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Si sos fan de las series y de la poesía esta publicación es para vos. Sí, porque elegimos algunas series que creemos ideales para seguir pensando la poesía, la práctica de la escritura poética y conocer más sobre las y los poetas que nos gustan. ¿Te dan ganas de saber cuáles son? Vamos a ello! 

por Nadia Sol Caramella




Lorca, muerte de un poeta (1987)




Lorca, muerte de un poeta
fue una serie española producida y emitida por Radiotelevisión Española en 1987. Se trata, nada más y nada menos, sobre la vida del gran poeta andaluz Federico Garcia Lorca. Entre lo más destacable de la serie podríamos mencionar la recreación histórica, como espectadores asistimos a esa fotografía de época y vemos cómo se cuela el contexto sociopolítico en la vida del poeta, al que no será indiferente. Otros dos puntos destacables: las excelentes actuaciones y el enfoque narrativo intimo. Es imposible no emocionarse y admirar aún más a Federico. 


Se encuentra disponible en Youtube




Poetry in america (2018 - 2022)


Un hallazgo para quienes tienen especial debilidad por la literatura norteamericana. Poetry in America es una serie de televisión educativa producida por Verse Video Education, en colaboración con WGBH Educational Foundation. La serie aborda la poesía estadounidense a través de análisis, entrevistas y conversaciones. Cada episodio se centra en un poema o tema específico, y presenta discusiones conducidas por expertos, interpretaciones de actores y lecturas.


Además de explorar la obra de poetas icónicos como Walt Whitman, Emily Dickinson y Langston Hughes, la serie también aborda la poesía norteamericana contemporánea. Y como si todo eso fuera la poco, Poetry in America es conducida por Elisa New, un profesora de Harvard que realiza los mejores análisis, con una mirada fresca, imaginativa y amena.  


Se encuentra disponible gratis en Stremio 





Queda la poesía (2024)


Esta recomendación se trata de una producción local realizada por la Universidad Nacional de Rosario. Queda la poesía es una miniserie documental que analiza la resistencia cultural durante la dictadura militar desde la mirada de poetas, dibujantes, músicos, actores y artistas visuales. A 40 años de haber recuperado la democracia en nuestro país, la serie nos invita seguir a defendiendo la democracia a través del arte.


Si bien no es una serie dedicada especialmente a la poesía, sirve para pensar el contexto poético de esos años. Además, ojo acá, el primer capítulo es dedicado a escritores y se escuchan las voces de las y los poetas Beatriz Vignoli, Alicia Salinas, Eduardo D´anna y Rafael Ielpi. 


Se encuentra disponible en  Unicanal 

(plataforma audiovisual de la UNR)





Dickinson (2019)


Y con esta nos vamos por el lado de la ficción. Una serie bastante atrevida porque no necesariamente es fiel a la biografía de la autora en cuestión, y cuando nos referimos a la autora en cuestión hablamos de Emily Dickinson. Esta propuesta producida por Apple tv, a pesar de estar ambientada en el siglo XIX, tiene un enfoque original. Los temas son tratados desde una mirada contemporánea con una interesante propuesta visual. Se combinan elementos de la comedia, el drama y la fantasía para hablar de una poeta mítica, ¿qué más le podes pedir a Apple tv? ¿Más apego a los hechos históricos, menos banalidad? I don't think so honey, igual nos gustó y la recomendamos.


Se encuentra disponible gratis en Stremio 




Un subtitulo aparte para nuestras producciones audiovisuales dedicadas a la poesía:  



Poesía Entre la hierba (2015)


Durante el 2015 con la productora Golondrina Cine realizamos Poesía entre la hierba, una serie que buscaba mostrar el panorama poético de Buenos Aires de esos años. Pasamos varios fines de semana en El patio del Liceo grabando y filmando poesía. Entre los capítulos encontrarás a lxs poetas Malén Denis, Boom Boom Kid, Walter Lescano, Luciana Tagliapietra, Juan Xiet y más. 



