Están dispuestos
en sus anhelos
y en sus licencias.
En la perturbada irrealidad
que nos construyen por las noches,
con el miedo que nos causa la incomprensión
de tener que ser siempre así.
Y así nos morimos,
en las estelas de un viaje
que nunca parte porque ya llegó,
ya se fue,
ya nos olvidó.

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