca lo figurativo, pero no. Eso “otro” aparece funcionando de manera autónoma sobre fondo blanco, sobre fondo azul, cómo flotando en un espacio mudo, sideral.  

Lo lineal adopta formas concéntricas y casi sin querer el color termina por ejercer la presión necesaria sobre la mirada que va forjando y desnudando. En la extensión del plano, el ojo hace de su recorrido una lectura mecánica, pero encuentra lo inesperado. Algo que en un punto lo perturba: fragmentos, disposiciones de líneas y figuras geométricas en fuga. Hay movimiento. No hay realismo donde anclarse. Habrá que apelar al instinto, confiar en lo espiritual.  

El motivo de las obras es enigmático: estructuras laberínticas que podrían ser paisajes resueltos en las instancias de la forma. Entre el murmullo de esas voces de colores y fondos monocromáticos, se evidencian los hilos de una búsqueda suprema. Christian Riffel aclara al respecto: “Creo que el artista no es su obra sino su persona, su ser. Hoy en día, me gustan los artistas que indagan en la filosofía el desarrollo del ser, como el uso de la teosofía. Algunos como Barnett Newman, Kasmir Malevich, Basaldella Afro y Hans Hartung, entre otros.” Una afirmación que sirve para interpretar bajo qué influjos fue concebida la serie.

Este artista reaviva a través de sus obras, una vez más, la vieja promesa de la abstracción, que se alimenta de la deconstrucción y se reinventa en lo primigenio: la línea, la forma, el color. Hay despojo. Por eso es que resulta toda una hazaña para un artista joven inscribirse en una tradición tan vasta y compleja. En tiempos en que el arte hipster conquista y malgasta lo figurativo, la sobreabundancia de tonos “instagram”, el ocaso de lo esencial: la forma mínima.  La adscripción a ciertas formas de las corrientes del arte abstracto, revaloriza el despojo, la única justicia posible ante tanto exceso. 

Un círculo negro sobre blanco o un triangulo rojo sobre fondo azul pueden representar dramáticamente las tensiones de toda una generación. Ahí radica la potencia metafísica de esta muestra.

[Más sobre el artista]

[Sobre la muestra]
La muestra podrá visitarse en Honeycomb hasta el 14 de septiembre, concertando cita escribiendo a: info@inthehoneycomb.com

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