Desnudo a la intemperie.
Exijo correr los riesgos
del estilo y de la convicción.
Grito, aullo mis milagros,
lo miserable que me siento
al no encontrar la palabra justa,
presiento la desesperación
y sin embargo nos inunda la suerte.
La pureza de correr a ningún lado
de no mirar, de no observar
es como el criterio de los locos
al seguir diciéndonos
que van por nuestro camino.
Después de todo.
De acariciar, de lamer el metal,
de llenar nuestro paladar de aluminio,
nuestra nariz de impurezas,
nuestro sentido de odio,
los gritos detrás de las puertas,
las sombras detrás de las luces.
Los ambar, los azules,
los iluminados y sus iluminaciones,
los cantos, las voces,
las canciones y la melodía dulce.
Vuelven para dar letras,
guiones de comedia,
lágrimas de tragedia.
Escondido en la intemperie,
en lo que se cree lejos,
en lo que se ha dado por silencio.
Inundo las raíces,
las ahogo como siempre,
me quito los sueños
para poder dormir,
me corto los brazos
para no reclamar al cielo,
me corto los ojos
para verlos sangrar,
para después incendiar mis oídos.
Lo que ha sido ausencia
ahora es anhelo.

2 comentarios:

eriatarka dijo...

que lindo...
"lo que ha sido ausencia
ahora es anhelo"

me quedo haciendo rebote...


un saludo.

la prometida del rey de los locos dijo...

Ay luquitas, luquitas! Qué poemazo! Me encantó. Cosas así no se conciben en cualquier noche...

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