¡Pungueame que me gusta! Javi Punga vuelve a hacer de las suyas con Rock And Roll Punga, su última producción.

Por Joel Vargas 

Es difícil escribir sobre los artistas de la Plata sin caer en lugares comunes del periodismo de rock: “Los músicos platenses son pibes de barrio, que en sus momentos de ocio libran batallas por el universo. Son los nuevos Eternautas. Sus  guitarras galácticas viajan en el tiempo y se materializan en el bondi, ahí donde estás, colgado de tus auriculares”. Exagero, pero por ahí va la cosa.  Voy a intentar no caer en esa tentación.

Rock and Roll Punga es el nombre del nuevo trabajo de Javier Cereceda, alias Javi Punga. Este prolifero cantautor platense no para de grabar. El año pasado editó El Tiempo del Amor y ahora  vuelve a sorprender.

Alguien nombró el disco pero por alguna razón no captaste lo último, solo escuchaste el nombre del álbum, inmediatamente pensaste “es otro disco de unos pibitos amantes de Pappo y del tren de las 16”. Cuando por fin ves la tapa, quedan pocas dudas, hay algo de los Jóvenes Pordioseros en todo esto. Pero no, las apariencias engañan, mejor  dejar esos prejuicios de lado, esas categorías impuestas por el imaginario social.  Entonces miras mejor y ahí lo ves, en la punta de la lengua: un cartoncito sonriente… Huele a espíritu psicotrópico, ¿no?

La santísima trinidad del rock alternativo se hace carne en las violas y en las melodías del universo Punga. Sonic Youth, Pixies y Pavement dicen presente en todo el disco y especialmente en  “El amor es todo II” y “Campos de Cristal”.  Aunque  no es ninguna novedad, Cereceda  formó parte de la mítica banda Ned Flanders, fieles amantes del trío alternativo. También hay otros guiños, más obvios: “The Cure”, una suerte de “Friday In Love” bien pungueada: “otro viernes más yo me quiero enamorar”.  Ojo, las citas no terminan ahí: “Sandwichs naturales” parece una alusión al Carpo y sus benditos triples de miga.

Si rebobinamos un poco en la carrera de Javi, nos encontramos con “Chica Cheta” y muchas canciones folkies. En esa etapa él jugaba con las palabras. Era un bardero profesional, bien punk, un elegante stone. Sigue así, solo que ahora le sumo una banda a esa identidad, que por momentos reluce algo de Perdedores Pop, sobre todo en “Brilla y sueña”.  Lo más folkie que encontrás en el tracklist es “Vamos a estallar”, una de esas canciones románticas con pandereta incluida.

“Otro día está naciendo, todo puede volver a empezar de nuevo” canta Punga en “Rock para Volver al Futuro”,  como si fuera un Stephen Merritt distorsionado. El saxo del final paga la noche.  Y si querés algo más garagero en clave  “guacho martinfierrista” de Oscar Fariña  escuchá “Rock de la China”. Un poguito con Tadeo Isidoro Cruz no viene nada mal. Mientras el saxo sentencia el final, la china le dice “A vos punga ¿qué te pasa?”. Hermoso.

En “Rock del Tren”, la locomotora platense no deja nada a su paso. Las guitarritas hacen pequeñas explosiones como las del polvo de los chupetines con forma de pie. Te estalla la lengua: “vamos llegando como un tren”.  A esta altura el saxo del final es un leiv-motiv punguero.  Pero, hay una excepción que confirma la regla “Rock de Aladino”, con sus notas  guerreras  llenas de mugre sónica y un “te quiero ya”.

Con “Niños de dios”, Javi Punga, el nuevo Eternauta, va a defendernos de Godzilla (uy lo estoy haciendo). Un viaje galáctico (ahí va de nuevo) con ruido de Zeitgeits y Spiderman 2. Un broche final acorde al rock punga. Y sí, la vanguardia es así.

1 comentarios:

KlaurocK Suicida dijo...

Gran reseña! excelente. Me causo gracia que vimos las mismas cosas, y que se parece algo a lo que escribi yo en mi blog en su momento...pero esto esta mucho mejor escrito.lejos. Excelente. Escrituras y Punga un solo corazon.

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