Introducción

Es importante que un trabajo que se apoya sobre una base teórica casi nula y que busca abrir la cancha al estudio particular de un tema se sincere y declare que los términos usados pueden ser arbitrarios y responden a las inquietudes de quien escribe. Esto viene a cuento de los conceptos que trataremos en estas páginas; la asociación entre unos y otros depende en primera instancia de la ideología. Entendemos que la elaboración de jerarquías será posible en una instancia posterior del estudio de la literatura independiente. Por esta razón vamos a analizar algunas ideas que consideramos imprescindibles a la hora de hablar del escenario en el que se mueve una parte importante de los escritores contemporáneos.

En tiempos aciagos y de una industria editorial fuertemente competitiva y comercial, el desarrollo de un movimiento paralelo que de cabida a una gran cantidad de autores marginados es necesario. Más allá de la necesidad de este movimiento independiente está la importancia de la creación de formas de difusión, de la mano o no de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (celulares, blogs, redes sociales, etc.). El movimiento incluye por lo demás una gran cantidad de autores que no por no ser reconocidos o contar con el respaldo editorial son menos dignos de un estudio.

En lo teórico, Even-Zohar distingue seis factores que influyen en el sistema literario[1]:
1.            Productor;
2.            Consumidor;
3.            Institución;
4.            Mercado;
5.            Repertorio, y
6.            Producto.

El productor es el escritor, que busca dar valor a su producto, ubicándolo dentro de algún canon, y mantenerlo en ese lugar. Esto si se entiende a la literatura como un bien semiótico, lo que le da estatuto de objeto cultural. Otra posibilidad es entender la literatura como una herramienta para la organización de la vida, un instrumento que explica la realidad. Desde este punto de vista, la lucha por el control del canon es un conflicto de intereses por el control de las herramientas para manejar la vida. Existe una instancia de interdependencia entre estas dos posibilidades: cuando la literatura tiene éxito al proponer herramientas útiles casi automáticamente adquiere valor, y viceversa[2].

Habrá que elaborar una redefinición de los términos de este polisistema. En esta redefinición hablaremos directamente de estructuras de poder, lucha por la valoración social y ruptura con las estructuras canónicas. Intentaremos esbozar una imagen del autor independiente. Para esto, debemos definir en primera instancia a este autor en oposición a otro tipo.

Es necesario diferenciar entre dos tipos de autor: el dependiente y el independiente. Para elaborar el cuerpo de este trabajo se realizó una encuesta de cinco preguntas que fue enviada por correo electrónico a un grupo arbitrario de escritorxs mendocinxs. Ocho autores contestaron la encuesta: Nora Bruccoleri, Tomás Fadel, Gabriel Jiménez, Clara Luz Muñiz, Marcelo Neyra, Javier Píccolo, Eugenia Segura y una autora que no quiso revelar su identidad. Siete de estos autores coinciden en que la dependencia es editorial, aunque lo expresan de diferentes formas: Clara Luz Muñiz dice no dependo de editoriales comerciales; la autora que quiso conservar su anonimato dice que un autor independiente es aquel que está solo con sus textos, que publica como puede y donde puede, que lee en público cuando tiene oportunidad, que crea las oportunidades para dar a conocer su obra; Eugenia Segura dice ejercer la escritura de manera independiente y para definirla cita a Gastón Ortiz Bandes, su práctica (la de la literatura independiente) –excéntrica, gozosa, ardua- y su distribución se urden al margen de las instituciones políticas, los criterios mercantiles y los ámbitos de recepción de la patética 'cultura oficial'; Gabriel Jiménez se define independiente de editorial, de apoyo estatal o  privado porque da cierta libertad; Marcelo Neyra se declara independiente de la forma compresora, opresiva y dirigida del orden establecido, léase: Academia, Gobierno, Maquinaria empresarial del arte; Nora Bruccoleri se declara independiente de todo tipo de poder; Tomás Fadel dice que es independiente de un canon "oficial", pero que forma parte de otro canon, igualmente restringente.


Concepto clásico de autor

A la hora de definir la autoría, San Jerónimo (siglos IV-V) propone cuatro criterios: a) nivel constante de valor (toda la obra es buena); b) coherencia conceptual o teórica (nunca redefiniciones): c) unidad estilística, y d) momento histórico. Si bien no estrictamente, 3 de estos 4 criterios implican la publicación de las obras.

