Nos quedamos la luna y yo
contemplando lo eterno;
(-----) y todo el mundo pasó.

Mientras nos miramos sin podernos creer,
yo su oscuridad y ella mi silencio:
- Soy agradecida- le conté-
Le agradezco los días al tiempo.
¡Pero ya no acepto mi destino de hiladora!
No importa si son palabras,
tampoco, si son hermosas.
Es que nunca supe esperar,
menos nada. Menos a alguien.
¡Pero tampoco supe luchar!
Fui demasiado cobarde.
Y también, fui frágil…
y no había nadie tan cerca,
sólo para que me abrace,
y de bronca. Y de pena
me crecieron imposibilidades,
de noches compartidas,
de arrebatos creadores
de nubes, infiernos y susurros;
y un lugar para descansar,
de la congoja de ser.
Y un lugar donde calmar,
el hambre, el frío y la sed.
Y un lugar donde encontrar,
quien me ame, a quien yo amaré.

La luna me miro pomposa,
se rodeo de estrellas y yo brille:
- Voy a ser fuerte- le prometí-
y voy a convertirme de nuevo en mujer.



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