Stefan Zsaitsits |
APARTADO SOBRE LA ATROCIDAD
a Lucas
El niño dice tiempo y le sangra la boca
grita como queriendo arrancar de golpe
el gesto muerto de un dolor
demasiado inútil
la columna torcida de sostener
el peso de otros años
unas manos donde nadie espera
para la terrible ceremonia de mirarlo caer
no debería el miedo caminar descalzo
un paso y otro a la intemperie,
descenso transversal al agujero de los días.
el niño dice tiempo y le sangra la boca
un romperse contra toda luna
contra toda intensidad
(de Los días de Babel, México 2015)
NIÑO Y LUNA
Están sentados. Uno al lado del otro, corazón adentro.
El amor arde porque está vivo y el cuerpo es el martirio
de un cáncer insufrible, precioso. No hay fuerza para mí
en las palabras incapaces de condenarnos
a la pérdida o al olvido.
Están sentados.
El niño dirá una palabra para temblar la noche: su nombre.
Va a escribirlo en una piedra.
Con el tiempo a eso va a llamarle perdurar, sin percatarse
de que todo se borra, incluso este recuerdo.
Sin entender que crecemos
en la medida en que aprendemos a no morir
y que ninguna palabra basta para plantarnos de cuajo
en la memoria.
Un día están sentados.
Al siguiente nunca más.
(de Exterminio, inédito)
NIÑO Y REVELACIÓN
Todo lo que se escribe está, por naturaleza, demasiado lejos
de ser lo que es: como si para decir barco tuviera que pintar
primero el mar.
La idea del barco se anula sin la presencia del hombre mirando el agua
y el agua arrastrando espuma.
El barco no existe sin la superficie que empuja la palabra
y la obliga a ser.
Afuera está nevando. Digo Nieve. La nieve se anula
si no hablo del frío. El frío se anula si no hablo del hombre.
Todas las palabras son caminos de peregrinación hacia mí.
(de Exterminio, inédito)
1999
Orozco deja este mundo.
Mido con mi cuerpo la distancia de tu muerte
los pasos necesarios para cerrar la puerta.
No escribiré la noche. Escribiré la pausa de mi puño
y su espera, la pasión de quien arranca la piedra de la tierra
y la palabra de la boca, algo a favor de lo indecible.
Seré breve: quiero hablar desde el fondo del río.
Seré breve: nací con mi epitafio clavado en las manos,
al final todas las casas quedan grandes.
Olga: esta cosa es el paisaje, nuestros cuerpos moldeados
al lugar de la espera. Esta cosa es el paisaje:
escribir fuego. Morir de inmolación.
(de Exterminio, inédito)
| Sobre el autor |
Pablo Romero (Tucumán, 1999)
Sus poemas aparecieron en numerosos medios digitales e impresos de América Latina y España. . Lleva a cabo diversos proyectos editoriales que consisten en la difusión de poetas de su misma generación.
Su primer libro, Los días de Babel, fue editado en México en el año 2015 por Stillnes & Blood Press.
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4 comentarios:
Un poeta con la potencia de un grande.
Tu palabra siempre se me queda en la garganta, como un nudo que me obliga a detenerme y pensar sintiendo. Te admiro mucho, Pablo.
No tengo palabras: las tenés todas vos. Tu poesía es hermosa.
Sos inmenso pibe. No lo puedo creer
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