Por su parte, Foucault contrapone a estos criterios clásicos los de la crítica moderna: a) explica la presencia de ciertos acontecimientos; b) es principio de una cierta unidad de escritura; c) permite remontar las contradicciones, y d) presenta cierta expresión independiente del género o tipo de discurso. En este caso, los criterios no hablan de publicación pero algunos implican la necesidad de cotejar ediciones. Hacemos hincapié en el tema de la publicación puesto que es fundamental en el estudio del autor independiente.

Foucault dice que en tanto los sujetos se encuentran en relaciones de producción y significación se encuentra también en relaciones de poder. Con esto tenemos que entender que la literatura, como un producto cultural significativo, otorga poder. Existen dos posibilidades, según la definición de Even Zohar: entender la literatura como un bien semiótico o como una herramienta para la organización de la vida. Si la entendemos como un bien semiótico, es el propio autor el que busca el poder mediante la inclusión de su obra en los cánones pertinentes; si la entendemos como una herramienta para la organización de la vida, es entonces que entran en juego el Estado y los poderes para controlar las obras peligrosas o para imponer una determinada forma de entender la realidad. La literatura da poder, pero ¿lo da a todos los autores? Automáticamente, tendemos a responder que la publicación es el medio para la obtención de ese poder, pero tenemos que equiparar en este sentido la publicación tradicional y las formas alternativas (oralidad y virtualidad). En este punto Clara Luz Muñiz llama la atención sobre un punto particular: el alcance de estas formas alternativas. Si estamos de acuerdo en que existe un canon independiente hablamos de la literatura como un bien semiótico, cultural, por lo tanto con significado. Si hablamos de que hay personas que establecen relaciones de significación debemos entender que esas personas pueden buscar o encontrar poder mediante esos actos significativos. Los autores independientes no son la excepción a esto y por lo tanto tenemos que entender que sí existe poder en la literatura independiente, pero en este caso la diferencia con la otra literatura es el alcance. El poder sería menor, pero poder al fin y al cabo.


Un problema metodológico

Si abarcamos la literatura en su totalidad, no podemos decir que la diferencia entre un tipo de autor y otro es el hecho de ser dependiente o no de una editorial puesto que la literatura es anterior al surgimiento de las editoriales. Esto nos llevaría a poner un límite histórico: la invención de la imprenta. Pero este límite es falso puesto que deberíamos hablar de la imposición del mercantilismo editorial, hecho que no coincide históricamente con la invención de la imprenta. Acá salta a la luz un problema fundamental en el intento de abarcar la literatura en su totalidad histórica; actualmente, gran parte de la literatura que llamamos independiente se mueve en ámbitos diferentes al tradicional, o sea, el libro. Estos ámbitos no tradicionales pueden ser los de las nuevas tecnologías (blogs y medios audiovisuales, principalmente) o los festivales y ciclos de lectura, que serían algo así como un retorno a la oralidad primaria. Pero tampoco podemos decir que la oralidad, por ejemplo, sea una característica inalienable de la independencia, puesto que en la antigüedad los aedos y juglares difundían de esta manera su trabajo. El mecenazgo fue una constante en las etapas previas a la explosión editorial, a partir de ese momento las editoriales comenzaron a cumplir el rol de compravoluntades literarias. Y mediante una distribución a gran escala se impone a los lectores un cierto grupo de obras que vendrían a conformar una especie de canon mercantil. Hay excepciones, claro.

Esta dificultad teórica se debe a una discontinuidad histórica y nos obliga a establecer límites más precisos que nos permitan definir bien el objeto de estudio. Estos límites serán caprichosos en primera instancia. Intentamos una definición primaria de autor independiente: persona que escribe y es participante activo de la promoción y difusión de su obra. Hablaremos entonces de los autores de literatura que se mueven principalmente en ciclos de lectura, ferias, festivales y cuya obra se publica en editoriales de corta tirada (aunque esta característica no es excluyente) y sin posibilidades de promoción, autores argentinos que han desarrollado su obra, o gran parte de ella, en estos primeros años del siglo XXI.


