Visión de san pedro:
ella es una diosa.
Sentada sobre una roca
medita.
No hay después algo puro.
Su pelo toca las nubes que viajan ligeras.
Los colores blancos más luminosos,
nubes
que rozan su cabeza.
Yo abajo con los pies en el agua,
no pienso, sólo escucho el regalo.

Este es mi imperativo:
consumir la porción de infinito
que me toca, aún,
aún cuando me corresponda algo de infierno.

En esa montaña no quedó una pregunta sin respuesta.

3 comentarios:

eriatarka dijo...

lindo lindo...

un beso!

augusto enrrique dijo...

muy bueno, hermosas visiones de un saber alternativo

fusión intimista con la belleza de lo natural

gracias por el regalo de estas palabras

Nadia Sol dijo...

bello! (como agua clara)

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