por Daniela Prado
Tania
Ganitsky (Bogotá, 1986)
La
voz es un lugar
oscuro
tomado
por animales feroces
en
los que ya nadie cree.
Para
hablar
hay
que escapar
del
fuego de sus pupilas
y
del filo de su hambre.
Para
poder decir
miedo
o mío
hay
que imaginarlos jugando.
Fátima
Vélez (Manizales, 1985)
Mudanza
del
blanco sacudimos
los
rastros de pintura
tras
los secretos
que
nadie le preguntó a las paredes
si
querían escuchar
pronunciamos
la palabra
y
la rutina no se forma
no
descurte esta nata amarilla
Debes
haberla pronunciado mal
No,
así la he dicho siempre
¿Cómo?
Con
el mismo tono de
Niños
a
la cama
ya
Déjame
a mí
No,
Tú
Sácanos
de las maletas
Ordénanos
en las repisas
ropa,
poca
libros,
los necesarios
inhalaciones,
ninguno las contó
cosas
livianas
no
vaya en un descuido
a
crecer una raíz
sobre
el Tenemos
casa, Tenemos casa
crujen
las tablas
podríamos
perforar con esta dicha
que
no embalsama para-siempres
pero
nos hace creer que siempre
no
es una distancia tan amplia
como
nos la han pintado
ahora
a hacer café
en
el centro
en
el frío
de
una casa
sin
ollas
para
los niños
una
buena ración de cereal
el
que les gusta
así
nos salga caro
más
tarde
la
llamada
Queremos
luz
Queremos
fuego
¿Nombre?
¿Dirección?
¿Código
postal?
comprobamos
que
la luz es buena
que
la oscuridad se ocupa de los miedos
y
nosotros de nuestra casa
pero
no debemos
acercarnos
demasiado a los rincones
los
rincones
hacen
desaparecer
cosas
y
gente
No
les metas cuentos
No
son cuentos
queda
un sótano por explorar
si
bajan
y
halan la cuerda
tal
vez se prenda un nervio
niños
no griten
y
ellos gritan igual
dicen
aaahhh
y
ahhhhh responde
también
se puede hacer de la voz una pelota
y
ellos que se quejan
de
no tener juguetes
Poema
perteneciente al libro “Casa Paterna”, leer el libro completo en
este link:
http://aplicaciones.uexternado.edu.co/poesia/img/casa-paterna.pdf
Hannah
Escobar (Titiribí-Antioquia en 1985)
La
poética del enemigo
A
Dianamar.
Cenizas
Todo
cenizas,
Dijo
que la entropía era al absurdo
Lo
que el palo a la veleta,
Que
la metafísica no era otra cosa
Que
un calor insoportable,
Me
habló de la gotera,
La
que cae en el recinto iluminado
Del
círculo vicioso del ser:
Las
mismas conclusiones
Los
mismos sentimientos
Las
mismas pérdidas
Las
mismas heridas
Siempre
Siempre.
Dijo
que yo era una muñequita de cerámica
Dijo
que imaginaba que el sol me sobraba.
Ella,
Únicamente,
Deambulaba
por los días como una puta sin acera,
Con
sus tres perros de caza.
Ana
María Arango Correal (Medellín, 1990)
Poema
que se compadece
Abres la boca y adentro un ojo precioso
-negro como los tuyos-
dice
Hoy no
Yo
-triste como una fruta que se descompone-
vivo todos los días desde entonces
como hoy.
-triste como una fruta que se descompone-
vivo todos los días desde entonces
como hoy.
Te
tocas el cabello en un bucle interminable y desprendes un olor que se
prende a mí
me
lo arranco
regresa
regresa
me
lo arranco
regresa
regresa
es un boomerang afilado
el sonido de tu voz
Silva
cuando cae
Silva cuando sube
Silva cuando sube
Sonido
¡Qué
ruido hace tu cuerpo cuando lo veo!
Cruje
en los ojos
no para de anunciarse en el espacio
no para de interrumpir este poema que se compadece
escucho el aleteo de tus manos mínimas
desvío
se disuelve (pasiva, impotente como una planta) la cadena significante
y no hay largo aliento desde entonces
no para de anunciarse en el espacio
no para de interrumpir este poema que se compadece
escucho el aleteo de tus manos mínimas
desvío
se disuelve (pasiva, impotente como una planta) la cadena significante
y no hay largo aliento desde entonces
no
coincide tu boca abierta con mi jardín
no coincide nuestra siesta
no coincide nuestra siesta
aunque
el sueño sea el mismo.
