“El baile de las locas”, de Copi, apuesta a un sistema de clasificaciones que atraviesan la cuestión del sujeto múltiple desde la perspectiva sexual. Dando parte a un despliegue de travestismo y hasta de un nuevo lenguaje que se pone en juego dentro de la novela (al final del relato el autor agrega un diccionario sucinto para el lector no entendido, donde incorpora términos conformes a la jerga del ambiente que frecuenta el narrador-personaje, que es el mismo escritor). Copi parte de lo homosexual como dado, a través de la injuria: todos los homosexuales son “locas”, allí donde la injuria es lo “PRE-existente”. A través de la escritura instala un sistema de subjetividades basadas en categorías de la sexualidad. También impone a la subjetividad homosexual un carácter inferior, un estatuto de persona negado por la representación dominante. Dice:
“uno se harta de estar todo el día oyendo indirectas, en la calle, en los lugares públicos”
Además, la novela atraviesa las temáticas de la homosexualidad como monstruoso y la marca está en los cuerpos. Dice:
“Tenía un ombligo profundo que olía un poco a choco. Pronto conseguí meter en él dos dedos, y luego la polla entera (...) Nunca he oído hablar de un ombligo como éste, que era una especie de monstruosidad de la naturaleza”
Es una monstruosidad física en el cuerpo del homosexual. Estos nuevos “monstruos sexuales” se despliegan en la narración construyendo nuevas posiciones de la identidad del ser humano que intenta redefinirse a si mismo ante distintas posibilidades de posturas que tienen que ver con la cuestión del género y con la inclusión en la sociedad. El transexualismo que experimenta Pietro es un afán por abarcar todos los géneros; está dibujando una figura exenta de los sistemas de clasificación sexuales y de sus aparatos de disciplinamiento, es aquello que huye de la clasificación y de la categoría unívoca de género, desde la sexualidad.
Esta configuración de lo monstruoso instaura una reflexión hacia el sistema de clasificación sexual dominante, que está acompañado de todo un entramado teórico y social en el ambiente de la cultura de los años `60 (y las décadas sucesivas) : la revolución sexual, la aparición del hippismo y la irrupción de los Beattles y del Punk marcarán una nueva etapa que comenzará a experimentar con el propio cuerpo (y que lo sigue haciendo): uso de drogas alucinógenas y sexo serán los primeros blancos de estos sujetos vueltos sobre si mismos, hacia sus propios cuerpos. El relato de Copi es un relato del cuerpo como zona de la experiencia porque el narrador-personaje es testigo de la transformación de Pietro en mujer y tiene marcas en su propio cuerpo desde antes de conocerlo, cuando no vivía la homosexualidad como pública, sino que era un vicio. Dice:
“Cuando me encontré con Pierre en Roma tenia cicatrices infectadas en las tetillas, quemaduras en las piernas, y me había despedido de París con una jornada exhaustiva.”
Escribe porque vive: la marca de la experimentación está en el cuerpo. Con Pietro, el narrador-personaje atraviesa un pasaje de experiencia que va definiendo la trama de la novela; primero está totalmente apasionado por el olor de sus cabellos, el dominio está definido por el olfato y más tarde va a definirse por el tacto, cuando llegue a tocarle el corazón y lo mate para olvidarlo y darle fin al relato:
“… él mismo me empuja el brazo dentro del ombligo hasta el codo, es la primera vez que me adentro tanto, aparto suavemente los pulmones con mis dedos, llego al corazón, lo acaricio con la punta de los dedos, Pietro murmura amore, amore, y ambos nos dormimos.”
Por la mañana, Pierre está muerto. La narración de la muerte también casi siniestra y ficticia (dado que, en verdad, nadie puede morir así y por eso sólo tiene lugar en la literatura). Lo curioso es que la experiencia llega hasta el fondo, apartando los pulmones, tocándole el corazón para terminar con ese recuerdo. En el medio de este pasaje (del olfato al tacto) está también la relación con Marilyn, quien perturba la tranquilidad de la pareja. Se forma un triángulo curioso: el narrador-personaje -Pierre-, Marilyn, y la relación con Michael, que más adelante termina siendo perturbadora. La inserción de Marilyn es una monstruosidad que viene a amenazar la vida de la pareja. Copi dice sobre Marilyn:
“Cuando noté que una especie de ingenua admiración por esta chica estúpida comenzaba a crecer en Pierre, la odié, pero me cuidé muy mucho de mostrárselo; estaba celoso y lo ocultaba. Y ella adoraba a Pierre.”
Pierre y Marilyn terminan casándose, instalando un caos que dura diez años en la vida de los personajes. Durante el reencuentro en New York hay una Marilyn totalmente cambiada y empapada de los símbolos de las estéticas que surgen en Estados Unidos y remodelan los modos de vida de los individuos hacia un carácter muy particular (hay que tener en cuenta que es la primera vez Estados Unidos importa un arte para las masas). Esta nueva Marilyn macrobiótica seduce nuevamente a Pierre y lo arrastra hacia la fantástica cuidad. Este personaje también forma parte de la configuración de lo monstruoso en la espectacularidad que se exhibe, en la obscenidad y la corrupción (ella era traficante), y a la vez se mantiene en enigma, manipulando a Pierre. Su carácter excesivo la convierte en un desafío en contra de lo instalado. Esta es una figura más de la alteridad que sumerge en el caos más profundo. Los monstruos transgreden lo prohibido por excelencia y, en este caso, los tabúes del sexo son un buen instrumento para medir la trasgresión en la época que surgen enfermedades como el sida. La presencia de la serpiente como mascota delimita con mayor intensidad la imagen del monstruo. La figura de Marilyn en la novela es un emblema transfigurado de Marilyn Monroe, que había sido una estrella del cine de Hollywood muy admirada en su época y transformada en un ícono por la cultura popular.