La independencia

Por las características de los libros de estas editoriales muchos títulos solamente pueden encontrarse en las ferias y ciclos de lectura. Si regresamos a los factores del polisistema de Even Zohar, podemos decir que el repertorio es el mismo, aunque vemos dentro de las obras independientes una mayor predisposición a la trasgresión gramatical y conceptual (Gabriel Jiménez dice que la independencia da cierta libertad); las editoriales independientes funcionan con una lógica distinta a la de las editoriales comerciales, pero terminan siendo las grandes formadoras de un canon independiente, igualmente restrictivo en palabras de Tomás Fadel, lo que no nos permitiría decir que la institución (si la reducimos al marco editorial) sea radicalmente opuesta a la comercial; en cuanto al mercado, la única diferencia es que puede ser más directo y posibilita en muchas ocasiones la compra a su autor, lo que rompe en alguna medida el distanciamiento que impone la comercialización masiva, puesto que las ferias y festivales ofrecen este tipo de contacto; por su parte, el producto es un factor que no ofrece mayores fundamentos de oposición entre tipos de autor, salvo quizás la mayor predisposición a transgredir. Debemos hacer un aparte en este punto y preguntarnos por la posibilidad de comparación entre autores dependientes y autores independientes cuando la obra del autor independiente se mueve de manera exclusivamente oral. Ya hemos hablado de las características del autor, o sea, del productor. Por último, el consumidor es fundamental a la hora de hablar de literatura independiente. Merece un párrafo aparte.

Se puede creer que un autor a la hora de escribir piensa en la persona que va a recibir y completar su obra (en palabras de Humberto Eco, el lector ideal), y que esto lo condiciona puesto que un texto para ser leído en un ciclo de lectura debe ser breve, quizás con uso de formas mnemotécnicas o con sintagmas recurrentes. Otra de las preguntas del cuestionario fue encaminada en ese sentido. Todos los autores respondieron sentirse condicionados al escribir o al menos pensar en el oyente a la hora de elegir los textos para leer en público. Solamente Eugenia Segura dijo que estos son elementos del juego que influyen y modifican su funcionamiento al mismo nivel que cualquier otro elemento. Esta forma de producir literatura o pensarla para el otro en un contexto determinado es sumamente esperanzadora para las relaciones humanas. Creo que en este punto radica la mayor fuerza de la literatura independiente.

Por lo general, lo que tenemos es un proceso en el que intervienen tres actores: autor, editorial, lector. Un autor encerrado en un estudio con una máquina de escribir o una computadora escribe una obra. Cuando ese autor termina su obra empieza el trabajo de la editorial: impresión, distribución y promoción. Alguien lee esa obra y no hay contacto entre autor y lector. Este proceso puede ser bastante lento. Cuando tocamos el segundo punto de esta cadena tenemos que el propio autor es su editor, impresor, promotor y distribuidor. Esto no es siempre así, pero es el caso más radical y nos sirve bien para establecer una oposición importante. Nuevamente Eugenia Segura dice que romper o alterar la barrera entre escritor y receptores permite el feedback y otros tipos de interacción. Este punto también es importante, la barrera se rompe y permite una relación más directa entre los dos extremos de la cadena de la literatura.

Hablábamos de que la forma condiciona al autor a la hora de escribir o elegir sus textos, si a esto le sumamos la ruptura de la barrera autor-lector/oyente tenemos una obra construida casi para ser entregada de mano en mano, como un regalo. Una obra que se completa en el mismo momento en que se pronuncia/escucha o en el momento en que se lee sobre una pantalla. Esto revela una forma de escritura que acerca mucho más a autores y lectores (aunque sería conveniente no decir lectores ya que el sentido involucrado no es siempre la vista) y que ofrece un panorama alentador, quizás no tanto en la calidad literaria, que sería difícil establecer de manera concreta, sino más bien en lo que respecta a las relaciones humanas involucradas en el proceso. La inclusión de una humanidad mayor y la cercanía entre los actores del proceso es una forma de oposición directa y firme al sistema individualista en que vivimos. Una forma de oponerse directamente que revela una arista más de distancia entre los dos modelos, el dependiente y el independiente.





[1] EVEN-ZOHAR, «El sistema literario». Trad. por Ricardo Bermudez Otero. Poetics today 1990:11;27-44.
[2] EVEN-ZOHAR, «La literatura como bienes y como herramientas». En: Villanueva, D, Monegal, A, Bou, E, coordinadores. Sin fronteras. Ensayos de Literatura comparada en homenaje a Claudio Guillén. Madrid: Castalia; 1999.


Bibliografía consultada

EVEN-ZOHAR, Itamar. El sistema literario. Poetics Today. 1990:11;27-44.
------------------------------. “La literatura como bienes y como herramientas”. En Villanueva, D., Monegal, A. y Bou, E., coordinadores. Sin fronteras. Ensayos de Literatura comparada en homenaje a Claudio Guillén. Madrid, Castalia, 1999.
FOUCAULT, Michael. “¿Qué es un autor?” Trad. por M. Morey. En Foucault, M. Entre filosofía y literatura. Buenos Aires/Barcelona, Paidós, 1999.
------------------------. El sujeto y el poder. Versión en PDF. Disponible en: www.philosophia.cl


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