collage por @nubelectrica



selección por Constanza Obregoso


Pienso en un personaje de Lispector


¿Estás cansada de la luz?

¿Hiciste tus maletas y te asomaste a ver a tu hijo

como una fiera lentísima, 

te arrastraste a su cama

y dijiste en voz baja no me olvides?

¿Tienes yemas amarillas en los dedos

que escurren

como si te estuvieras desangrando?

¿Bajas las escaleras 

y piensas

que el instante tiene un precio

mientras sujetas con fuerza tus maletas?

¿Estás contenta? 

¿Sientes el vértigo de la piedad,

lo sientes? 

¿Viste a la muerte en el jardín?

¿Te asustó? ¿La asustaste?

¿Eres una mujer de verdad

ahora que arrancaste la oscura raíz de las cosas?

¿A dónde vas? 

¿Estás dominando el arte de perder

así?


...


Vendrá la muerte y tendrá tus dientes


Uno

Toco mis dos dientes frontales y pienso en mi hermano.

Sé que necesito ortodoncia, pero. Toco mis dientes chuecos y siento su filo, el vértice que los une. Mi hermano nunca usó brackets porque la muerte le ahorró el tratamiento. Estos dos dientes podrían estar de frente o de espaldas, según el ángulo con el que se mire. En el filo de estos dientes, una hermana y un hermano, unidos por la imperfección.


Dos

Mi familia enseña mucho los dientes. 

Nos resulta sencillo sonreír, pero también somos bastante iracundos. Nos desbordamos con facilidad y cuando no estamos de acuerdo con algo, apretamos la mandíbula y aprisionamos las palabras. Este gesto  me recuerda a los videos de perros sonriendo. Siempre me pregunto si estarán enojados o con miedo. La inteligencia artificial dice que este gesto puede ser por imitación pero que habría que poner atención al movimiento de la cola: si se agita mucho y el perro enseña los dientes, habla de un posible ataque, pero, si se agita no tan rápido, podría ser de felicidad.  Habría que poner atención dice. Supongo que el cuerpo es tan confuso como el lenguaje. 


Tres

En una videollamada, mi papá me pregunta de nuevo cuándo me voy a arreglar los dientes.  

Pienso en algunas respuestas: Pa, mi hermano también tenía los dientes chuecos y a él nunca le dijiste nada; Pa, siempre me gustó que nos dijeran que los dientes de mi hermano y los míos eran iguales; Pa, extraño a mi hermano y tengo miedo de que desaparezca por completo si me los arreglo; Pa, es que cuando los toco, toco lo último que queda de mi infancia.  

No sé, Pa, pronto, le respondo.







| Sobre la autora |


Mónica Licea (Guadalajara, Jalisco. México. 1990). Poeta y tanatóloga. Licenciada en Cine Digital por la Universidad de Medios Audiovisuales (CAAV) y gestora del proyecto de poesía Voces Encendidas desde el 2016. Cuenta con las publicaciones: Visión de la ira (Sombrario Ediciones, 2017) y Hermano (Revarena Ediciones, 2023). Actualmente realiza la Maestría en Escritura Creativa en la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF) en Buenos Aires, Argentina. 


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