La Marilyn de la novela es un culto a la vida excedida de Marilyn Monroe y al mismo éxito de su carrera como artista del cine. Además, el uso del seudónimo en ambas personalidades ayudan a construir una “máscara” en las que se esconden las verdaderas personalidades. En la novela, esa máscara que oculta la verdadera Marilyn (Delphin Audieu) va rotando y transformándose en un nuevo emblema. Primero es la Marilyn que imita a la estrella de cine en “ El alcázar”; luego es la Marilyn macrobiótica en New Cork; y por ultimo, en Ibiza, es la Marilyn más siniestra y monstruosa. Más adelante aparecerá un nuevo personaje: Michael junto a unos trillizos hippies de siete años (Piggy, Moonie y Nooney) cuya madre argentina está en la prisión por tráfico de drogas desde que nacieron. Las relaciones dificultosas y casi siniestras, más estos círculos que se van sumando, siguen aportando a la configuración de lo monstruoso en la novela, no sólo desde la definición de monstruoso como esperpento, sino también como una acotación propia de la época y del ambiente al que pertenecen, dibujando así la estética de los años`60 y `70 en las figuras de estos personajes tan particulares desde lo sexual y desde lo existencial.
Copi-narrador va consiguiendo escribir la novela que tiene que presentarle a su editor, invitándonos a jugar en este doble espacio: su escritura y los momentos en que vacila para dejar de escribir. Parece que los momentos de volver a la narración intensifican lo siniestro con tanta intensidad que resulta morboso seguir la lectura, pero no imposible.
La flagelación será explícita completamente y la perversión sexual llevada al extremo. Copi será el mismísimo monstruo de la novela, con todos los atributos siniestros y perversos que le exige la narración. Traspasa los límites del cuerpo del que goza con esa perversión extrema, humillado y maltratado hasta el exceso. Tiene que ligar la muerte indigna del sujeto flagelado y eso tiene dos significados: 1- finalmente el flagelado llegó a su extrema satisfacción del placer. 2- Copi-narrador se ha convertido en un asesino. Parece haber encontrado el placer que estaba buscando, del que nos advirtió a nosotros (lectores) al principio de la novela:
“Y he aquí lo que les propongo para el primer día de trabajo (pues ustedes van a trabajar conmigo en busca del placer cuando los crímenes ocurran, sin que les proponga, por supuesto, que el completamente intelectual).”
Pero la búsqueda del placer cuando los crímenes ocurren todavía no ha terminado, hay más en el capitulo IX (“El vapor”). Ahora la búsqueda del placer fundada en el crimen tiene lugar con la aniquilación masiva que culmina en el hervidero de agua. Esta escena encarna la monstruosidad fundada en lo perverso al extremo, y por eso sólo tiene lugar en la imaginación del mismo Copi. Lo importante es que no ha cometido un crimen. Él es el monstruo generador de los demás que inicia el relato en ese despliegue de travestidos y esperpentos que nunca llegan a definirse por una posición unívoca. La ruptura de la totalidad en esta novela está dada por la cuestión del género sexual ilustrado en la dispersión del entorno. Ese es el nuevo sujeto que está puesto en escena: un sujeto múltiple desde la categoría de género sexual que convive en si mismo con la diversidad de posturas y deseos alternos, en constante experimentación y prueba, con su propio cuerpo como depósito. Todo esto tiende a confundir las barreras en el plano de la existencia y a intentar redefinir la postura que el sujeto ocupa, sin que pueda impedir despistarse en un mundo sin referentes, sin sistemas, donde las estructuras ya han sido disueltas. La percepción que el sujeto tiene sobre el mundo es la que puede capturar por si mismo de ese afuera fragmentado por las distintas posibilidades, instaurando así la emergencia de la elección en la existencia del ser humano como una alternativa para el orden. Y convencido de que algo puede ser y no ser al mismo tiempo. Instaura la elección entre las distintas posibilidades alternas que puede percibir, dado que todo acto es elección. Si bien estos fenómenos tuvieron su aspecto social también abarcan a la escritura; es decir, que la multiplicidad de percepción del ser humano también tiene lugar en la literatura. La ruptura está dada desde todos los órdenes de las estructuras para situar la alteridad de las actitudes y emociones del sujeto, desde la categoría de la sexualidad: homosexualidad, bisexualidad, travestismo. El baile de las locas es un culto a la exageración de las características sexuales y los amaneramientos de la personalidad de este nuevo sujeto múltiple y excedido que Copi va conformando como una galería de monstruos del exceso.

1 comentarios:

Nadia Sol dijo...

Aquí también debo apelar a la vieja práctica de sacarme el sombrero. muy buen trabajo crítico. Voy a leer a Copi y despues te hago un comentario justificado de tu crítica pero más allá del contenido, el trabajo es muy interesante te empuja a la novela..asi que a leer a Copi se ha dicho

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