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una vez (era la tarde) yo estaba borracho y me tiré en un lugar. hice todo lo posible por arruinarle la vida, o al menos el día, a alguien y fracasé. pero después llegó ella, una ella. y prácticamente la obligué a que se tirara o se dejara caer al lado mío. lo hizo. porque era puta o muy ama de casa o demasiado cristiana apostólica mexicana. le di cerveza en la boca. vertí cerveza de mi boca a la suya y ella tragó con dificultad, con sigilo, con los ojos apretados y los labios fruncidos como cola de paja. pero no fue suficiente (para mí no lo fue) y le eché cerveza en la boca, directamente del pico de la botella y se manchó las mejillas y el cuello y chupé todo lo que pude porque quería emborracharme más y peor a ella.
juntaba las rodillas bajo la falda recta, tenía el rodete que le estiraba el cuero y le levantaba las cejas, cuidaba el largo de su pollera y aún así, se dejaba por mí. le llené de alcohol las piernas inseparables y la hice eructar. le pegué en el estómago para que reaccionara (le dio una cosquilla). aflojó esas piernas ásperas pero el rodete era de piedra. cuando me incorporé para darle mi guasca vi que estaba tocando un límite y seguí. pero ella no. ella preservaba sus labios fuertes y los ojos evadiéndome y me cansé. me dolió la cabeza. me tiré a su lado. apoyé la cara en su pecho y le acaricié las rodillas que seguían una contra la otra. entonces, ella que no había dicho nada, dijo algo que me olvidé, me olvidé


[ -->1ª parte<-- ]



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