-Si viene yo les se mentir, como no los conosco- propuso Erica -entran, me ven acá y piensan que soy tu mujer, y fue!-

-Deci que es tu novia, que sino le doy a la grandota-

-No fede, sos mi amigo gay, sabela. ¡Que cachibache que son, son un embroyo altísimo, altísimo embroyo los dos!-

-Una vuelta hace mil años- confese sonriendo -tuve queque ser vendedor de libros. Eran unos pelotudos que tocaban timpres de casa y vendían un plan. El plan era lo siguiente: pagabas una cuota de 20 pesos y re hacian socio de una librería y re traían libros a tu casa, los que pagabas. Eran unos pelotudos que se decían entre todos: ¡Fuerza, fuerza!¡Buena onda!, y te mandaban a tocar timbres. El jefe era un pelado estafador, un grasa que te dabas cuenta al toque que estaba tratando de envolverte. Nos enseñó algo llamado "venta por arrebato". Es marear al comprador con propuestas hasta que cae y compra. Yo un día levante 200 pesos, pero de la bronca que me daba el pelado grasa rodeado de giles los estafé, me fui para mi casa con la guita. Después estuve como un año vendiendo la promoción, el plan, y nadie se dió cuenta de que todo era falso. Los libros, ¡que te los traiga tu abuela!-

-Jajaja, aguantá, jajaja!- lanzó Erica -¡los vi, de esos que bailan marcha!-

-Yo una vez trabajé en una zapatería- aseguró Federico. Prendió fuego un tarrito de betum, después de soplar, pasó por mi campera prolijamente el producto con un trapo dándole brillo. -¿Ves? esto lo aprendí ahi. Era un viejo clase trabajador esclavo, con una foto del general Peron y un dia me fui con toda la plata de la caja, ¡y zapatos nuevos, loco! ¡Ja, le cavió!-

-Te cuento- dijo Erica -mi madre sabe que estoy acá-

-Okey, no te cuestiono. ¡Hoy sos mi vida hermosa!-

-Te adoro, viejito lindo-

Se escuchaban tenues golpes en la puerta, respetuosos de la privacidad. Yo abrí cuidadosamente.

-Esteeeh, señorito Federico- murmuró la viejecita -lo buscan unos chicos-

-¡Sí, ya va, no se preocupe!- dijo Federico -¡Ya va!-

-¡Son los dueños de las celuletas. Vos Erica, escondete. Y vos, fede!...-

-¡Yo soy el jefe!- interrumpió con el seño fruncido -¡Vos Carring, a la puerta! vos hacé el papel de puta y yo me escuéndo en el balcón ¿No ves las sábanaspara taparme? !Daa, daa, daa, MONGOLOIDE!-

-Okey jajaja. ¡El bebé padrino, jajaja!-

Yo salí al pasillo y tomé un poco de aire, me concentré para ponerme serio y abrí el vidrio de la puerta.

-¿Si?-

-¿Dónde está ese Federico?-

-No sé, no lo vi en todo el día, se mudó-

-¡Ah, somos una re banda!- dijo un paraguayo enfurecido de los 8 que había detrás de él -Si no nos dejás pasar, te pasamos cuchilla ¿Ahora que somos banda que onda, pué'?

-Ya vengo-

Yo abrí la puerta de nuestra pieza y Federico estaba con el telefono celular desarmado sobre la mesa.

-¿Y qué onda? ¿Ya se fueron?-

-No, se trabó por los cuatro costado, son como diez, tome trenso; pero imaginatela, policía, sangre, la dueña llamando ¿Qué haces con el teléfono asi?-

-Nada, dejame a mí- respondió Federico, y salió con la carcaza del celular al pasillo.
Erica no paraba de fumar nerviosa, yo estaba tentado de risa, y mi amigo regresó cerrando la puerta despacio.

-¡No sabés, se llevaron el telefonito loco vacío! Las piezas las vendemos mañana, jaja!-

-Okey, bien estafados están, billeta, la billeta de Sarita la bobe judía. ¡Sarita vende tela cara y compra tela barata, jaja!-

-¡Ah, sabelo!, me compré una bicicleta cara de competición- comentó Federico pasando el cepillo de plata por su traje -La dejé atada con una traba de seguridad re ancha en el pasillo, una mañana me levanté re felicidad a dar una vuelta loca feliz en mi bicicletita y, resulta que la condenada bicicletita no estaba. Uno de los pibes chorros del pasillo me tiró: ¡Eh, amigo! ¿Te cortaron la bici? La estás buscando? ¡está en lo del narco!
Yo casi lo amasijo de un navajazo, ya lo iba a pinchar todo mal; pero, me frenó un vecino.