Se encuentra disponible en Youtube



Habitat (2016)


En 2016 planeamos una serie audiovisual que tenia como objetivo encontrar el hábitat para la poesía en la ciudad y lo increíble de esto es que un colectivo literario de España llamado Gilles de Rai llevó a cabo la misión de ejecutar esta serie y fue así como nació Hábitat. Los escenarios para el poema fueron de lo más variado desde una plazoleta en una avenida en hora pico, una fila en la puerta de un banco hasta la entrada de la cancha del Barça, al terminar un partido. Con esta serie tuvimos el placer de conocer autorxs españoles que se nos regalaron su poesía y nos invitaron a recorrer a las calles de Barcelona.


Se encuentra disponible en Youtube





Croma_Lit (2023-2024)


Es la última serie que realizamos hasta el momento. Croma_lit combina literatura, consejos sobre escritura creativa y el uso expresivo de los colores. En cada capitulo es dedicado un color y ese color determina la elección del texto leído durante el episodio. A su vez lxs escritores escriben sus definiciones personales del color que les tocó, formando así un pequeño diccionario poético de colores. Nos acompañan esta vez lxs autores: Andi Nachon, Rita Gonzalez Hesaynes, Daniel Lipara, Barbara Alí, Lucila Grossman y Carlos Battilana. Al final de cada episodio encontrarás un tip de escritura creativa. 


Se encuentra disponible en Youtube





Bonus extra, dos documentales: 


Memoria iluminada, documental sobre la vida de Alejandra Pizarnik

El jardín secreto, documental sobre Diana Bellesi


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Compartimos dos fragmentos de la edición argentina de Leer Mata, el nuevo libro de la escritora española Luna Miguel, editado por Concreto editorial (2024)




MORIR DE AMOR

Sí. Ha hecho el cálculo. Justo cuando empieza a escribir esto le quedan unos tres mil cuarenta y seis días de vida. Algo así, redondeando, como ocho años y medio para acabar con todo. O algo así como setenta y tres mil cien horas para encontrar la manera exacta de despedirse. Parece una simple llamada de atención, o una broma: tal vez lo sea. Podría tratarse incluso de una fanfarronería de escritora que acaba de cumplir los treinta. En realidad ella los cumplió en otoño, hace algunos meses. Ahora es verano. Lleva un bikini rosa ajustado y está frente al ordenador, desde donde supuestamente debería teclear las metáforas de la que será su primera obra de teatro. En lugar de eso, calcula la fecha de su muerte con una aplicación que ha encontrado en Google y escribe varias combinaciones de cifras en el documento. Contra todo pronóstico, la felicidad la envuelve. Programar la tragedia la anima, e intentar adivinar los días y las horas restantes de respiración se le antoja un juego literario divertidísimo. Parece en calma. La mueca de su rostro es cálida. Casi tanto como el sol que se proyecta sobre el cuerpo de su amante, que lee semidesnudo en el terrao, a escasos metros de donde ella se encuentra. Le mira, con su voluminoso libro sobre los muslos, y ratifica: debe morir. Le espía, tan concentrado en lo que las páginas le regalan, y sabe que está en lo cierto: matarse es una responsabilidad. De acuerdo con el calendario establecido, no pasará de los cuarenta años. Lo ideal, de hecho, sería no llegar siquiera a cumplirlos. En Delirio amoroso, Alda Merini escribió que a los treinta años solo se muere de amor; en algún momento de sus diarios, Alejandra Pizarnik aseguró que cumplir los cua- renta sería un crimen. Atendiendo a las sentencias de las dos escritoras, ella se reafirma. No desea cometer crimen alguno: si nació para algo, fue para morir de amor.



