Selección de poemas del libro Un perro no sabe que puede destruir de Valeria Mussio editado por Alquimia ediciones (2022).
Por Guillermina Romero
no lo hagas
si se prende fuego un animal
correrá huyendo del dolor
sin saber que es imposible
desprenderse de su propia carne que
se incendia
el animal
prendido fuego
correrá
y sus pies calientes van a causar
la destrucción completa de esta casa
que existía mucho antes que nosotros
que aprendimos a hacer fuego con las manos,
va
a provocar un incendio forestal incontrolable
hasta que sus miembros chamuscados se
desmayen dejando
restos que descansan libres
de culpa, de juicio y de recuerdo
porque casi todas las catástrofes que
conocemos
se originan en un cuerpo maltratado
que no pudo frenar con el dolor.
...
qué difícil
ayer sentí todo el tiempo
ganas de escribirte mientras miraba
a mi amiga bailar y concluía
que nada es más importante que el
cuerpo
de una mujer en escena.
me concentré en cada músculo
pequeño que entraba en tensión,
en los momentos chiquitos
en los que se aflojaban, sentí
en mis piernas el dolor que se iba
desprendiendo de a poco de su cara.
de la danza me obsesionan las pausas
la información
del cuerpo quieto que mira sin
expresión alguna mientras por
dentro
decenas de estructuras luchan en
conjunto para no
caerse a pedazos. si todo se
derrumba por qué yo debería
sostenerme,
veo a esta mujer que simula
nacer de entre todas esas hojas y no es
fácil, siempre pienso en escribirte
y contarte sobre lo que me llevó a mí a
querer bailar como ella, pero no hoy no
puedo articular conversación
te imagino concentrado
en otra cosa no estás acá
para ser parte
de lo hermoso.
...
el primer encuentro con la magia
entonces, cuando naciste y eras chiquita y el
mundo
no iba más allá de la manteca y el azúcar todavía
no estabas enredada en la metáfora y cuando
apretaste en la pestaña
“refranes populares” de la encarta ‘98
apareció una frase más bien rara
que para vos no tenía sentido alguno
porque nunca viste con tus ojos
cientos de pájaros y ninguno
quiso dormir tranquilo entre tus manos.
decidiste que era mejor investigar
y resuelta a descubrir el mundo,
apagaste la computadora
usando
solamente tu pie
saltaste de la silla, ataste tus zapatos
y buscaste entre sillones a tu papá
él descansaba, oliendo a oleaginosa
vos te paraste enfrente de la tele
y le dijiste “¡vamos!”
él cerró los ojos un ratito
se sacó la camisa que bordaba cargill
y se puso la remera de boca juniors
dejando el oficio oficialmente habilitado.
caminaron por el paseo
y llegaron hasta el parque de mayo
donde él señaló, atenta al cielo
se hacían las siete de la tarde
y en el trasfondo rosado que atardece
los loros barranqueros volvían a su hogar.
sí, ahí estaban;
exactamente cientos de pájaros
volando, y
se adentró en tu entraña lo salvaje
sonreíste, encontrando la manada
entre tus manos tu corazón
agitadísimo un benteveo deseando
cantar.
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