Escondidos de la noche y de esta lluvia andan los pájaros que todavía a las 5am no rompieron a cantar.
Mientras, yo sigo guarecido, asustado de mis sueños, enjaulado en mi pieza sin saber bien cómo se cuentan esta clase de sentimientos.
Soy libre de todo menos de mí, y eso que me llamaba adorador de mi pasión, amante de la libertad y amigo del conocimiento. Mas mi amor se ha hecho un ejercito de amistades en contra de mi adoración. Incomprensible pulso vital se me hace el dios que soy de mí, como un carcelero que odio y debo adorar.
Como la ciudad, que anda por ahí fuera, sola, bañándose de luna y de faros, empapada de luz. Así yo huyo de ella con la excusa de que tengo que escribir estas palabras.
Me parezco a los pájaros esos que no cantan todavía. –Yo recuerdo cómo es el sol, pero necesito verlo de nuevo todos los días para volverle a cantar.- dicen esos pájaros.
Mientras, yo evoco aquel tiempo sin sueño, ni ganas de dormir. Con los dedos entrelazados tras la cabeza y la mirada fijamente perdida en la ventana me acuerdo de noches que me fueron eternas. Mi enamorada pasión tiraba de las riendas y allí quedaba yo como un corcel leal, fiel, más bien como un esclavo agradecido. Había más vuelo y locura enamorado de mi amo. Era más pájaro cuando amaba tu viento, tu tempestad que fue mi brisa.
Pero ahora ya es diferente. La desvergonzada libertad se levanta contra mí y contra mi espíritu que se avergüenza de la tiranía de su liberación.
Ah, mi pasión. La amé tanto, que tanto se dejó conocer ella, hasta la desnudez y las entrañas. Y frente al dios libertino de mi sabiduría se dio ella entera en su belleza incomprensible. Envidia, ese dios libertino, sus riendas capaces de llevarme donde soy incapaz de llegar.
¿Dónde quedó perdida mi sonrisa ante el desordenado latir de mi corazón desde que abrí la celda de mis amores?
Yo era un orgullo estúpido, pero un orgullo al fin. ¡Reclamo que mi pasión arrebate sus culpas de mí! ¡Ya no me basta recordarla así, aurífera y autoritaria, mi pasión! ¡Mi ímpetu conmigo y con las llaves de mi corazón de vuelta!
Cárcel de culpa y confesión se me antoja mi libertad fuera de la celda de su amor. Que se agazape a mi locura y me arroje de nuevo al catre de aquel cubil de sacros sacrilegios del que quise huir. Que me arroje fuera de esta caja de dormir la vida, de este edificio antinuclear.
Llévame, pasión, hasta el pavimento vaporoso de mi calle, y con mi corazón latiendo en tu lazo nuevamente iré por los pasajes, viendo las puertas y los faros tras la lluvia, como lunas en la ducha. Hagamos un par de tonterías por ahí fuera otra vez hasta que no escuche más pájaros, y la libertad, como jueza impune, me lleve de nuevo a su celda donde ya no pueda ver más tu sol brillar para mí otra vez.
Rompe a cantar de nuevo, que mi sol no se anima a salir sin tu música.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

me encanta tu forma sutil, bella o nose como descrbir pero me encanto lo de la luna en la duchaa!admiro tu manera de ver o redactar las cosas!... me agarro cosita al leer esa frase!!
GIME

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