no hay en el vientre de la tormenta
nada parecido al descanso
todo está desguarnecido
todo a merced de tus días y tus noches

en la melodía de tu carne
en los perfumes desesperados de tu carne
los relámpagos abren
mi última madriguera





[ extraído arbitrariamente de Intemperies, El Péndulo ediciones, 2007 ]

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