Antes de la juntada de cada noche vieja, sí o sí salgo a caminar. Antes de la reunión en familia, con amigos o con quién toque, elijo salir a patear y hacer mi especie de pre temporada. Es una necesidad, una buena necesidad. Las calles están desiertas. Solo hay pocos, somos casi nadies, apenas existimos, como en un justo antes de la lluvia, los sin paraguas, los menos.
Y camino, y saludo y cabeceo de lejos a una cajera que recién cerró la caja en algún supermercado, a un sereno, en una esquina, en su garita decorada y luces que se encienden y se apagan, que se encienden y se apagan. Un adicto a la nicotina busca un kiosco para poder comprar sus cuatro Camel fat box Special Pack Navideño o Lucky New Year Nicoteen.
Uno sale a trotar, porque no sale a correr. Es la mejor hora, no hay nadie y nadie compite. Corre para él mismo. Los que corren desesperados corren buscando un lugar en alguna mesa para no quedarse afuera. Una ama de casa agobiada sale a pasear a su perro y a pasearse ella misma y que en su casa se arreglen un rato sin ella y que las uvas se cuenten solas.
Los skaters no quieren llegar a casa, no tienen más de quince y la estiran, la demoran y eskatean más porque saben que llega un nuevo año y qué chucho man, eso sí que da miedo. ¿Quién les asegura que un once sea mejor que un diez? Las bicicletas pedalean en el mismo lugar, tampoco quieren irse y celebran bailando un valcesito en una llanta. Sobran los buenos deseos muchas felicidades multicolor y cuánto rompeportón. Pedimos paz entre petardo y metralleta y viva la guerra, yeah!.

Por la ventana de un edificio en un tercer piso veo a una chica frente a su máquina, sola; pero no está sola porque teclea y chatea.
Barranca abajo por el río un Papá Noel demasiado flaco para ser un Papá Noel, pelea para sostenerse. Habla solo, revolea una bolsa y le da al pico de alguna botella, perdido en el tiempo de la repartija regalera. Ya es tarde, pasaron siete días y una familia más que perdió sus regalos.
Más lejos en el muelle uno se zambulle en su suerte, firme con la caña de pescar. Sabe que hay más pique cuando no hay nadie.
Ningún boludo.. the early bird catches the worm.. dice el blues...

Cruzo un paso nivel y justo sale un tren. Aunque nadie lo note, alguien lo conduce. Lo saludo, me saluda. Nunca más me va saludar. Me saluda porque en horas termina el año y somos socios ahora, mañana no. No me da pena. No nos da pena, nos alegra porque es un rato nomás y sabemos estar y existir a nuestro modo. Ya habrá tiempo para el brindis y para más gente.
Y sigo caminando ... y veo muerta una pelota de fútbol abandonada. Nadie la quiere. 
Ahora todos tienen su pelota, antes sólo la tenía uno y una para todos y todos para una.
Nadie te avisó que esta noche la luna es llena y del río la ves salir y blue moon es grande. 

Esa pelota sí que nadie la tiene, eh.
Sos testigo de un espectáculo que no se organiza cada año. No hay tickets en venta, no hay vips, sólo gente con suerte. ¿De qué se ríe la luna? Tiene cara de gato.
Los pocos se miran y la ven salir suave... privilegiados.
Y ya es hora, me toca volver a casa. Me preparo para la noche. Me preparo para la celebración que ya es tradición.
Es en año nuevo cuando más me gusta respirar hondo, hablar poco, no pensar en nada y fumar mucha marihuana.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=GFcRC6daD9A

Anónimo dijo...

alguien sabe si martín wilson es el de tiempos de neón? que era una revista , y dicen que hay un libro
saben que editorial?

Anónimo dijo...

es ese mismo... si hacés click en el título de la entrada, vas a su perfil de facebook...

de lo del libro, ni idea... pero capaz que él mismo te lo contesta...

saludos!

c J.

Anónimo dijo...

esa!

Anónimo dijo...

great. de verdad me gustó.

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