Foto de Camila Baron, Encuentro Nacional de Mujeres, Chaco 2017


El lapacho es la imagen de la furia


El color de los perros ahorcados
se confunde en el perfume del lapacho
desde el tren, el campo parece
santo de frente partida
contra el alambrado
- cuántos estigmas puede un cuerpo
cuántos cajones de fruta podrida
protegen los días de los culpables-
de púas que se doblan oxidadas
sobre las pasionarias, esperan
convertirse en lanzas
bajo una lluvia de meteoritos
que se anuncia para el final 
del verano;
de noche se apagan 
desvían los senderos los ciegos
doscientos gallitos azules
pululan tiran a gracia 
el maíz polvoriento sobre las crías
persiguen
la estela federal del tesoro prometido
lavando la sangre con los picos.
Las manos de las chicas aparecen 
entre las flores del lapacho 
desplumadas en la tierra,
debajo los ojos ni recuerdan
que las últimas estrellas
se parecían al canto astillado
de las sirenas manchando
los manteles tendidos en los patios,
lluvia de meteoritos
asteriscos rotos
el miedo es pestañeo del latido 
animal,
cruzaré las vías, cruzaré el día
si me tocan
si me tocan
si me queman
no somos corderos
no somos corderos
no seremos res adormecida
en el postre de los asesinos
si me tocan
si me tocan
si me queman
cuento mis costillas
mías,
si me tocan
si me tocan
si me queman
cuento mis costillas:
hay balas para todos.

Gabriela Clara Pignataro

...

La primera vez que un hombre me invitó a salir mamá me invitó a su cuarto
me sentó sobre la cama que olía a algo perdido
y me hizo trenzas
yo era fea y era chica mi pelo caía en cáscada sobre los hombros
no sabía nada de ser mujer
mamá me sentó frente al espejo y me hizo trenzas con las uñas
cortó las puntas florecidas hasta que formaron un charco
bajo los pies que me colgaban 
dijo ahora sí estás hermosa
como quién habla de un muerto
tomó un fósforo y lo prendió contra su piel
áspera del sol
me hizo tocar el fuego con las yemas hasta que dejó de dolerme
corrió la trenza de mi oído y suspiró
cuando la primera arruga aparezca hay que quemarnos vivas
para que los hombres no lo hagan por nosotras

mamá me parió de chica y tuvo otras once hijas
las primeras cinco las vomitó de madrugada
siete las arrancó de sus propias cutículas
las fermentó en frasquitos de cerveza vacía en fila india al final de la cocina
mamá no nos tuvo de la panza
nunca estaba embarazada porque su cuerpo no quería crecer
en un limbo eterno
ni florecido ni marchito
su estómago se encogía cuando sentía palpitar otro corazón
el suyo 
ya era tan chico que no cabía 
ahí
la última de nosotras se escapó sin ruido 
se perdió en el inodoro y nunca volvió
mamá dijo que era un bebé de agua
hecho con lágrimas y frío
y ahí se quizo quedar

mamá no puede crecer vive su belleza a través de mis brazos
siente el viento en mis poros
se ríe en mi boca cuando me invitan a salir
cuando los hombres tocan mi pelo
las puntas marchitas
escucha los ojos de miles de hombres que me miran y les contesta por mí
son sus palabras las que dicen gracias
es su boca la que se abre cuando recibo un beso
son sus labios los que ofrecen 
placer
mamá 
vive en mi cuerpo como una rosa en un florero
ya muerta pero todavía no marchita
disfrutando los últimos minutos de admiración hasta apagarse

mamá dice nuestro cuerpo es un templo y algunos hombres vienen a rezarnos y otros vienen a arrasar con todo
nuestro cuerpo como un altar dorado lleno de rosas
las de mamá están marchitas
cuando la primera arruga venga vamos a quemarnos antes de que los hombres nos encuentren porque
qué es una mujer joven más que su belleza
qué es una mujer vieja más que una bruja
a unas nos aman
a otras nos queman
Alma Alnoir

...


Ni Muy Trillado

No me enseñaron a quererme
me enseñaron lo que hay que hacer para ser querida
me enseñaron a ser objeto de placer de lo contrario una inútil
me enseñaron a ser deseada
a querer ser partida
me enseñaron a mostrar las piernas
me enseñaron que soy lo que disponga un grito de calle
me enseñaron que la bondad es decir que sí
que es un juego de minita decir que no
que soy la responsable de la voluntad del psicópata
me enseñaron a asumirme culpable de mi primera violación,
que mi trauma es la absolución de la segunda
el hostigamiento no es tanto si el niño es sufrido
el violador es menos violador si el niño ultrajado
que quizás un poco me guste el manoseo de tren
si la violación es colectiva es porque quiero fiesta
soy culpable del estado analfabeto
de la comicidad de algún funcionario virgen que no entiende
del vaciamiento corporal
culpable de la soledad estructural de mi alma
culpable de haber aprehendido la sumisión como respeto
culpable de la vergüenza
de pedir ayuda
quizás deseo sufrir
quizás me merezco el bife
algo habré hecho
la culpable soy yo la culpable soy yo la culpable soy yo
por creer que no va a pasar
nunca más que se va a disculpar
soy habitante de la falocracia
me enseñaron venderme al mejor postor
que por lo menos me pague el café
que me de un techo que invite la cena
que me coja
que me traslade
que me quiera seguir cogiendo
que me quiera solo para él
que me cele, que me grite, que me parta, que me encierre,
me prohíba me sacuda me mate
siempre por pasión.

Patricia González Lopez


Foto de Camila Baron, Encuentro Nacional de Mujeres, Chaco 2017


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