No cabe duda que la lluvia me conmueve,
como la noche,
como a esas lágrimas de polietileno.

No he encontrado poesía en los libros,
no he encontrado un significado
mas que la única forma podrida y corrupta
de poder darle forma
a lo que sólo existe
en ese mundo de delirio
unipersonal.

Saliendo a caminar bajo el tiempo (ese tiempo que no se gasta), tratando de querer encontrar una sola manera de pisar este mundo con la fuerza suficiente para despegar. Y volver, contar, mentir y exagerar ¡Y salir a la calle, diciéndole a Santi, queriéndole mostrar, señalando con el dedo para que observe, para que mire que belleza!; mirándo a Jime, haciéndole señas con los ojos, gestos con la cara, como para que me ayude a convencerlo (a convencerme), de que hay belleza fuera de este continente que nos rodea. Vistiéndonos de Dios para que sus pequeños ojos vean lo que le queremos mostrar. ¡Hay, si! Dios existe aún... para alguien...

No cabe duda de que estamos fritos, amigo.
No cabe duda de que caminamos bajo el mismo sol.
¡Y como quema! Hasta en las sombras...
Porque siempre hemos tenido delgada la piel.

Y aqui en la tormenta que nos conmueve de otra forma
encontrar de una vez la identidad,
tan solo por una noche poder caer en tus brazos,
para descansar sin temor a dormir y a despertar.

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