poesía: El tiempo de las flores, de Guillermo Villani




nos conocemos desde antes
de esos rincones secretos 

una cartita en el fondo 
del pupitre escolar 

aunque un golpe 
viniera a corregirnos 

nuestra piel seguiría siendo 
hermosamente tierna

... 

podía verte dormir 
y ver un hilo de baba 
caer sobre tu propio brazo 
acariciar tu espalda 
besarte el cuello 
pero muchas veces 
preferí no moverme 
tal vez temía equivocarme 
una cama es una casa 
demasiado 
angosta y delicada 
para compartir

... 

hago espacio para tu cuerpo 
un pozo un agujero 
no me malinterpretes 
árboles arbustos plantas 
crecen y crecen 
esto no es una práctica de invocación 
esto es un altar para la ausencia

... 

solíamos 
acostumbrarnos al calor 
atravesar el campo 
arrastrando una pelota 
para patear entre 
la densidad y la atracción 
decían que una amistad 
se construye de aventuras 
entonces nos veían jugar 
más allá de la casa 
del jardín de la cerca 
nos veían unidos 
al horizonte de vegetación 
que crecía y se descontrolaba 
cuanto más nos acercáramos al río 
tal vez nos atraía la distancia
la promesa de refrescarnos 
las formas en que podíamos reír 
las ramas las enredaderas de testigo 
la piel marmolada por las luces del mediodía 
la pelota resbalando por la humedad de los cuerpos 
yo solía detenerme en tu perfil a contraluz
te golpeaba por la espalda para provocarte 
era cuestión de tiempo 
dejar que el verano madure 
una tensión un roce una corrida 
podíamos caer en el camino 
cuánta agua sería necesaria 
para calmar nuestra sed




*poemas extraidos del libro El tiempo de las flores, 
de Guillermo Villani, editado por Elemento disruptivo, 2019


| Sobre el autor |

Nací en febrero 1992, en San Justo, aunque crecí entre el departamento de Morón y la quinta de mi abuela en Casanova. Del cuarto piso temía sacar la cabeza por la ventana pero amaba asomarme y mirar la multitud. En cambio en el chalet de mi abuela las tormentas sonaban más fuertes y le temía a las sombras de los pinos a través de las cortinas. Suelo acordarme más de los miedos quede los placeres. Pero nunca nos faltó la comida, los libros, los discos y el té. Empecé a escribir empujado por la muerte de un amigo a los dieciséis y nunca dejé de hacerlo. Ahora además encuaderno y edito en Ausencia editora, como un refugio donde compartir las complicidades que me rodean. 

| Sobre Elemento disruptivo |

Nuestra editorial se funda en 2014 bajo la premisa de generar una casa editorial como punto de encuentro y partida tanto para el cobijo a poetas como espacio para el debate y la investigación poética. En estos años trabajados abrimos cinco colecciones de publicaciones impresas con la intención de generar un panorama global de la poesía argentina joven. Es nuestra meta y
nuestro interés primero el de trabajar desde distintos lenguajes con el fin
de construir una voz poética.

Las mujeres que conformamos este proyecto provenimos desde ramas distintas  (diseño gráfico, corrección de textos y comunicación social), por lo cual también tenemos una búsqueda individual que descansa en la formación del oficio editorial. En ese sentido, compartir con compañerxs editoriales nos parece fundamental para complejizar los debates en torno a la tarea que nos concierne y, entre todxs, desarrollar contenido editorial de alto valor literario, diverso y accesible.


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