Selección de poemas del libro "Al fondo hay un jardín" de Julián Forneiro, editado por Patronus Ediciones (2024)
Selección por Nadia Sol Caramella
en viaje
voy por el camino de la ribera
el entubado lleno de yuyos
tengo la remera de Coltrane
y el bolso rojo de mi padre
la peatonal amplia y desolada
me estampa contra nubes claras
así rocas y flores
bautizan el campo blanco
las personas que amé
están junto a los árboles rojos
y como yo
al empujar piedras por horas
no dicen nada
...
una visión del final
recuerdo tus manos blancas
como un cielo hecho de nubes
que asoman entre paredones
de una madrugada perdida
pétalos de palo borracho
color rosa casi rojo
hoy no veo flores
en la noche no llueve
no hay aromas que admirar
cada tanto rocas pequeñas
que giran en la altura
una herida que no se va
ni con el agua helada
pero ah, las flores mojadas
en el piso
creo que eran rojas
ese día
...
lo importante
levantarse temprano
o por lo menos ocuparse
de las cosas pendientes
debería limpiar la cocina
llamar a mamá
afeitarme y pasar un trapo
por arriba de todo
lo que está sucio
estoy en una casa
con comida y agua
la muerte parece
lógicamente lejana
debería estar tranquilo
...
como hubiese querido
enmarcada en una pronta despedida
el agua corre sin preocupaciones
luego de una borrachera
mi cuerpo cubierto con algas
no dará lugar a nada
ni una nube en el cielo
el sonido del río
tocará los bordes de las rocas
mis amigos preguntarán por mí
...
la palabra oculta
la destrucción
de un silencio perfecto
siempre es algo triste
la preciosidad del mundo
se ve atiborrada
por el hombre que habla demasiado
los pétalos
las luces
una noche
rememoro los cielos
que me señalaste
en un evento limpio
no hay poema mejor
que ningún poema
| Sobre el poemario |
“Al fondo hay un jardín es, al fin, un libro que contiene muchas músicas. En él habla la naturaleza: se escucha el rumor de un río, el paso del viento y la calma de la montaña. Pero también las bocinas de la avenida, los trenes saliendo de la estación y el murmullo de los vecinos del barrio. Son poemas que oxigenan, como si plantaran un bosque mientras se desatan incendios forestales. Y si fuera imposible, por falta de espacio y de tierra, igual dejan su semilla. Si su bosque se redujera a un bonsái, valdría la pena regarlo cada día”. Julián Berenguel
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