nos conocemos desde antes
de esos rincones secretos
una cartita en el fondo
del pupitre escolar
aunque un golpe
viniera a corregirnos
nuestra piel seguiría siendo
hermosamente tierna
...
podía verte dormir
y ver un hilo de baba
caer sobre tu propio brazo
acariciar tu espalda
besarte el cuello
pero muchas veces
preferí no moverme
tal vez temía equivocarme
una cama es una casa
demasiado
angosta y delicada
para compartir
...
hago espacio para tu cuerpo
un pozo un agujero
no me malinterpretes
árboles arbustos plantas
crecen y crecen
esto no es una práctica de invocación
esto es un altar para la ausencia
...
solíamos
acostumbrarnos al calor
atravesar el campo
arrastrando una pelota
para patear entre
la densidad y la atracción
decían que una amistad
se construye de aventuras
entonces nos veían jugar
más allá de la casa
del jardín de la cerca
nos veían unidos
al horizonte de vegetación
que crecía y se descontrolaba
cuanto más nos acercáramos al río
tal vez nos atraía la distancia
la promesa de refrescarnos
las formas en que podíamos reír
las ramas las enredaderas de testigo
la piel marmolada por las luces del mediodía
la pelota resbalando por la humedad de los cuerpos
yo solía detenerme en tu perfil a contraluz
te golpeaba por la espalda para provocarte
era cuestión de tiempo
dejar que el verano madure
una tensión un roce una corrida
podíamos caer en el camino
cuánta agua sería necesaria
para calmar nuestra sed
*poemas extraidos del libro El tiempo de las flores,
de Guillermo Villani, editado por Elemento disruptivo, 2019
| Sobre el autor |
Nací en febrero 1992, en San Justo, aunque crecí entre el departamento de Morón y la quinta de mi abuela en Casanova. Del cuarto piso temía sacar la cabeza por la ventana pero amaba asomarme y mirar la multitud. En cambio en el chalet de mi abuela las tormentas sonaban más fuertes y le temía a las sombras de los pinos a través de las cortinas. Suelo acordarme más de los miedos quede los placeres. Pero nunca nos faltó la comida, los libros, los discos y el té. Empecé a escribir empujado por la muerte de un amigo a los dieciséis y nunca dejé de hacerlo. Ahora además encuaderno y edito en Ausencia editora, como un refugio donde compartir las complicidades que me rodean.
| Sobre Elemento disruptivo |
Nuestra editorial se funda en 2014 bajo la premisa de generar una casa editorial como punto de encuentro y partida tanto para el cobijo a poetas como espacio para el debate y la investigación poética. En estos años trabajados abrimos cinco colecciones de publicaciones impresas con la intención de generar un panorama global de la poesía argentina joven. Es nuestra meta y
nuestro interés primero el de trabajar desde distintos lenguajes con el fin
de construir una voz poética.
Las mujeres que conformamos este proyecto provenimos desde ramas distintas (diseño gráfico, corrección de textos y comunicación social), por lo cual también tenemos una búsqueda individual que descansa en la formación del oficio editorial. En ese sentido, compartir con compañerxs editoriales nos parece fundamental para complejizar los debates en torno a la tarea que nos concierne y, entre todxs, desarrollar contenido editorial de alto valor literario, diverso y accesible.
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