PONIENTADA


Le parecerá bonito. Morir de amor. ¿Qué quiere decir con eso exactamente? Después de pasar unos días juntos en la ciudad desértica, su amante debe regresar a sus labores filosóficas en la capital, y ella se queda sola en la casa de su infancia. Abre un ejemplar de El mar, el mar, de Iris Murdoch. Ese que algunos años atrás le había comprado a su madre gracias al descuento que la editorial concede a las becarias. La edición es vieja, pero está tan reluciente que se da cuenta de que mamá nunca llegó a leerlo. Habría doblado alguna esquina. Habría escrito alguna nota al margen, con esa caligrafía tan rechoncha. Habría dejado algún pétalo de buganvilla secando entre las páginas, como siempre hacía con las lecturas que le gustaban. Nada. Cuántos libros intactos dejamos al marcharnos, piensa ella. Cuántas ideas a medias. Es verdad. Puede que “morir de amor” sea un cliché. Le gustaría explicarse. Está convencida de que la narrativa de Iris Murdoch hurgará en la herida. Al releer la sinopsis de la contracubierta, sospecha que va a identificarse mucho con el protagonista: un dramaturgo donjuán que bebe vinos buenos y que cuando quiere dar un vuelco a su vida huye a un pueblo frente al mar. Soy él, se dice. O quiere serlo. Lo primero que le asombra de El mar, el mar es el mejunje de géneros literarios con los que la autora aborda cada nuevo capítulo. Lo segundo, la tentación mortal, es decir, el vaivén de sentimientos depresivos que mece a sus personajes: cualquiera diría que Charles Arrowby va a morir. Su verborrea le arrastra. Lleva toda la noche leyendo y necesita saber más. Por la mañana, sin haber dormido apenas, echa a caminar al puerto y tontea con el viento. Cuanto más se tambalea el cuerpo de Charles Arrowby entre las rocas del mar del Norte, más se dobla el cuerpo de ella hacia la espuma del Mediterráneo. Tiene el libro entre las manos. Hace malabares con su peso. Si el donjuán vive, vivirá. Si el donjuán se arroja, ella caerá con él. En la página doscien- tos y algo, Charles Arrowby sigue vivo. Un personaje así no podría fallecer a la ligera. Iris Murdoch disponía de muchos recursos para entender que las fatalidades de El mar, el mar tenían que ser otras. Ya había publicado dieciocho obras de ficción. Esta era su decimonovela. Dos años antes vio la luz Henry y Cato. Dos años después, Monjas y soldados. Entre tanto, su ensayo sobre Platón y una obra de teatro. La espuma del Mediterráneo choca contra el espigón de los gatos. La ponientada agudiza sus preguntas. ¿Cuánto habría tardado Iris Murdoch en escribir aquellas ochocientas páginas? Los cálculos no le salen, aunque la decisión es firme: su responsabilidad, como lectora, es la de no demorarse en devorar el tocho más de una semana. ¿Para qué? ¿Para “morir de amor”? Quiere explicarse. Con El mar, el mar entre las manos, puede. Porque ella cree injusto que consideremos más heroico el tiempo que tarda una autora en escribir un libro que el de una lectora en leerlo. Qué pasa cuando alguien se desvive por leer algo, qué pasa cuando alguien se desvive por leerlo muy rápido o de manera muy concisa. Qué pasa con esos artistas oculares. Ella se considera a misma una artista de los ojos. Cree que con sus ojos es capaz de moldear la páginas que lee. Le importa demasiado el escritor o la escritora a quien homenajea. Con sus ojos quiere colmar todo aquello que la autora ofrece. Una artista de la mirada para El mar, el mar. Es como si sus ojos fueran capaces de practicar una especie de sexo, una especie de gula, una especie de deporte indescifrable contra la página. Espuma y hormigón. Charles Arrowby está obsesionado con reconquistar a su primer amor y la trama del libro es delirante. Espuma y hormigón. Se tiraría al agua. En vez de eso, marca el teléfono de su amante y le cuenta lo que ha descubierto con asombro: amor, amor, ¡creo que soy una lectora bulímica!

 

| Sobre el libro |


Leer hiere como una daga o una flecha que entra en el corazón. Los libros son peligrosos si se leen con la intensidad a la que se vive y la protagonista de este libro lo hace de manera voraz, hasta la extenuación. En este fascinante ensayo narrativo, Luna Miguel revela su apasionada relación con la lectura, la literatura, el amor y la muerte. 

Leer mata ha sido publicado en Argentina por Concreto Editorial (2024), en Chile por Libros de la Mujer Rota (2023), en Colombia por Rey Naranjo (2023), en México por Almadía (2022) y en España por La Caja Books (2022). Actualmente se encuentra disponible en la Feria Internacional del Libro en el stand 1915, pabellón amarillo. 


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