Me
consuela la idea
La novedad es infinita
cuando nada pasa.
La novedad es infinita
cuando nada pasa.
Laura
Estrada Márquez (Barranquilla, 1992)
Un
poema y no flores salvajes
Entre
el choque, idea equívoca
de
lo que ya no podemos ser más
y
entre el maltrato que traspasa nuestras formas subcutáneas
costras
perfumadas
del
pecho cuando florece
No
hay nada que podamos salvar
Que
quieres no sentir más
la
jaula como jaula
y
que quieres que los cadáveres que alcanzamos a ver
en
el río del que cogimos las últimas ramitas
no
sean nuestros NN
sino
los desaparecidos
de
otras personas
que
tal vez sí encontraron refugio
y
que si hay algo que se pueda suspender en el aire
en
un intento por liberarnos de la terrible idea de separación del alma
y el cuerpo
No
serán tus babas
ni
tu gravedad, justicia poética u orgasmo
Será,
eso sí
la
decisión
de
encontrar belleza en todo aquello que esté roto
y
no intentar arreglarlo
Alexandra
Espinosa (Bogotá, 1995)
Singularidad
Individual
nunca significo aislado sino irrepetible,
individual
no significa caminar creyendo que morirás solo,
individual
significaba sentarte en ese teatro
para
trescientos asistentes y ser indivisible, singular.
Nunca
veo el mundo moviéndose,
jamás
tengo la impresión de estar colgando de una ley,
mi
peso me sostiene
A
veces ciertas personas te ven directo a los ojos,
y
el espacio parece algo húmedo,
Siento
que puedo extrañar para siempre a las personas que amo,
pero
al mismo tiempo veo todo lo que pasa
y
no siento nada,
Salvo
que podría decir esto.
Asiente
hacia mí.
La
humedad se prolonga.
Ni
siquiera necesito que estés de acuerdo.
Es
el beneficio de la amistad,
saber
que tienes un lugar en el que se puede estar tranquilo,
aunque
nadie tenga ganas de estar ahí.
Una
espalda recostada en el agujero de la ventana,
y
el sol quemándote la piel,
un
día que ya no puede volver a ocurrirnos.
Lorena
Tello Gálvez (Cali, 1997)
Lo
que no se prevé y se conserva
Coincidencias
dilatándose en una línea
atemporal,
mental, infinita
que
no logro nombrar
Como
ese día en el jardín de niños
cuando
compartiste una sonrisa mandarina
con
el reflejo de otra infante perdida, como tú
ante
el mundo
rieron
un
mariposario colgando del techo
lloraron
y
al apretar fuerte los ojos limones,
brotaron
esquirlas y trocitos de vida
que
se fueron,
un
globo del adiós incrustado entre el vapor de agua
y
la basura ambiental
O
cuando jugaste a saltar la cuerda
la
gravedad espacio temporal de la niñez disipada
volviste
al suelo, caíste contra el pavimento
en
el choque te bajó la regla
y
una chica que también se cubría del temporal,
te
dijo que tranqui, que la fruta algún día maduraría
te
prestó su suéter
te
abrazaste
Podría
nombrar este texto Camila, Paulina, Francisca
cualquier
nombre,
Lorena
o
con todas las constelaciones
que
tuercen los labios como el viento a las palmeras en sonrisas
radionovelas
por la tarde
sin
buscar encuentros
de
esos que no se prevén, pero se conservan.
|Sobre
la compiladora| Daniela
Prado.
Cali, Colombia. 1994. Estudiante de Lic. en Literatura en la
Universidad del Valle. Collagista, poeta y gestora cultural. Publicó
“Íntimo”
Plaquette de poesía impresa en Brasil y traducida al portugués por
Munganga edições (2018) Publicada en múltiples antologías como:
90 revoluciones de la editorial Mecánica Giratoria (Ecuador), Hot
Babes de la editorial Ojo de Pez (México) y la Antología de poesía
del siglo XXI (en edición bilingüe) de la Editorial LOreille du
Loup.
Escribe
y publica sus poemas y collages en el blogspot:
http://danielaprse.blogspot.com.co/
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