-¡Fácil, venganza!- dije frotándome las manos -los empalamos y listo-

-Tengo un trabajo para vos, pero... con esa ropa no. Es de guardaespaldas mío, y tengo pensadas dos movidas. ¡Vamos!-

-¡Okey, Cazarencompezash!-

Erica, Federico y yo nos fuimos a la galería Quinta Avenida yo nos compramos trajes, borcegos nuevos que se los regalé a ella, camisas, trabas para las corbatas y... gemelos. Mi traje era color azul, imitación muy acertada del que usan los príncipes ingleses en el protocolo para ver a la reina.
Los tres llegamos por el pasillo rodeado de habitaciones a la cocina, las sábanas blancas puestas en los marcos parecían fantasmas moviéndose con el viento. La cocina tenía las paredes pintadas de amarillo pálido y transmitiía nubarrones de grasa. Federico abrió delicadamente la heladera de los años '50 y sacó huevos, yogurt, Coca Cola, carne y papas depositándolos en la mesa de marmol granizado negro.

-¡Eh, somos felices! hoy comemos, el nene rico toma yogurcito straight!

-¡Callate, mongoloide!- sentenció Federico con sus ojos inyectados de rencor -¡¿No ves?!, esta comida es de los vecinos-

-Si no roba... ¡Estafa!-

-El otro día me vino a encarar un mono negro con un cuchillo de cocina, un vecino feo, y me apuro porque le faltaba la cena y yo no me hice cargo ni ahi. ¡No sabés que morocho todo mal!-

-¡Que cachiva que son!- dijo Erica desde el pasillo, oficiando de campana -Pero dale marmota, que no viene nadie!-

-¿Algún día pensas trabajar?, ¡desclasado!-

-¡Yo soy perito apicultor!- aseguró Federico orgulloso -aparte sé mucho de computación, soy data entry, entre otras cosas, sé de Power Point; pero, no quiero trabajar como gil todo el día en una oficina-

-Te imagino, robándote la guita de la oficina, o las abejitas de los panales. ¡Mis abejitas, oh pobres, mis abejitas, mis abejitas lindas, encerradas en tus bolsillos, oh liberen a mis abejitas esclavas, antifascista siempre!-

-Jajaja!- soltó Erica sarandeándose -¡sos un tarado adorable!-

-¡Abejas de mierda, ah, casi me pican todo el día!-

-¡Jodete!-

La habitación tenía las paredes pintadas de color crema pastelera, y teníamos una cajonera con ropa sucia; los tres comimos ahí, en lujosos platos de vidrio con cubiertos de acero inoxidable..

-Esta noche, bolique dark- dije acomodándome la corbata roja -los vampiros y las tierras oscuras ¡Las darklands!-

-¡Mi Lissette me dijo que era nazi!- confesó Federico preocupado -dice que ella es europea, y que es de apellido francés y que son gente blanca de allá; que son camaradas. El otro día me presentó a sus camaradas del martido y la onda es que no me pude hacer el antifascista loco ¿Qué querés que hiciera?

-A veces nos toca perder, sabelo-

-Yo voy también, eh!-

-Vos no vas a ningun lado Erica, eh! Mañana vas al colegio, asi que la jovencita a dormir-

-¡Pero mañana es sábado!-

-¡No me importa, te voy a poner en la puerta del colegio a estudiar igual!-

-Sos un viejo tarado, pero divino. Me encanta cuando se enoja- consideró Erica pintándose las uñas -¿No se pone como un psicópata?-

-¡Es un psicópata, por eso lo tengo de matón todo mal!-

-Me fui- dije acomodando mis tiradores -yo no estoy acá-

-¡Mucha piña, mucha patada; pero, no se sabe hacer el nudo de la corbata! ¡Puf! dejame a mí-

-Sí amigo, ¡dale!-

-Sos un viejito hermoso en traje y corbata-

-Pensar que en una época yo usaba las uñas como vos Erica, y era un Glammed Metal en los '80s. Era un mambo de chabones vestidos con el pelo batido y maquillaje, tocábamos la guitarra y nos ligábamos minas a las que les gustan los tipos androjinos. ¡Se hizo popular las minas que les gustaban los tipos en ropa como de mujer!-

-¡Qué cachiva! No te imagino, ¡es tan varonil!-


CONTINÚA

2 comentarios:

leandro dijo...

me gusto leer estos diálogos !

uno más dijo...

Muchas gracias Lean. Voy a trasnmitirle tu apoyo a Alexis. Espero que te guste todo este capitulo de su novela que nos confirió Ale con mucho entusiasmo.

Un abrazo

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